Tras un festín en casa, el Eibar acrecenta las dudas del Granada CF en Ipurúa, donde la maldición no cesa. Los rojiblancos han salido del espejismo en el que se encontraban después de haber ganado cómodamente los tres primeros partidos sin encajar ni un solo gol. Uno de los principales culpables de esta pequeña “crisis” en Granada es la debilidad defensiva que han mostrado los nazaríes en estos dos últimos partidos, que hubiera sido más notoria de no ser por las paradas meritorias de André Ferreira .

Los nazaríes han pasado de tener una fiabilidad del 100% en defensa con un André Ferreira sin apenas trabajo, a encajar cinco goles en dos partidos. La baja de Ignasi Miquel fue notoria contra el Eibar y supuso una nueva zaga. Por otro lado, Karanka optó por dejar en el banquillo a Quini y apostar por Jonathan Silva. La pareja Cabaco- Rubio consiguió dejar vivo el encuentro durante setenta minutos. Sostuvieron a Leschuk, consiguiendo desquiciarlo, pero en los últimos minutos la delantera armera no dio cuartel en el área nazarí. Cabaco en zona mixta fue consecuente e hizo autocrítica.

Además, los rojiblancos estuvieron poco acertados arriba, con un solo tiro a puerta en todo el encuentro. Otro aspecto que sorprende es la bipolaridad de Karanka con sus hombres. Ha cambiado radicalmente de opinión con Arezo y Sergio Ruiz. De ser titulares a no disputar ni un solo minuto. En cambio, el veterano Jorge Molina ha pasado de no jugar apenas a jugar todo en Eibar. Meseguer, por su parte, ha jugado un par de minutos en los últimos tres partidos. 

La derrota por la mínima en Andorra hizo daño, pero la goleada ante un rival directo como el Eibar es un punto de inflexión. El sábado, a las 18:30 horas, los de Karanka tienen la oportunidad de redimirse en casa ante el colista, el Mirandés, un rival que a priori, no debe dar la sorpresa en Los Cármenes.