Después de varias jornadas compitiendo a un nivel notable, el Celta cayó en Valencia sin mostrar la llegada ni la personalidad que exhibió en encuentros pasados, firmando un partido oscuro y lleno de imprecisiones que deberá olvidar cuanto antes si no quiere entrar en una tendencia negativa.

Igualdad en el inicio 

El partido parecía comenzar bien para el cuadro comandado por Eduardo Coudet, aprovechando las imprecisiones de los locales para plantarse un par de veces con peligro frente a la portería Che. Sin embargo, la presencia viguesa en campo contrario no tardó en disminuir. El Valencia se hizo con el balón y comenzó a bombardear el área rival con centros peligrosos desde las dos bandas. Tras varias acometidas valencianistas, los del "Chacho" tuvieron en el minuto 16 la primera de sus dos únicas buenas ocasiones de gol de todo el partido. Surgió de una falta directa que lanzó Iago Aspas buscando el palo del portero, pero Mamardashvili paró por bajo. Mediado el primer tiempo, Diakhaby tuvo la réplica, estrellando en la madera un remate desde el suelo.

Pausa de hidratación

El calor del Mediterráneo se hacía notar sobre el césped, y los jugadores de ambos conjuntos tuvieron en el minuto 30 unos breves instantes para refrescarse. Con la reanudación, las cosas empezaron a torcerse. Corría el minuto 36 cuando Samu Lino le cogió la espalda a Hugo Mallo en una carrera por la banda. El jugador del Valencia se plantó raudo frente a Marchesín, que despejó su tiro justo al lugar donde Samu Castillejo aguardaba con la caña para mandar el balón al fondo de la red. Los de Gattuso volvieron a plantarse en campo contrario y el Celta sacó balones fuera hasta que González Fuertes anunció la llegada del descanso. 

Herido de muerte

El guión de la segunda mitad no cambió demasiado respecto a los primeros 45 minutos. El Valencia dominaba, pero sin lograr crear grandes ocasiones, mientras los olívicos esperaban sacar partido de algún contraataque o error en la salida de balón de los locales. Coudet se hartó de la imagen de sometimiento que estaba dando su equipo, y en el 58 dio entrada a Carles Pérez y Gabri Veiga en lugar de Fran Beltrán y Óscar Rodríguez. Sin embargo, el plan revulsivo del técnico argentino se fue al garete sólo sesenta segundos después, cuando Franco Cervi, en un intento de robar el balón, resbaló varios metros por el césped hasta contactar con su tacos en la espinilla de Thierry Correia. Cuando intentó recoger la pierna ya era tarde: roja directa. En un instante se diluyeron todas las opciones celestes de puntuar en Mestalla.

Completamente sometidos

Larsen protagonizaría el último coletazo de dignidad para los vigueses, en un gran testarazo que volvió a detener Mamardashvili. A partir de entonces, el partido se tornó en pesadilla para el Celta. Las continuas llegadas valencianistas encerraron en su campo a los diez jugadores rojos que quedaban sobre el terreno de juego. Las ocasiones se sucedían, el Celta no lograba retener la posesión del balón y Marchesín tuvo que implicarse a fondo en varias ocasiones, incluyendo un mano a mano contra Kluivert, que había ingresado al campo poco antes. Quien sí marcó, cuando restaban diez minutos para el fin del partido, fue Marcos André, que había sustituido en el 71´ a un Cavani que no participó apenas en el juego. La ventaja de los locales no se quedaría en dos goles. André Almeida, en una de las incesantes llegadas a la portería del Celta, pondría la guinda a un partido coral del equipo valencianista, desde el inicio con las ideas mucho más claras que el conjunto gallego, que acusó una gran falta juego e intensidad.

Con esta derrota (3-0), los olívicos reciben su segunda goleada consecutiva y se alejan de los puestos europeos. El parón de selecciones sentará como agua de mayo a una plantilla que ha descubierto sus peores defectos en las últimas jornadas y deberá mejorar si no quiere alargar la mala racha cuando reciba al Betis en ABANCA Balaídos el primer domingo de octubre

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