Hablar de Sergio Busquets siempre es un reto, porque es prácticamente imposible encontrar palabras que definan su categoría y dominio sobre el verde. Como bien dice el refrán, “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Y Sergio dejará una huella muy difícil de borrar, por su trayectoria única, irrepetible y sin antecedentes. Riquelme no lo pudo definir mejor: «el único número 5 que yo he conocido en mi vida, que es un número 10».

A menudo se habla del contexto que Busquets necesita para brillar. Porque como todos los jugadores, viven de situaciones en las que sacar a relucir todas sus virtudes. Y el problema principal radica en que al Barça le es imposible mantener ese contexto que tanto necesita. Sobre todo en Champions.

El de Badia vive del trabajo colectivo, de hacer mejor a absolutamente todo lo que le rodea. Para ello, siendo conocedores de un físico que cada vez le limita más, necesita que el equipo no conceda huecos, sin perder el bloque, con y sin balón. Siempre fue un aventajado en la presión tras pérdida, y en defender hacia delante. Que este Barça cada vez conceda más contraataques, con sus correspondientes balances defensivos, lo sufre más que lo provoca.

Sergio es ese jugador al que le puedes tirar un saco de ladrillos, porque sabes que te va a devolver una casa. Ese punto de luz al final de la cueva que te indica la salida. O ese buen amigo al que le cuentas un problema, y te da la solución al momento. Por eso, Xavi y Luis Enrique saben que sigue siendo indispensable en sus respectivos equipos.

El fútbol vive de momentos. Hasta la acción más insignificante puede convertirse en el desencadenante para encajar, o marcar, el gol que decide un partido. Y a Busquets cada vez le cuesta más imponerse en ese tipo de acciones. Un duelo al que llegas un segundo tarde, esa falta que no haces para frenar una contra, o esa entrada que te permite recuperar la posesión en situación de desventaja. Se pretende que Sergio sea brillante en aspectos que nunca ha dominado, pero en su juventud, con un físico más dominante, podía compensarlo. A día de hoy, es impensable. No puedes esperar manzanas de un limonero.

Busi, durante la presentación de la plantilla 2022/23 | Foto: VAVEL Images
Busi, durante la presentación de la plantilla 2022/23 | Foto: VAVEL Images

El nuevo Barça de Xavi

El asentamiento de Gavi en el once, y la llegada de Koundé como falso lateral derecho, le han dado mucha tranquilidad. Xavi ha encajado las piezas de tal forma que minimiza al máximo ese tipo de acciones que ponen en riesgo al 5. El Barça presiona más arriba, y mejor, y además tiene a dos compañeros que irían a la guerra con un cuchillo en la boca. El de Los Palacios es una máquina de abarcar campo. Aparece presionando al primer hombre en salida de balón, y a los segundos está haciendo una cobertura en área propia. Y Jules es un prodigio en acciones defensivas.

Ese término tan abstracto como es el ‘ADN Barça’ cobra sentido con él en el campo. Cuánto más se acerque a la excelencia del modelo, más brillará Busquets. Directamente, es un jugador hecho a medida para ser la clave de bóveda. Por eso, encontrar el contexto idóneo para Busquets, y volver al modelo que convirtió al FC Barcelona en el club más exitoso del mundo, van de la mano.

La inteligencia táctica, y la perfecta ejecución de cada gesto técnico, la seguirá teniendo hasta el día que decida colgar las botas. Las condiciones físicas para seguir siendo competitivo en diferentes circunstancias, empieza a ser cada vez más discutible. No podemos decir que el Busquets de 2022 es el mismo que el de 2012. Sería un acto de injusticia con la trayectoria del mejor pivote de la historia del fútbol español. Cada día es menos camaleónico, y el fútbol actual te exige que lo seas cada vez más. Y, quizá, no sea el 6 idóneo para un proyecto tan ambicioso como el que tiene Xavi, pero no me quedan dudas que sí que es el mejor que tiene ahora mismo en plantilla.

Su último partido con la camiseta blaugrana cada vez está más cerca, y el espectador no está preparado para ello. Y el club, menos. Aún sabiendo lo que es perder a leyendas como Dani Alves, Xavi, Iniesta, Puyol, o el mismo Messi, el vacío que dejará Busquets será inigualable. Siempre quedará para el recuerdo como un jugador sublime y único. Como dijo Luis Enrique, con Sergio es más fácil decir qué cosas no destacarías de él, que las que sí.

Un equipo como el Barça vive de las grandes noches donde tiene que demostrar que es uno de los clubes más grandes del mundo. Y con el paso de los años, a Sergio le cuesta cada vez más llegar a esos niveles de exigencia a los que te somete cualquier rival grande en Europa. Llegó al primer equipo siendo un niño, y está en su mano marcharse habiendo sido un indiscutible del sistema hasta el último día. En esta vida hay que saber cuándo decir adiós. Quizá, con todo el dolor de nuestro corazón, su momento ha llegado.

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