Fin a la buena racha racinguista en este breve inicio liguero. El Eibar impuso su juego y sus señas de identidad, verticalidad, presión alta e intensidad, en Ipurua, donde se encuentran como pez en el agua. El Racing tuvo, pese a todo, el coraje suficiente para levantarse de un duro 2-0 y merecer al menos el empate con dos balones a la madera y un gol anulado. Este equipo está muy vivo.

Un inicio sin sorpresas

Prácticamente mismo once titular que en las jornadas anteriores, salvo los ajustes provocados por la baja de Pombo por sanción. El brasileño Matheus ocupó su lugar como segundo delantero junto a Gassamamientras que Arturo volvía a banda izquierda para compensar la presencia de los dos atacantes en detrimento de Íñigo Vicente

Con ello, el Racing salió replegado, buscando minimizar las acometidas armeras y preparado para salir raudos al contraataque. De esta forma, el ímpetu inicial del Eibar quedó algo diluido, pese a no gozar los verdiblancos de ninguna acción clara con la que compensar el empuje de Ipurua. Cuando el partido entraba en una fase de mayor tanteo, un centro preciso de Tejero encontró el desmarque de tiralíneas de Stoichkov, que sólo tuvo que desviar su trayectoria ante la mala salida de Miquel Parera, que quedó en tierra de nadie. 1-0 (min. 20) y sensación de que cualquier mínima desconexión costaría más goles.

El gol espoleó a los montañeses que, pese a no dominar el esférico con claridad, dieron una marcha más en ataque, incorporando un mayor número de efectivos. Un Juerguen excelso sacaba petróleo de cada balón que tocaba y en una contra rápida abrió con precisión a Mboula, cuyo centro fue rematado por Matheus al poste derecho de Joel. Primer aviso racinguista (min. 40) y el equipo empezaba a confiar.

Justo antes del descanso, nuevo mazazo para los intereses visitantes, ya que en otra jugada rápida Aketxe encontraba a Stoichkov dentro del área que fusilaba sin piedad a Miquel (2-0 min. 45). La pelota también golpeó en la madera, pero, esta vez sí, entró. Los caprichos del fútbol. Desajuste defensivo crucial de un Arturo Molina totalmente descolgado y un Pol Moreno que, lejos de ser el líder en la zaga, se mostró impreciso e insolvente. Al central catalán no se le puede pedir la velocidad de Rubén Alves o Mantilla (que sostuvieron al equipo en varias fases del encuentro), pero sí que la supla con la veteranía y anticipación que posee. Este día no la mostró.

Acierto en los cambios 

Cuando el 2-0 parecía una losa casi insalvable para los intereses verdiblancos, los jugadores apretaron al máximo a un Eibar que se conformó con que pasaran los minutos. Los racinguistas ganaron en posesión y en presencia ofensiva y la entrada de Íñigo Vicente y Camus por Arturo y Mboula terminaron de dinamitar el partido. El primer aviso llegó con un gol anulado a Matheus por una presunta falta en ataque cuando nadie la protestó. Posteriormente, una buena jugada del extremo vasco encontró a Juerguen que, con un centro preciso, permitió a Sekou subir, esta vez sí, el 2-1 al marcador (min. 60).

Tanto Sekou como Matheus fueron un quebradero de cabeza constante para la defensa local. Imagen: LaLiga SmartBank
Tanto Sekou como Matheus fueron un quebradero de cabeza constante para la defensa local. Imagen: LaLiga SmartBank

Los pupilos de GFR habían logrado lo más difícil a falta de media hora para el final del encuentro: meter el miedo en el cuerpo al Eibar en Ipurua, que empezaba a parecer el Sardinero por los ánimos de la afición desplazada. El partido entró en una fase vistosa de ida y vuelta donde Íñigo se entonó en el centro del campo para asistir a un Juerguen omnipresente. Camus fue un puñal, I. Vicente sacó su magia y tanto Sekou como Matheus olían sangre. Dos nuevos remates del propio Sekou pudieron significar el empate, pero Joel y el travesaño le negaron a los cántabros el premio del 2-2.

La entrada de Peque a falta de 15 minutos aportó frescura y desequilibrio en ataque, además de un nuevo remate que se fue alto por escasos centímetros. También los locales buscaron el 3-1 con sendas llegadas que acabaron en disparos lejanos de cierto peligro. 

Finalmente, la efervescencia del último tramo quedó diluida por el cansancio acumulado, la calidad local y un arbitraje demasiado puntilloso con los racinguistas, donde cada acción dudosa o peligrosa caía del lado vasco. Será más difícil si cabe salir de las posiciones bajas de la tabla si no se cuidan estos favoritismos a los equipos dominantes.

De esta forma, el Racing pone fin a su particular racha positiva (4/6) con sabor agridulce a su visita a Ipurua. El planteamiento inicial puede ser efectivo para minimizar las virtudes rivales, pero no se puede conceder atrás ante jugadores de esta categoría. Íñigo Vicente y Camus son demasiado lujosos para ser revulsivos ambos. Matheus y Gassama funcionaron juntos. Mantilla y Rubén Alves son unos apagafuegos constantes. Íñigo y Juerguen un lujo en el MC. Confiemos. La semana que viene más, con la vuelta de Jorge Pombo. A por el Málaga.