No está siendo un inicio de campaña plácido para los intereses racinguistas. Con mucho trabajo y un enfoque más replegado el conjunto montañés ha conseguido sobreponerse a la racha inicial de cinco derrotas consecutivas y cero goles a favor. Sin embargo, la salida del descenso ha conllevado la entrada de varios futbolistas clave en la enfermería dejando al equipo sin laterales derechos, jugadores creativos y -lo más importante- sin gol. O al menos sobre el papel, ya que sus tres delanteros -cuatro contando a Peque- se han ausentado en este último tramo de la temporada. Pero Romo tenía un plan.

Malabares en el once

La falta de efectivos ofensivos provocó soluciones de urgencia. Con Peque de vuelta a la convocatoria, -pero no 100% recuperado- el míster racinguista optó por darle a Alfon su segunda titularidad del curso como delantero de referencia. Movilidad, desmarques al espacio y mucha velocidad como armas para buscar la espalda rival y estirar al equipo. Como enganche, Arturo Molina buscaba abarcar mucho campo en defensa con conducciones que rompieran líneas y aperturas a banda en ataque. Delantera de circunstancias al estar ambos titulares fuera de sus posiciones predilectas. La única incógnita de ver quién acompañaba a Íñigo en la medular la despejó Fausto Tienza rememorando tiempos de dominio en 1ª RFEF.

Con tantos condicionantes y apenas tres días de descanso, todo parecía indicar que sería un partido muy sufrido ante uno de los más claros candidatos al ascenso. Como era de esperar, los jugadores verdiblancos esperaron agazapados atrás a un Alavés mandón y combinativo, que encontraba pases verticales entre líneas con demasiada frecuencia. Arroyo fue un puñal a la espalda de Íñigo Vicente y por banda derecha llegaron la mayoría de ocasiones blanquiazules teniendo la más clara el delantero Miguel tras apenas 30 segundos de encuentro. 

Pese a todo, el Racing supo intimidar la defensa visitante con varios robos adelantados fruto de una trabajada presión alta. En construcción, Íñigo Sainz-Maza era el encargado de oxigenar y pelear la posesión con varias conducciones de mérito a las que ya nos está malacostumbrando. Los laterales Satrústegui y Dani Fdez -cada día va a más- colaboraban en la creación e Íñigo Vicente ponía el temple y la calidad en banda. 

Contra la mayoría de los pronósticos, una jugada por banda de IV acabó en un centro mal despejado por Sivera que enganchó Arturo desde la frontal para, con una volea magistral, subir el 1-0 (min. 23) ante la incredulidad visitante -que estaban siendo manifiestamente superiores-. Jarro de agua fría para el colíder y balón de oxígeno para los locales, que ganaron una marcha más en la presión y las segundas jugadas. 

Arturo Molina celebra con rabia el gol que significaba el 2-1 y su doblete particular, frustrado finalmente por el VAR. Imagen: RRC
Arturo Molina celebra con rabia el gol que significaba el 2-1 y su doblete particular, frustrado finalmente por el VAR. Imagen: RRC

 

Cuando más equilibrado parecía estar el partido, un disparo desde la frontal fue desviado magistralmente por el delantero Miguel -en un tacón de mucha calidad técnica- que se coló en las mallas de un Miquel Parera ya vencido en el césped (1-1 min. 40). 

El gol noqueó en cierta medida a los verdiblancos -que también nos están malacostumbrando a no encajar- aunque el marcador ya no se movió sin ocasiones manifiestas en la primera mitad. 

David contra Goliath

El paso por vestuarios presagiaba una segunda mitad larga e intensa debido al gran fútbol que había desplegado el Alavés en la primera parte y la inercia de haber conseguido el empate. Sin embargo, todo cambió tras un córner botado con música por IV que Eneko Satrústegui mandó al fondo de las mallas con un magistral cabezazo. El Racing conseguía de nuevo ponerse por delante y los jugadores creyeron que la victoria era posible (min. 51). 

Cuando el conjunto vitoriano ya se disponía a sacar de centro, el VAR avisaba al colegiado Moreno Aragón para revisar un leve forcejeo entre Eneko y su marca, que cayó al suelo tras un choque con su propio compañero. Sin apenas protestas visitantes, el colegiado decretó falta en ataque y el gol no subió al marcador ante la incredulidad de los jugadores y casi 13.000 racinguistas que acudieron al Sardinero.

E-Q-U-I-P-O

La mecha estaba prendida. El gol anulado no sólo no fue capaz de minar la moral racinguista, sino que espoleó a los jugadores a pelear por un logro todavía mayor. Los jugadores se dejaron el alma, las coberturas fueron constantes e incluso llevaron el mayor peligro en las ocasiones que recuperaban el esférico. Dani Fdez se incorporó con acierto en ataque y Mboula y Alfon ponían en aprietos a los defensas blanquiazules. Camus y Peque entraron de refresco para terminar de agitar el partido dejando destellos de gran calidad y chispa. 

Dani Fernández cuajó un partido muy completo en defensa y en ataque, coronándose como MVP de la encuesta de Racing Vavel. Imagen: RRC
Dani Fernández cuajó un partido muy completo tanto en defensa como en ataque, coronándose como MVP de la encuesta de Racing Vavel. Imagen: RRC

 

En una galopada heroica de Camus, el balón acabó en Íñigo Vicente que en dos segundos telegrafió un pase que nadie más podía ver para que Arturo Molina controlase en el área batiendo con la zurda a Sivera. 2-1 (min. 80) y la locura se desataba por segunda vez. 

Pero de nuevo, el ya fatídico VAR avisó al colegiado de un leve toque con el brazo de Arturo al controlar. Con la nueva norma en la mano, el gol no puede subir al marcador -y así fue- pero no por ello dolió menos a la parroquia verdiblanca al no verse beneficiado en ningún caso -su pierna se encontraba justo detrás para controlar con más precisión- y tras el contexto global del partido.

Los minutos finales transcurrieron con más corazón que acierto y sin ocasiones claras para ninguno. Alkain vio la roja directa tras una patada a Fausto Tienza -que se las llevó de todos los colores- pero el Racing no pudo aprovechar su superioridad en los apenas dos minutos que restaban de tiempo.

El VAR

Con todo lo acontecido, hay que valorar positivamente el punto por cómo se compitió contra uno de los gallos de la categoría -como así lo demostró en una muy completa primera parte-. Sin embargo, no se puede negar la sensación de impotencia al ver como se utiliza el VAR para anular un gol por un forcejeo leve cuanto menos interpretable. No son la clase de situaciones para las que se nos explicó que serviría una herramienta tan útil como es el VAR.

En declaraciones del propio  Romo: “sensación entre el orgullo y la injusticia por toda la polémica, pero me quedo con lo que puedo controlar y en lo que estamos construyendo." Como bien dice el míster, no cabe espacio para las lamentaciones y hay que potenciar lo que funciona -que cada día es más- para que los resultados -igual que los lesionados- terminen de llegar. Por lo pronto, siete jornadas consecutivas sin conocer la derrota. Nada mal para un recién ascendido.

 

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