Victoria de permanencia la conseguida en La Rosaleda el pasado domingo. No por números, pues aún restan más de 10 jornadas para el final de La Liga, pero sí por sensaciones, dinámica y convicción. Y es que el triunfo conseguido en Málaga (ya son dos consecutivos), en un nuevo infierno (algo saben los racinguistas de esto), y ante un equipo absolutamente entregado a la causa debe servir como un nuevo punto de inflexión. Y no hablamos de este mes ni incluso de la temporada, sino pensando en cotas más altas para un -al fin- proyecto estable en LFP. Y es que el golpe de autoridad propinado el domingo con el temple e incluso tranquilidad mostrados debe servir a los propios pupilos de JAL para creer en su juego, el trabajo diario y demostrar cada domingo que pueden competir como lo que son, un equipo que merece continuar en LFP.

Hombres de confianza

El choqué arrancó con el homenaje a Iribar al que tantos equipos se unieron para dar paso a los hombres de confianza de JAL. Juergen Elitim volvía a la titularidad en detrimento de un Íñigo Sainz-Maza que cumplía su partido de sanción y aprovechó además para afinar su puesta a punto tras unas molestias de tobillo. El lateral Saúl García asumió los galones de capitán.

Como era previsible, el Racing arrancó el encuentro agazapado ante un Málaga CF lanzado por el frenesí de la grada (+26.000 aficionados) que buscaba atenazar a los cántabros con centros laterales y disparos lejanos en las botas de Lago Junior y Fran Villalba. Sin embargo, los pupilos de JAL mostraron sus colmillos lo justo con rápidas contras de Roko, Pombo y Mboula para meter el miedo a la parroquia local y sin permitirles así imprimir la continuidad necesaria para sentir al equipo "volcado". Miquel Parera salvó eso sí el 1-0 ante un disparo a bocajarro de Rubén Castro tras un malentendido entre Saúl García y Rubén Alves. De esta forma, ambos equipos enfilaron el túnel de vestuarios con la sensación en el ambiente de que el tiempo corría a favor de un Racing cómodo que esperaba su momento.

Expulsión y contemporización 

Todo guion de partido tiene sus matices. Nada es blanco o negro y cualquier acción aislada puede marcar el devenir de un encuentro cuyo destino pudiera parecer otro. Puede que sin embargo no fuera el caso del Málaga-Racing, pues dicha acción -una expulsión por roja directa a Genaro tras una fea entrada a Íñigo Vicente- no hizo sino acrecentar una ya clara sensación de desasosiego por parte de los jugadores locales -medio espoleados, medio condicionados por la ferviente hinchada impaciente- que quedaron a merced de un Racing que esta vez sí supo jugar con el tiempo y el esférico de la mano de Juergen, Aldasoro y el propio Íñigo Vicente. 

En una jugada asociativa de mucha paciencia y donde prácticamente todos los verdiblancos intervinieron, una precisa descarga de Roko Baturina permitió a Íñigo Vicente sacarse un disparo en una baldosa que batió por bajo a Rubén Yáñez (0-1 min. 68). Pese a que aún restaban más de 20 minutos no dio tiempo a que ocurriera mucho más, en parte por el buen hacer de los visitantes y su defensa con balón y en parte por la desesperación e inferioridad local, que siente cómo el descenso atenaza con una fuerza de la que hasta los jugadores de mayor calidad tienen muy complicado escapar.

De esta forma el Racing consigue su segunda victoria consecutiva (por segunda vez en toda la temporada) y ya son 7 los puntos que pone entre su zurrón y el de la Ponferradina, equipo que marca el descenso actualmente y que se doblegó de forma abultada ante el Cartagena (0-3). Los puntos sirvieron además para adelantar a otros equipos en la clasificación -Oviedo, Zaragoza y Andorra- y poder mirar así desde una aseada 14ª posición al tramo decisivo de liga. Lejos de conformarse, esperemos que espolee a los jugadores a seguir en esta línea ascendente y que podamos así ver la mejor versión de todos ellos. Como un equipo.

Celebración racinguista en el tanto de Íñigo Vicente. Imagen: LaLiga SmartBank
Celebración racinguista en el tanto de Íñigo Vicente. Imagen: LaLiga SmartBank

Nombres clave

Íñigo Vicente. Dueño y señor del balón, las ideas y el fútbol. Está en su mejor momento. Interpreta cada momento del encuentro a la perfección. Tercera expulsión que provoca, y no sólo marcó el gol de la victoria, hasta hizo un slalom maradoniano por su banda. Abarca todo el campo. Medio equipo.

Roko Baturina: Incansable. Se ha vuelto a ganar su espacio entre los nombres importantes. Él sólo puso en jaque a toda la defensa malacitana en varias ocasiones. Mucho trabajo sucio que tuvo el premio de una asistencia. Cuando le cambian los defensas respiran.

Lago Junior y Fran Villalba. Capitalizaron todo el juego ofensivo de los locales. Se echaron el equipo a la espalda en los momentos más delicados mostrando personalidad, verticalidad y muy buen toque de balón. A tener en cuenta de cara a una hipotética nueva temporada en LFP. 

Germán Sánchez. Se empieza a vislumbrar el central que se esperaba cuando llegó. Sin complicarse, hizo lo necesario en cada momento y defendió con la contundencia y poso que le faltó en jornadas anteriores. En la línea adecuada para reafirmarse como compañero de Rubén Alves.

Aritz Aldasoro. Otro que se le queda pequeño el campo. No sólo para defender, también se ofrece sin descanso en la salida de balón. Le toca una labor difícil y es impreciso en ocasiones, pero el equipo necesita ese riesgo y él lo asume con galones. Se antoja complicado no verle en el césped.

VAVEL Logo