Vendehúmos, fanfarrón, bocazas... Sin una mala trayectoria en lo puramente deportivo, las declaraciones de Iñaki Bea en las ruedas de prensa previas y posteriores a los encuentros es lo que está exasperando al socio numantino. Palabrería que se queda vacía al contemplar los encuentros que cuaja el cuadro rojillo, que está muy lejos del "rock & roll" que prometió a su llegada el entrenador vasco.

La última del de Amurrio, ha sido asegurar que la afición no está con el equipo. Sí, esa misma afición que tras dos descensos consecutivos ha viajado para ver a su equipo en Brea, Ejea, Teruel o, este mismo año, en Logroño y San Sebastián. Esa misma afición que está viendo a un equipo sin argumentos en Los Pajaritos durante esta temporada, que defiende bien, pero que es incapaz de atacar la portería contraria (razón por la cual se echó a su predecesor, por cierto, bastante más humilde que él).

Cambio de objetivo: del Playoff a la salvación

Cuando Iñaki Bea sustituyó a Diego Martínez, allá por el mes de noviembre, la meta que se ponía el técnico vasco era escapar cuanto antes de los puestos bajos para buscar acercarse al Playoff. Con el paso de los encuentros, el discurso tanto del técnico como de la entidad numantina fue cambiando a uno más accesible: eludir el descenso. Ya en el mes de marzo, y pese a que los puestos bajos de la clasificación parecen bastante lejos (a nueve están Real Unión y Atlético Baleares y a trece la Unión Deportiva Logroñés), la falta de ambición parece continuar anclada tanto en el club como en el entrenador. 

No muerdas la mano que te da de comer

Sin embargo, lo que de verdad está cansando a la afición del Numancia son las declaraciones del entrenador, carentes de autocrítica y excedidas en soberbia, en las que, además, se señala a quien, siguiendo el popular refranero español, no se debe, ya que es quien te da de comer. Este domingo, Iñaki Bea cargó contra la afición numantina, de la que aseguró que le afectan sus gritos y que: "Le gustaría que  estuviese con el equipo, pero no lo está". Estas declaraciones chocan con la realidad que se ha vivido en desplazamientos recientes como el de Zubieta y el de Logroño, con varios centenares de seguidores numantinos en las gradas.

Pero ahí no quedó la cosa en la sala de prensa de Los Pajaritos. El entrenador de Amurrio volvió a dar muestras de una soberbia cuanto menos chocante después de haber sumado su segundo empate a nada seguido como local al asegurar: "Es acojonante que esté diciendo que desde el club me siento respaldado, que ahora mismo se pueda discutir la destitución de Iñaki Bea me parece una insustancialidad, una torpeza, una auténtica osadía". 

La situación sería diferente, a buen seguro, si tras los encuentros el aficionado escuchase en qué se debe mejorar y qué se ha hecho bien, limitándose a buscar los errores y tratar de corregirlos. Algo que debe aprender Iñaki Bea es a cuidar al mayor activo actual de cualquier club: su afición. Y es que, desde su fichaje por el Numancia, el vasco está demostrando cuál es su principal error en estos inicios como primer entrenador, por la boca muere el pez.