La marcha de Joao Félix al Chelsea en el mercado invernal, que algunos calificaban de fracaso por parte del club, se acabó tornando en una bendición para el Atlético de Madrid. Dios sabrá si por este motivo, o por otros, el equipo comenzó a volar hasta el punto de alcanzar el mejor estado de forma de la temporada.

Por otro lado, Joao Félix, que decía amar el estilo de juego del Chelsea, acabó siendo relegado al banquillo tanto por Graham Potter como por Frank Lampard. Ambos debieron ver lo mismo que vio el Cholo en Madrid y ambos consideraron que el portugués no merecía los minutos que reclamaba fuera del campo. Y la gota que ha colmado el vaso ha sido la llegada de Pochettino, nuevo entrenador “blue” para la temporada que viene, que ya ha comunicado que no cuenta con Joao Félix.

Pese a que en Madrid la responsabilidad de que el chicho no triunfara se repartiera entre Simeone y el propio futbolista, los hechos, una vez más, parecen apuntar a que Diego Pablo Simeone tenía razón. Joao Félix es un magnífico futbolista pero un pésimo jugador de fútbol.

Griezmann, ejemplo a seguir

Por ello, el luso volverá a la disciplina rojiblanca y el panorama no está para nada claro. Para empezar, porque el chico no quiere jugar con Simeone y para acabar porque Simeone no quiere en su equipo a nadie que ponga por delante lo individual al colectivo.

Con todas las cartas bocarriba, la solución parece fácil, buscar una salida, bien en forma de cesión o bien de forma definitiva, y que el portugués no vuelva a pisar el Metropolitano. Sin embargo, el camino complicado suele ser el mejor. Joao Félix debe alejarse de un entorno totalmente tóxico, que le hace creer que es mucho mejor de lo que realmente es y debe mirarse en el espejo de Antoine Griezmann. El galo no se adaptó a las primeras de cambio cuando llegó de la Real Sociedad y con trabajo consiguió ser Campeón del Mundo y Top 3 en el Balón de Oro. Se fue, fracasó, volvió cuando muchos no lo querían y, de nuevo, luchando contra causas futbolísticas y contractuales (recordemos que comenzó jugando tan solo treinta minutos por ciertas cláusulas) se ha convertido, otra vez, en ídolo, referencia y estrella del conjunto rojiblanco.

La afición del Atlético exige otras cosas

Lo ha dicho muchas veces Simeone: “Para ser un ídolo en el Atleti no basta solo con ser un buen futbolista”. Y es verdad. La afición rojiblanca exige respeto, trabajo y lucha. Exige coraje y corazón. Exige que el futbolista ponga por delante los colores rojiblancos al ego personal. Lo entendió Griezmann y hoy en día es venerado por la parroquia colchonera. Ese es el camino  para triunfar aquí, Joao. No te equivoques de nuevo.

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