
Y otra vez. Otra vez el Sevilla no consigue ganar en la primera jornada de Champions. Otra vez se echa piedras en su tejado poniéndose el grupo más cuesta arriba si cabe. Otra vez, el Sevilla no saca los tres puntos por culpa de errores propios. Porque cuando tenia unos valiosos tres puntos en su mano gracias a un tempranero gol de Ocampos, llegó una falta al borde del área que Marko Dmitrovic no es capaz de parar. Y no será porque el balón fuese difícil, porque lo tenía casi todo para detenerlo y lo complicó más de lo que realmente era.
Una primera parte con sabor amargo
El partido empezó con un Sevilla lanzado. acechando a un Lens que buscaba la recuperación y transición rápida. Sin embargo, los franceses no terminaban de ser efectivos arriba por el buen trabajo defensivo de los locales, que en los primeros diez minutos se pusieron por delante con un gran gol de un Lucas Ocampos que estuvo fino durante casi todo el encuentro.
A partir de ahí, los hispalenses intentaron seguir controlando un encuentro que a los visitantes les interesaba que se rompiese, para aprovechar las rápidas contras que podrían hacer daño. y, en uno de los intentos de internada de Wahi, logró una falta que por poco estuvo de ser pena máxima. Pero el resultado tampoco iba a dejar descontentos a los visitantes, pues un golpeo no muy complejo de parar de Fulgini, acabó sorprendiendo a Marko Dmitrovic (y con ello a todos los aficionados allí presentes y en sus casas) y, tras tocar el balón, no fue lo suficientemente duro como para despejarla, acabando dentro de la red en el ecuador de la primera mitad.
Tras ello, el Sevilla siguió insistiendo, pero como si le hubiese caido un jarro de agua fría, pues cada vez parecían menos convencidos en ataque. No era el Sevilla que había entrado en el césped nada mas comenzar el partido.

Una segunda parte somnífera
Si alguien quisiese saber lo que significa hacer 45 minutos planos, podría ver la segunda mitad de este partido y lo entendería. La oposición que ponian los rojiblancos cuando los franceses se acercaban a su área, cada vez era menor. Muchos córners concedidos y balones fuera de control que impedía ser ese equipo eléctrico e insistente que exigía el encuentro. Pasada la hora de partido, entró el goleador del pasado Domingo Dodi Lukébakio, y viendo lo que hizo y lo que ha hecho, da la sensación de que llegó tarde su entrada al campo.
También entró al terreno Boubakary Soumaré, inexplicablemente por Djibril Sow, uno de los mejores (sí, otra vez) del partido, algo ya habitual. Con ellos cambió un poco la cara de los de Mendilibar, sobre todo con el belga que ha demostrado no tener miedo a chutar. En pocos minutos ya era de los que más peligro tuvo en toda la segunda mitad, estando cerca de firmar un golazo que acabó fuera por un despeje de la defensa rival, aunque el árbitro señaló saque de puerta.
Y así, iban pasando los minutos mientras las esperanzas de ganar un partido de champions en la primera jornada de la competición desde 2015, se iban diluyendo. En el Sevilla iba creciendo ese miedo a perder dos puntos claves mientras en el Lens, cada vez veían mejor el empate fuera de casa en un ambiente que estuvo a la altura de lo que es la competición. Así, los locales intentaban, insistían, persistían. A través de Lukebákio, a través del debutante Mariano Diaz, colgando centros, chutando desde fuera del área. Pero el gol no llegaba, mientras su contrincante hacía lo posible para matar el juego, pese a que tuvo una muy clara para anotar el segundo que salvó, ahora sí, el guardameta sevillista.

Finalmente, todo se resolvió con un empate. un amargo empate. El Sevilla tenía entre los partidos más viables de ganar el de esta noche, y no ha sido capaz. No porque no lo haya intentado ni porque haya demostrado inferioridad, sino porque un fallo que se sintió como una bofetada de las que te tumban, hizo que el partido pasase de ser dominado por los rojiblancos, a ser plano, aburrido. Con pocas ideas y pocas resoluciones en últimos metros. Y es que esto es el Sevilla en Champions en los últimos años, y ni cuando parece que lo tiene más facil, es incapaz de llevarse el primer encuentro de la edición de la máxima competición europea. Ahora toca remar mucho, porque lo que les viene ahora a priori es más complicado que lo que se han encontrado hoy. Les tocará acertar más incluso de lo que se preveía en las jornadas restantes, de no ser así, están metidos en un buen marrón europeo.
