
Declaraciones impropias, cabezonerías que le hacen irreconocibles, gestión pobre de una completa plantilla. Esto hace que los sevillistas se pregunten, ¿qué te ha pasado, Mendilibar? ¿Qué ha cambiado en solo tres meses, cuando el míster transformó a un equipo muerto en una arrolladora en Europa? ¿Por qué ya no se reconoce desde la grada a ese entrenador que, desde la sencillez, apostaba por un juego basado en atacar y atacar, y que daba oportunidades a todos los jugadores por igual? Como si fuese otro entrenador, de mayo a septiembre el vasco ha cambiado y eso es algo que preocupa muchísimo a los seguidores del Sevilla.
Mendilibar y el idioma
Si por algo se caracteriza José Luis Mendilibar es por ser una persona transparente y natural en sus ruedas de prensa. Por tener una coherencia y sencillez que en Nervión se echaba mucho de menos tras algunos entrenadores que hacían declaraciones más difíciles de comprender. O al menos así era hasta ahora, porque en las últimas ruedas de prensa parece otro el que habla en vez de él. En los comentarios posteriores a la victoria ante la UD Las Palmas, declaró que Sergio Ramos sí podía ser titular, al contrario que otros como Soumaré, ya que el primero si habla español a diferencia del segundo.
Esto ha sentado fatal a los aficionados. Normal. En un club de la talla del Sevilla, que es internacional y que debe aspirar a tener una plantilla a la altura, siempre va a haber jugadores de distintas nacionalidades. Habrá franceses, belgas, croatas. Y los habrá que sepan español y otros que no lo hablen y necesiten de un tiempo para aprenderlo. Pero no puedes permitirte el lujo de dejar sentado a jugadores que pueden aportar algo distinto a la plantilla por el simple hecho de no saber tu idioma. Eso genera dudas sobre si estás al nivel de un club donde este "problema" será algo habitual. En el fútbol, la comunicación es más fácil de lo que parece, pocas palabras se necesitan para relacionarte con los jugadores durante el partido, a veces casi con gestos basta. Y, sino, cuentas con figuras como las de los capitanes u otros jugadores políglotas que pueden transmitir a esos que aún no saben tu idioma lo que quieres decir.
Por tanto, excusarse en esto para no alinear a algunos como Lukébakio que está demostrando ser muy eléctrico y diferente a lo que ya había, o quitar a Sow más de 25 minutos antes del final cuando estaba siendo clave en la maquinaria del equipo, es un error que se puede calificar como extraño.

Una mejorable gestión del rendimiento de la plantilla
Cuando el año pasado llegó Mendilibar al Sevilla, hizo algo que hasta el momento pocos supieron hacer: distribuir bien los minutos entre todos los miembros de la plantilla sabiendo dar equilibrio para todos entre partidos jugados y descansados. Sin embargo, desde que empezó esta temporada, también está fallando en esto. Pese a no ir ganando, en los tres primeros partidos de liga no llegó a hacer siquiera los cinco cambios, algo que no se puede entender. Además, otros jugadores como Iván Rakitic requieren ser dosificados para rendir. Sin embargo, el croata juega cada partido todos los minutos, independientemente del rendimiento que ofrezca. No está sabiendo leer los partidos, como se vio en el del Lens, donde iba empate y colocó un doble pivote con Fernando (que también debió haber cambiado porque estaba muy mermado físicamente y no lo hizo) en vez de meter pólvora arriba para buscar el segundo gol y la victoria.
Esta es una de las cosas que más crispación genera en la grada. Ver que no trata de igual forma a todos los jugadores, siendo muy injusto con unos y excesivamente generoso con otros en cuanto a minutos. La gente se pregunta dónde quedó el Mendilibar que el año pasado con una plantilla muchísimo más corta que la de esta temporada, supo rotar y dosificar a todos para que diesen un nivel muy alto tanto en liga como en Europa.
El ostracismo de Nyland
Parece mentira que ese portero con el que muchos se echaban las manos a la cabeza cuando llegó como remplazo de Bono, ahora se solicite por parte de la afición que se le de una oportunidad. Porque da la sensación que a poco que haga, mejora lo que hay. La inseguridad que está transmitiendo Marko Dmitrovic en portería se sale de lo normal. en los últimos cuatro partidos, el serbio lleva ocho goles encajados. Una media de dos goles en cada partido que disputa. Por tanto, siguiendo esta estadística, significaría que obliga a que el equipo encaje mínimo tres goles para estar más cómodos y confiados en ganar. Alarmante y mucho. ¿Nyland es peor que esto? pues no lo sabemos. Y, por eso mismo, habrá que comprobarlo en algún momento. Pero con el técnico vasco parece que ese momento está más bien lejano, pues ha tenido oportunidades idóneas para alinearlo y no lo ha hecho. El domingo pasado, en casa, ante un rival de no gran exigencia, podría haber sido buen día para verle. El miércoles, ante el colista de Francia, de nuevo en casa y sin mucha exigencia, tampoco habría sido mal momento. Y sin embargo, en ninguno de estos dos disputó un solo minuto.
Parece que no veremos al Noruego hasta la Copa del Rey, la cual da comienzo en unos meses. Difícil que lo haga peor que el actual titular, que por cada salvada que realiza encaja un gol bastante parable. Y todo debido simplemente a una cabezonería del entrenador una vez más, que tiene como intocable a un portero que cada vez desespera más a la grada.

En resumen, este José Luis Mendilibar no es el que todos conocen y por supuesto no es el que los sevillistas quieren. No es el mismo al que se le cantó "Mendi quédate" aquel uno de junio en la celebración de la séptima Europa League. No es aquel que consiguió imponer miedo a gigantes como al Manchester United o la Juventus desde la sencillez. El por qué solo puede responderlo el propio míster, que deberá demostrar algo más de lo que está demostrando, cambiar cosas, pero para bien, parecerse más a ese hombre que todos los de Nervión admiraban tras salvar al equipo de una catástrofe a la que puede volver como no deje esas obsesivas ideas que tiene.
Debe hacerlo, y cuanto antes, pues el equipo y la afición no están como para soportar otra temporada como la anterior, y si quiere mantener su puesto deberá retornar a lo que un día le hizo triunfar. Volver al ADN Mendilibar.
