
El Real Madrid se marcha del Wanda Metropolitano por la puerta de atrás después de un partido repleto de errores, acompañados de desacierto. Después de un mes entero en el que el Madrid ha sumado más puntos de los que ha merecido, el milagro no ha sido posible hoy, y cuando no ocurre un milagro, ocurre lo esperado.
Batacazo en el Metropolitano
En menos de 20 minutos, dos cabezazos del Atleti habían puesto muy de cara el partido para los colchoneros. Lo esperable después de que el equipo contrario anote dos goles con la testa, es reforzar la zaga. Carlo Ancelotti parece que decidió entonces encomendarse a Nuestra Señora de la Merced, que hoy 24 de septiembre celebraba su día, y puso a Joselu en punta, dejando intacta la zaga a la que Morata y Griezmann (1,76 cm) se impusieron de cabeza. La ‘’sorpresa’’ saltó a los 35 segundos de comenzar la segunda parte, cuando de nuevo el ex-madridista cabeceó al fondo de las mallas el centro de Saúl. Solo entonces Carlo Ancelotti se replanteó encargar la defensa a la intervención divina e introdujo al terreno de juego a Nacho, Mendy y Tchouaméni.
La responsabilidad no recae solo en Ancelotti, sino que también hay que señalar culpables en el terreno de juego. Un jugador como David Alaba, con la velocidad y disparo que tiene, jugando de central puede tacharse de terrorismo deportivo. Noche para olvidar del austriaco, en su peor partido vistiendo la elástica blanca. Los dos laterales del Real Madrid han ofrecido un nivel desastroso. Fran García no ha madurado aún lo suficiente como para ocupar el puesto de titular, y aunque la vuelta de Mendy resulta agradable, no aporta tranquilidad. Por el otro costado poco puede decir uno, los tres centros que han acabado en gol han venido por el mismo lado ante la impotencia de Lucas Vázquez.
“Es un tema que ya hemos hablado y seguiremos hablándolo. Es importante. Cuatro veces los rivales se han adelantado pronto y en tres hemos sido capaces de remontar. Hoy hemos estado cerca de remontar, pero el 3-1 ha acabado el partido. Al final de la primera parte lo hemos hecho bien, pero el 3-1 ha sido demasiado para intentar recuperar” dictó Carlo Ancelotti.

Las cosas hoy no les han salido a los hombres de arriba, rodeados por un aura de desacierto esperable después de varias jornadas en la que el único tanto merengue ha llegado de rebote y en el descuento. La derrota del equipo vikingo no es un tropezón, sino el reflejo del juego que ha demostrado durante las últimas jornadas el Real Madrid. Las lesiones han dolido de más y tras varias fechas venciendo por la mínima, un Atleti herido de orgullo ha celebrado una gran fiesta en su feudo, con su archienemigo de bufón. La patada al final de Bellingham, (que por cierto, podría haberse saldado con una cartulina roja) expresa la desesperación de un equipo al que no le ha salido nada.
Tanto va el cántaro a la fuente, que se acaba rompiendo. Esta visita al Metropolitano es un baño de realidad para un Real Madrid que todavía no había tenido ninguna gran cita. La crisis de juego que aqueja al conjunto madrileño se ocultó por una pantalla de humo debido a que esta no se somatizó en una crisis de resultados, haciéndola menos vistosa. Lo único que pueden hacer hoy los jugadores del 14 veces campeón de Europa es entonar el ‘’Mea Culpa’’, reconstruirse y desde mañana volver al trabajo para que el batacazo afecte lo menos posible. La derrota tiene que ser el punto de inflexión para un Madrid al que hacer lo justo le ha costado una goleada contra su rival.
