La poderosa señora que con su caprichosa rueda rige el destino de los hombres jamás hizo distinciones. El presente no existe porque es imposible capturarlo, en la memoria todo se reduce a pasado, el fluir constante de la fugacidad hace que todo lo que se vive al instante sean presentes inasibles. Aun así las víctimas de la tragedia aérea y, muy especialmente los chavales del Chapecoense que han perdido la vida, constituirán la memoria ejemplar legada para los que quedan. Se pierde la cuenta en los confines del tiempo todas aquellas personas que fallecieron en accidentes aéreos, de hecho no hay un solo día en el que la carretera, el aire o las vías de tren, siegue vidas y destroce familias, pero cuando la tragedia azota al mundo del deporte siempre se produce un desasosiego especial. Quizás porque se mitifica al deportista, posiblemente porque visten colores que impulsan corazones, que protagonizan alegrías y pasiones de fines de semana, pero estas circunstancias que parece colocarles por encima del bien y del mal no les convierten en seres indestructibles.

Memoria indestructible

Foto: www.febs2011.it
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Indestructible puede llegar a ser la memoria, porque la fama, consecuencia de una vida de honor, vence al tiempo y sobrevive a la muerte. Por estas razones la ciudad de Chapecó, al sur de Brasil, es una ciudad conmocionada, moralmente derruida que acoge a una afición que quedó sin palabras. El cerro El Gordo, en el municipio de La Unión, son los muros del jardín de la Basílica de Superga, es un 4 de mayo de 1949, cuando un trágico accidente de avión acabó con la mejor generación de jugadores que ha tenido el Torino. Chapecoense es el Grande Torino, El cerro Gordo es Múnich, es un 6 de febrero de 1958, son los ‘Busby Babes’ que tuvieron aquel luctuoso final en otra tragedia aérea. Un verde silencio rodea al estadio Arena Condá, improvisada capilla ardiente, porque tal y como sucedió con los aficionados del Torino y el United, los del ‘Chape', tienen la sensación de que la tragedia se llevó parte de sus vidas. La posible primera final internacional del modesto conjunto verde, su gran hito histórico ha acabado deviniendo en grito, como la tormenta que a la hora del luctuoso suceso arreciaba en Chapecó augurando un mal presagio.  

Foto; EFE / http://noticias.anotao.com/
Foto; EFE / http://noticias.anotao.com/

Como sucedió con el Grande Torino y los 'Busby Babes', el fútbol se volcará con el Chapecoense, la solidaridad, aquella inmensa palabra, ya hace mella en Brasil, pues los cuatro principales clubes del estado brasileño de Sao Paulo (Palmeiras, Santos, Corinthians y Sao Paulo) proponen medidas como evitar su descenso durante los próximos tres años y cesiones gratuitas de jugadores para la próxima temporada. Conforme vayan pasando los días y el mundo del fútbol asimile la magnitud de la tragedia se irán sucediendo las muestras de apoyo y solidaridad hacia la 'familia chapecoense'. Destaca especialmente la inmediata reacción del conjunto colombiano de Atlético Nacional (que tomó en varias ocasiones la misma aeronave) teniendo el bonito gesto de solicitar oficialmente que se proclame campeón de la Copa Sudamericana al Chapecoense, pero claro nada le devolverá la vida a los 75 fallecidos.

Danilo, el héroe eterno

Danilo, portero del Chapecoense. Foto: http://magnomoreira.blogspot.com.es/
Danilo, portero del Chapecoense. Foto: http://magnomoreira.blogspot.com.es/

Chapecó echará en falta a Danilo, su héroe, portero que falleció en el hospital y sacó un pie milagroso ante San Lorenzo en semifinales, como  Old Trafford y Manchester, donde existe un reloj detenido a las dos y veinte, echó en falta a Duncan Edwards. Alan Ruschel, Jakson Follman y Hélio Neto, únicos futbolistas supervivientes sufrirán largamente los vaivenes y estados de ánimo que experimentaron Bill Foulkes, Bobby Charlton, o Harry Gregg, portero de grandes manos y héroe que les sacó directamente de las llamas. Se sentirán privilegiados pero también culpables por haber sido extrañamente elegidos por el destino. Posiblemente el argentino Alejandro Martinuccio y Marcelo Boeck, se sentirán como Giuliano, Gandolfi, Tomà y Kubala, al que una lesión le salvó de subir al avión del Torino estrellado en Superga y que acabó con uno de los mejores equipos de la historia del fútbol europeo e italiano. Y es que la muerte que no hace distinciones pero es cruelmente caprichosa y aleatoria, en esta ocasión no les eligió a ellos, pero abrió las puertas de la vida eterna de un club y un grupo de chavales que hizo especialmente feliz la existencia de los ciudadanos de Chapecó.

La muerte no hace distinción

Como versaba Manrique, contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando. ‘La Señora’ una vez más no hizo distinción, esta vez se detuvo en una modesta localidad del sur de Brasil y sacó su guadaña cerca de Medellín para segar en dos el fuselaje de un avión verde. Son cientos, miles, los equipos que vuelan cada semana, son millones las personas que cada día vuelan en avión o circulan por carretera, de hecho esta misma aeronave fue utilizada por la selección argentina hace 18 días en las Eliminatorias, pero en esta ocasión como aconteció con el club Green Cross de Temuco chileno, el Alianza Lima o la selección de Zambia, decidió convertir la palabra destino en paradoja, pues se cebó con unos chicos que habían tocado el cielo con sus manos y acabaron dejando sus vidas en el aire.

Perder la vida camino a un sueño

Foto: http://larepublica.pe/
Foto: http://larepublica.pe/

Para la parca no existen grandes o pequeños, ricos o pobres, es simplemente la vida, ríos que van a dar en la mar, que es el morir. Formas vívidas de lo fugaz que en el caso de los deportistas, los futbolistas, se podría dividir en tres: la terrenal, la de la fama y la eterna, que es el corazón y el latido de una afición con un sueño derrumbado que flota sobre el verde del estadio Arena Condá, pero que elevará al mito un reloj detenido en una noche de noviembre. Chapecó rezuma tristeza, pero se agarra al honor y la dignidad de haber perdido la vida camino hacia un sueño, pues no existe nada más digno que eso y como todo el mundo conoce, la dignidad es una cualidad imperecedera del hombre. Estos chicos, como Hércules se convirtieron en héroes trágicos, muy por encima de la mortalidad nadie los olvidará. Para sus familias no existe consuelo posible, pero la catarsis llegará con el tiempo, cuando comprendan que los chavales no solo tuvieron el valor para morir, sino para jugar a vivir la vida intensamente pese a la inexorabilidad del destino. ¡Fuerza Chapecó!