Apenas había arrancado la temporada y Paco Jémez ya empezaba a oler el triste aroma del despido, que atenaza a muchos entrenadores al comienzo de la competición. Tan sólo dos empates y tres derrotas, alguna de ellas con abultado resultado, formaban una carta de presentación muy pobre para enfrentarse a un Deportivo Alavés que había asustado a equipos como el Atlético de Madrid y Barcelona.

Además, había ganas en los 16.371 aficionados que se presentaron en Mendizorroza, a pesar de ser el partido en una fría noche de un lunes, de presenciar la primera victoria en casa, después de las exhibiciones que había demostrado el equipo en campos tan difíciles como el Manzanares, Nou Camp o Mestalla. La última derrota frente al Valencia, en un partido que supuso la primera victoria para los chés y la primera derrota para los blanquiazules, sobre todo por producirse en el último minuto del partido, gracias a un dudoso penalti. Esto había enfurecido a los jugadores y saltaron al césped de Mendizorroza con ganas de compensar esa derrota y dar una alegría a su siempre fiel e incansable afición.

El encargado de dirigir el encuentro fue José Luis González González, del Colegio Castellano-Leonés. Amonestó a Alexis, Laguardia y Deyverson, por parte alavesista y a Agbo, Márquez y Carcela en el equipo granadino.


Formando una alineación estable

Mauricio Pellegrino empezaba a tener las ideas claras en la línea defensiva a la hora de formar el equipo. Pacheco era un seguro bajo los palos y Kiko Femenía por la derecha, y Theo Hernández por la izquierda, empezaban a tener minutos, junto a Alexis y un Laguardia que había demostrado, tras la lesión de Zouahir Feddal en el primer partido de liga, que estaba al mismo nivel, incluso mejor que el demostrado en la temporada pasada.

En la media, el único puesto fijo hasta ese momento había sido el ocupado por Dani Torres, al que acompañaba un Marcos Llorente que ya empezaba a demostrar su valía en los últimos cuatro encuentros, demostrando su calidad a la hora de recuperar balones. Completaban el pivote Camarasa, que apenas había intervenido en los primeros partidos y un Ibai Gómez que demostraba querer formar parte del equipo titular, gracias a sus certeros centros desde la banda izquierda. Los encargados de perforar la meta contraria eran Edgar Méndez, titular en los cuatro primeros partidos, y Deyverson Silva, que tenía muchas ganas de marcar su primer tanto en Mendizorroza, después de su estreno goleador en el Nou Camp.


Primera parte, igualada

La primera parte del encuentro no será recordada por los aficionados que presenciaban el encuentro. Una clara ocasión de Deyverson cuando todavía no se habían sentado todos los espectadores que rebotó en un defensa y un gol, bien anulado por mano previa del propio Deyverson, fue todo el potencial ofensivo que presentó un Deportivo Alavés del que se esperaba más.

En el bando contrario, tampoco hubo muchas ocasiones. Un habilidoso Carcela inquietó en alguna ocasión la meta de Pacheco y creó la asistencia más peligrosa de esa primera parte. Su servicio a Bueno se desperdició en lo que había sido una buena ocasión. Con esa primera parte, un tanto anodina en medio de la noche, se fueron a los vestuarios los dos equipos.


Lluvia de goles en la Segunda Parte

En la reanudación del encuentro, el Deportivo Alavés salió con más ganas. Al menos, eran capaces de terminar las jugadas, cosa que en la primera parte no se vio prácticamente en ningún ataque.

La débil defensa granadina también puso de su parte y cada ataque alavesista se convertía en una situación de peligro, ante el nerviosismo de los jugadores visitantes y su entrenador. Fruto de tanto empuje, llegó el primer tanto alavesista. Camarasa asistió a Edgar y éste empujó el balón a la red, casi con los defensas rojiblancos como espectadores. Apenas había comenzado la segunda parte.

Quince minutos más tarde, el propio Camarasa aprovechaba un error clamoroso de Agbo para poner el 2-0 en el marcador. Mauricio Pellegrino parecía estar convencido de la victoria y tardó en exceso en realizar los cambios. De hecho, los granadinos acortaron distancias por medio de Kravets, en una jugada aislada, y eso motivó los tres cambios casi seguidos. Toquero y Krstricic sustituyeron a los dos goleadores de la noche y en las postrimerías del encuentro, Manu García hacía lo propio por un ya cansado Ibai Gómez.

Cuando ya los espectadores habían empezado a desfilar de las gradas, dando por buena la victoria, se escucharon de nuevo las ovaciones y los gritos de la afición para vitorear el tercer tanto, obra de Deyverson, aprovechando otro grave error de la zaga visitante.

De esa forma, el Deportivo Alavés alcanzaba los nueve puntos en su casillero, los espectadores habían sido testigos de la primera victoria de su equipo en Mendizorroza y el equipo visitante se marchaba de la capital alavesa con la sensación de que tenían mucho que mejorar. Paco Jémez empezaba a ver el panorama muy oscuro. Los presagios se cumplieron y abandonaría el banquillo ese mismo fin de semana.