A la hora de elegir el peor partido jugado por el Deportivo Alavés, sería fácil elegir alguna de las pocas goleadas sufridas por el equipo. El Barcelona, en Mendizorroza, consiguió la goleada más abultada. Pero ese partido llegaba después de que el equipo albiazul se clasificase para la final de la Copa y no fue la mejor alineación la que saltó al césped. Esas circunstancias que se dieron en ese encuentro quita importancia a los seis goles recibidos. Otras derrotas sufridas no reflejan el juego desplegado por el Deportivo Alavés: las dos derrotas frente al Real Madrid, la del Sevilla en el Sánchez Pizjuán, la del Valencia en Mestalla, la del Granada en Los Cármenes, donde el equipo estuvo a punto de empatar a nada que apretó el acelerador.

Desplazamiento a Anoeta

Pero hay un encuentro que muchos aficionados recordarán como el peor de toda la temporada. Ya se habían jugado ocho partidos en la temporada y el caminar de los dos equipos habían sido diferentes. El Alavés llegaba a Anoeta tras dos victorias, una de ellas frente al Barcelona en el Nou Camp, cuatro empates y tan sólo dos derrotas, discutidas y en los minutos finales frente al Valencia y Sevilla. La Real Sociedad había conseguido tres victorias y un empate y había sido derrotada en cuatro ocasiones. Dos de esas derrotas fueron en otros derbis vascos, frente al Eibar y el Athletic. Esos números hacían que los dos llegasen al derbi con diez puntos en su casillero y eso le daba un carácter especial al encuentro.

Equipo de la Real Sociedad, que derrotó por 3-0 al Deportivo Alavés, en la primera vuelta. Fuente: Óscar Rivero (vavel)
Equipo de la Real Sociedad, que derrotó por 3-0 al Deportivo Alavés, en la primera vuelta. Fuente: Óscar Rivero (vavel)

La buena marcha del equipo babazorro, la cercanía de Donosti y el buen tiempo con el que apareció aquel 22 de octubre, se juntaron para que los aficionados alavesistas se desplazasen en gran número para presenciar el partido en directo. El colorido en el casco antiguo y el buen ambiente entre las dos aficiones justificaron el desplazamiento a la capital donostiarra.

Detalles de la primera parte

Las aficiones de los dos equipos se desplazaron a Anoeta conjuntamente desde el centro de la ciudad y a las seis y media saltaban al césped los jugadores de ambos equipos, en un Anoeta con 24.224 aficionados en las gradas. Después del sorteo de campos, el colegiado Carlos Clos Gómez pitaba el inicio del encuentro.

Carlos Vela, autor del tercer tanto, entre Feddal y Vigaray. Fuente: Óscar Alonso (vavel)
Carlos Vela, autor del tercer tanto, entre Feddal y Vigaray. Fuente: Óscar Alonso (vavel)

Desde los primeros instantes se notaba que el equipo vitoriano no tenía la chispa de otros encuentros. La impotencia se empezaba a notar en los jugadores. Y así llegó una temprana tarjeta a Feddal por protestar. La tarjeta coincidía casi con el gol de Xabi Prieto. El uno a cero que indicaba el marcador hacía justicia a lo presenciado en el campo. Al filo de la media hora, el árbitro enseñaba tres tarjetas en apenas cinco minutos de juego. Carlos Martínez y Yuri, en el bando donostiarra y Deyverson por parte del Alavés fueron los afectados. No serían las últimas que mostrase el colegiado. Antes de retirarse a los vestuarios, fueron William José y Aleksandar Katia los que la vieron.

Incidencias del segundo tiempo

Mauricio Pellegrino no veía las cosas muy claras y, en contra de sus costumbres habituales en los cambios, metió a Cristian Santos en vez de Daniel Torres, desde el inicio de la segunda parte, para intentar buscar más profundidad en el ataque alavesista. Apenas llevaba diez minutos el venezolano en el campo cuando veía la tarjeta amarilla. Dos minutos más tarde, se retiraba Víctor Laguardia tras un golpe en un encontronazo. Kiko Femenía se ponía en su lugar. No se había recompuesto la defensa cuando llegó el segundo gol donostiarra. William José, a pase de Raúl Navas, llevaba el balón a la red y ponía las cosas muy difíciles para los de Pellegrino.

Jugadores de la Real Sociedad, celebrando uno de los goles. Fuente: realsociedad.com
Jugadores de la Real Sociedad, celebrando uno de los goles. Fuente: realsociedad.com

En el minuto 69, el entrenador Eusebio sacó a Sergio Canales para sustituir al capitán Xabi Prieto y poco después, Mauricio hacía lo propio, quitando a un desdibujado Katai para dar entrada a Cristian Espinoza. Un nuevo cambio en el equipo local daba entrada a Juanmi, sustituyendo al goleador William José y, cinco minutos más tarde, Carlos Vela ponía el definitivo tres a cero. La tarjeta amarilla a Édgar a falta de un minuto y el posterior cambio de Rubén Pardo por Mikel Oyarzabal quedaron en anécdota en un partido nefasto para los pupilos de Mauricio Pellegrino.

Comentario final

El equipo donostiarra conseguía su cuarta victoria, a costa de un Deportivo Alavés que no demostró en Anoeta la frescura y alegría en el juego que había demostrado en anteriores desplazamientos. Se iba con la mayor goleada de la temporada en esas nueve jornadas jugadas. A buen seguro que Mauricio Pellegrino tomó buena nota de los errores demostrados y supo corregir el rumbo del equipo, como se vio en los partidos posteriores.

Xabi Prieto, capitán de la Real Sociedad. Fuente: Óscar Alonso (vavel)
Xabi Prieto, capitán de la Real Sociedad. Fuente: Óscar Alonso (vavel)

El equipo donostiarra conseguía ganar un derbi vasco en su tercer intento. Se puede considerar que con ese partido se produjo el despertar del equipo y, a partir de ahí, empezó su ascenso casi imparable hasta llegar al final de la temporada en puestos europeos.

En definitiva, un derbi que se vivió más intensamente en los prolegómenos del propio encuentro, vividos en las calles del centro de la ciudad con las aficiones de ambos equipos, y en los constantes ánimos de una incansable afición que, ajena a los goles locales, no dejó en ningún momento de animar a su equipo.