Una temporada de sensaciones, de emociones, de sufrimiento. Por momentos eran unos líderes sólidos, inexpugnables, no les podían derrotar, se creían imbatibles. Y por momentos frágiles, muy frágiles, un líder poco convincente, un play-off atípico, titubeante, sin mostrar su mejor cara, y que culminan, no sin sufrimiento previo, por todo lo alto.

La primera vuelta, un paseo triunfal

Comenzaba la temporada en casa, contra el Zamudio, 3-0 y primeros tres puntos hacia el objetivo. Tres empates consecutivos, antes de reencontrarse con la victoria les demostraba que no iba a ser fácil. Empate a dos en su primera salida, en un campo vasco, esos que nunca son fáciles. Bueno, no está mal, debieron pensar, todo lo que sea sumar… De nuevo vuelta casa y ante un rival recién descendido, como ellos, el Bilbao Atheltic, empate a cero y otro nuevo punto; cinco de nueve… No está mal pero todo se puede mejorar. Y de nuevo, vuelta para los campos del norte, en plena feria, contra el Real Unión, nuevo empate a 0 y el Alba que sigue sin despegar. Pero a la vuelta a casa, 3-0 contra todo un Barakaldo y poco a poco el equipo fue ascendiendo en la clasificación. Y de nuevo, en la sexta jornada, vuelta para los campos del norte, esos que tienen fama de inexpugnables, y como buen candidato al ascenso, logra vencer, 0-1. Suma y sigue, sin conocer la derrota. Vuelta a casa, con opciones de liderato, y de nuevo, empate a cero contra un Sestao que tan buenos recuerdos traía a la afición manchega.

Y tras dos meses, llegó la primera derrota, contra un Gernika que por ese momento estaba en horas bajas, 2-1 y a pensar en el próximo partido. El mismo resultado, pero a su favor se daría en la siguiente jornada, contra el Arenas de Getxo, pero el juego… el juego no era el esperado, el Alba jugaba atrancado, le costaba sacar los partidos adelante. Pero, mientras tanto, seguían sumando. Otra vez, sí, otra vez, a un campo vasco, contra el Leioa, y empate a cero. Había algo que no quería dejar al cuadro castellano despegar. El comienzo no estaba siendo fácil. De vuelta a tierras manchegas, se logra la victoria contra todo un histórico como el Logroñés, 1-0 y se va afianzando en la parte alta de la tabla.

Por fin, el Alba viajaba a un campo que no fuera vasco, esta vez entre semana, a Madrid, contra el Fuenlabrada, y vaya golpe de moral, vaya inyección de adrenalina que se llevaron para afrontar la última parte de la primera vuelta. 1-2, remontando y en el añadido llegó el gol final. Este Alba empezaba a depositar sus credenciales de líder. Estaba desatado, no les podía parar, 3-0 en casa contra el Sanse y la confianza cada vez es mayor en el equipo, antes de uno de los partidos que por aquel entonces se marcó como clave, contra el Rayo Majadahonda, que tenía que decidir el liderato, y como si el miedo a perder se apoderase de ambos, empate a cero y para casa. Seguía sumando, poco a poco, este empate le serviría para coger aire antes de lo que esperaba. Vuelta al Belmonte, 3-0 otra vez, y contra el Navalcarnero, cerraba así su gira de equipos madrileños.

Y llegó el gran día, el increíble día, el histórico día, el gran derbi, contra el Toledo. Un resultado que aún escuece, que se recordará durante años, que será difícil de olvidar. El Albacete visitaba un Toledo al alza, que quería hacer peligrar el liderato que poco a poco iba acariciando y consolidando al Alba. Y los blancos, a defenderse en la ciudad imperial y demostrar que eran un digno candidato al ascenso. El fútbol, a veces tiene estas cosas; 0-6 al eterno rival, 0-6 al equipo de la capital, sin duda la mejor victoria de la temporada, se recordará durante mucho tiempo.

El estado de gracia continuaba, visita del Mensajero y nuevamente se imponía 3-0 el conjunta de Aira. Pero no todo iban a ser victorias, a veces también se pierde o empata, y llegó el Socuéllamos para poner los pies en el suelo con un empate a uno en el Belmonte. Y nuevamente volvía a pichar en la siguiente jornada, porque sí, porque los líderes también pierden y se pudo comprobar a partir de entonces. Visita al Castilla para cerrar la primera vuelta y el filila merengue se impuso por 3-1. Con ello llegaba la Navidad, con los deberes cumplidos, líderes y con una buena renta en la clasificación.

Malos resultados y agonía hasta el final

Pero la segunda vuelta fue completamente diferente, si la primera tuvo una tónica únicamente positiva y con aires de líderes, la segunda vuelta se basó en pesimismo y un ambiente dubitativo a pesar de que comenzó bien, ganando 0-4 a domicilio al Zamudio. Pero llegó la Real a la semana siguiente y venció por un tanto a cero en el Belmonte. Luego se cosechó un empate ante el Athletic, que daría comienzo a la última buena racha de resultados de la temporada. Primero una victoria contra el Real Unión en casa, luego un empate en Barakaldo y nuevamente tres victorias consecutivas ante Gernika, Sestao y  Amorebieta hizo verse casi campeón al cuadro albaceteño en febrero al disponer de una amplia renta de puntos con sus perseguidores. Pero esa racha se truncaría contra el Arenas, nuevamente en el norte, y contundentemente, pues el Albacete cayó derrotado por 3 a 1. Y a la siguiente semana derrota en casa por 0-2 ante el Leioa, las alarmas se encendían. Y se apagó temporalmente el fuego, no sin sufrir, a pesar de que se llegó a ir 0-4, pues se visitó al Logroñés y se gana 3-4 finalmente. Pero nuevamente, volverían los fantasmas, el Fuenlabrada, que iba en una ascensión constante endosó un 0-4 al líder. Sin duda una de las derrotas más dolorosas de esta temporada. Y a la siguiente jornada, parecía que el Alba abajo y sin frenos perdiendo contra el Sanse uno de los equipos de la parte baja de la tabla. Poco a poco la ventaja se iba esfumando, y con razón, pues se volvía a perder en casa contra el Rayo Majadahonda y la palabra crisis empezaba a sonar con fuerza en tierras manchegas.

Pero el Alba resurgió de sus cenizas, como un ave Fénix, para ganar al Navalcarnero a domicilio y dar una inyección anímica al equipo. Aunque poco duró la alegría, visita el Toledo y se hincó la rodilla, pues perdió 0-1. Final de infarto, la clasificación como nunca antes y pocos puntos en juego ya. El Alba se fue a las islas, a luchar contra el Mensajero con la esperanza de traerse la tranquilidad y los tres puntos como premio, y tras un partido más que bronco, lo consiguió. Empezaba a acariciar el trofeo de campeón. El primer objetivo de la temporada estaba cerca. Y sí, lo logró al ganar 3-4 al Socuéllamos en un partido bajo un intenso calor. Tiempo para preparar el play-off a falta de un partido de trámite contra el Castilla que concluyó con empate a nada.

Tres eliminatorias necesitó el Alba

Y llegaron los play-offs y con ello el sufrimiento y las lágrimas, pues el ascenso no se logró a la primera, a pesar de merecerlo y sin llegar a perder un partido en la eliminatoria. El fútbol a veces es injusto, y así pasó, un empate a uno en la ida y la imposibilidad de batir la portería de Dorronsoro en Lorca, llenó de lagrimas aquella tarde de mayo a los albaceteños.

Pero el Albacete se sobrepuso, nuevamente dos empates en la siguiente eliminatoria, primero a uno en la ida en Mallorca contra el Atlético Baleares y después en la vuelta y bajo un sol de justicia, un empate que les llevaría a la prórroga y a la postre un gol cuando todo parecía abocado a los penaltis les hizo plantarse nuevamente a 180 minutos de la gloria.

Y la gloria llega para quien sabe esperar, y así fue, un buen partido en un campo de primera como es Mestalla contra el Valencia Mestalla, un gol de Eloy Gila llevó al elenco blanco a la gloria, pues posteriormente un empate a cero en el Belmonte hizo que el Albacete volviese a Segunda División un año después tras una larga y dura temporada. 

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