Narraba Antoine de Saint-Exupéry en su novela 'El Principito' que un joven piloto averió su avioneta a la altura del Sáhara, donde conoció a un extraterrestre que le abrió los ojos con duras y camufladas críticas a varias actitudes del ser humano. Viajaron juntos por el espacio exterior - visitaron seis planetas - y conocieron todo tipo de experiencias y personas para crecer personalmente. Cuentan los que vieron crecer futbolísticamente a José Sosa que desde bien pequeño apuntaba maneras. A pesar de que su figura espigada rompe el prototipo del '10' argentino, a menudo de escasa estatura y veloz en la línea de tres cuartos, Sosa, algún día apodado 'El Principito' por su delicadeza e inventiva a la hora de tratar el balón, llegó a hacerse un hueco en la nómina de jugadores sudamericanos por los que los clubes más importantes de Europa bebían los vientos.
Formado en la cantera del equipo de su pueblo, el Club Atlético Carcarañá, fichó por Estudiantes de La Plata avalado por su buen rendimiento en las ligas santafecinas y por una pierna derecha que llamaba la atención de propios y extraños. Precisamente de ella saldría el primero de los dos goles que brindarían el Apertura al Estudiantes de Simeone en 2006 y que terminarían por consagrar a un jugador que ya había debutado con la albiceleste un año antes.
El 'fenómeno Sosa' acababa de explotar amparado en un mediapunta que hacía, junto al sempiterno Verón, las delicias de la hinchada pincharrata. Pilar básico del primer título de Estudiantes en 23 años, internacional absoluto con Argentina y uno de los rostros más conocidos de la selección Sub23, la misma que conseguiría el oro en Pekín 2008, su salto a Europa era algo más que seguro. Y se produjo más pronto que tarde.

Allianz, San Paolo y Metalist Stadium

El Bayern Múnich, por aquel entonces integrado por los Kahn, Lahm, Ribéry, Ze Roberto, Luca Toni o Klose, sería el más rápido en la carrera por un joven que nunca llegó a explotar en el Allianz Arena, donde tan solo disputó 35 partidos en dos temporadas y media. Con el fin de recuperar las sensaciones que le habían merecido el apodo de 'El Principito', el Bayern cedió a Sosa a Estudiantes de La Plata para completar el segundo semestre de la temporada 2009/10. Y parece que lo consiguió, ya que tras pasar una primera parte de campaña donde tan solo disputó seis partidos, Sosa participó hasta en 26 ocasiones de los planes de Sabella, hoy seleccionador argentino y gran icono del club platense.
No obstante, su recuperación no llamó la atención del Bayern, quien vendió a Sosa a un Nápoles que comenzaba a sembrar la semilla del que hoy es único equipo, junto a la Roma, capaz de toser a la Juventus en la Serie A. 24 partidos y un gol después, Sosa volvió a hacer las maletas, esta vez rumbo a la desconocida liga ucraniana donde esperaba un Metalist plagado de jugadores argentinos.
En Járkov, Sosa recibió el protagonismo que llevaba reclamando desde su salida de Estudiantes. Con un equipo compuesto e ideado en torno a su figura, su rostro y su diestra se convirtieron en el principal reclamo de los hinchas del Metallist. A pesar de no lograr ningún título y de vivir la tiranía del Shakhtar, consiguieron el billete para disputar la Europa League, donde superaron al Bayer Leverkusen en la fase de grupos y cayeron eliminados por el Newecastle en dieciseisavos de final.
Foto: Apo Caballero

¿El último tren?

Con su llegada a la ribera del Manzanares hace apenas unas semanas se cumple un objetivo por varias partes. El Atlético refuerza su medular con un futbolista que había sonado durante varias temporadas previas, Simeone recupera a uno de sus hombres de confianza y al que conoce muy bien tras su paso por Estudiantes y Sosa logra una segunda, y posiblemente última, oportunidad de refrendar las buenas palabras que algún día se dijeron de él.
En sus primeras actuaciones con el Atlético de Madrid se ha podido ver al '24' acostado en la banda diestra, lanzando constantes diagonales hacia el centro en busca de combinar con los hombres de referencia en el ataque rojiblanco. Aunque sí es cierto que su rendimiento aún no ha sido nada fuera de lo común, bien es cierto que Sosa vive sus primeros días como jugador del Atlético y ultima su periodo de adaptación. De momento ha dejado pequeñas pinceladas que apuntan a que su presencia podría ser importante en caso de que los de Simeone continúen viento en popa en las tres competiciones que disputan: buenos desmarques, presión e intensidad, aunque para los que le conocen aún tiene mucho que demostrar.
José Sosa, tras unos años alejado del fútbol de primer nivel, vuelve a tener la oportunidad de demostrar el por qué de su apodo. Decía Saint-Exupéry que si alguien encontraba a un joven con cabello dorado que le escribiese una carta. Hace poco recaló en el Vicente Calderón quien parecía perdido y luce su nombre por los estadios de fútbol, por lo que estimado Saint-Exupéry, le remito este artículo.