Adelardo Rodríguez (Badajoz, septiembre de 1939) tiene el honor de presumir de ser el capitán del mejor Atlético de Madrid de la historia. Hace 40 años, los rojiblancos se proclamaban reyes del mundo al vencer a Independiente de Avellaneda en la final de la Intercontinental, un torneo que enfrentaba al mejor equipo de Europa contra el mejor equipo de Sudámerica. Los colchoneros se impusieron en la vuelta con goles de Irureta y 'Ratón' Ayala y pasaron a la historia como los campeones del mundo en 1975.

Cuatro décadas después, Adelardo recuerda aquella gesta que empezó con la dolorosa derrota contra el Bayern de Munich en la final de la Copa de Europa y que terminó aupado a los hombros de sus compañeros y con la Intercontinental elevada al cielo de Madrid. "Nos merecimos ir como campeones de Europa, pero las circunstancias de la vida el partido contra el Bayern nos fastidió. Se nos presentó la ocasión de defender a Europa y el premio fue bastante merecido", rememora el excapitán colchonero.

El Atlético de Madrid representó a Europa en detrimento de un Bayern de Munich que rechazó acudir a la final. La posibilidad era muy suculenta como para negarse a disputarla. "El título era campeón del mundo", recalca Adelardo, sobre la importancia que tenía ganar ese título. "Teníamos un grupo de buenos jugadores y que éramos muy amigos. Continuábamos tanto dentro como fuera del campo jugando el partido", añade sobre aquella histórica plantilla.

Asegura que por su época la Intercontinental tenía “más fama” de la que tiene ahora. Viajaron a Buenos Aires, donde se enfrentaron en Avellaneda a un Independiente que tenía muy buenos jugadores. El más destacado, Bochini, al que Adelardo le plantó una asfixiante marca para anularlo. “Me tocó bailar con la más fea. Era impresionante, te hacía un túnel en cuanto te despistabas. Había que ir con sotana. Estaba detrás de él, no le dejaba respirar. En una de esas me dijo ‘che, pibe, ándate y dejáme un ratito’. Ganamos a Independiente, todo un campeón”, argumenta el pacense.

Considera a Luis Aragonés como parte importante de ese triunfo colectivo. "Pensábamos que Luis tenía don de entrenador, un aire especial. La personalidad era muy importante, tanto de jugador como de entrenador", recuerda. Pasó de calzarse los botines a emplearse a fondo en la pizarra. Un buen día, el presidnete propuso a Aragonés entrenar al equipo. "Se quedó extrañado y nosotros al contrario. Ya éramos mayores y a él le gustaba mucho ser entrenador. La anécdota es que le animamos a quedarse con el equipo y al día siguiente, cuando entró en la caseta, vino con otra cara. Éramos sus pupilos. Se dirigió a nosotros de usted", señala.

Sobre la comparación con este actual Atlético de Madrid, Adelardo ve muchas similitudes más allá de que los dos hicieron historia. "Simeone ha hecho un equipo muy fuerte, que pelea mucho al igual que nosotros. Están juntos. El trabajo está ahí. Ha llegado y la temporada que hizo el Atleti no la recordaremos en más historias que tenga el club. Luchar contra Madrid y Barcelona es muy difícil", concluye el extremeño.