Partido a partido. Así lleva el Atlético de Madrid desde que Diego Pablo Simeone llegara el 23 de diciembre de 2011. Parece un lema, ya casi un tópico, pero es un estilo de vida. Una manera especial de trabajar, de sentir, de luchar. Una forma de poder competir por todo y con todo, sin pensar en lo que pueda venir. El modo de poner en jaque y de tumbar lo que parece imposible, como es que gane la Liga alguien diferente a Real Madrid o Barcelona o llegar a semifinales de la Champions League para un tercer equipo español.

Lo que fue un ‘partido a partido’ es ya un hazaña a hazaña. Porque para el Cholo ir jornada a jornada era, o al menos así lo aseguraba, el modo para poder asegurar la tercera plaza que correspondía a los de rojiblanco. Pero por ese mismo camino, sin embargo, llegó el primer puesto, que parecía imposible. Y lo hizo con estilo propio: sufriendo contratiempos en los primeros minutos y ganando en el Camp Nou, que parecía inexpugnable.

Hazaña a hazaña tras tumbar a Real Madrid, Barcelona o Chelsea

También fecha a fecha, tras haber conseguido clasificar al Atleti para la máxima competición europea, logró llevarlo hasta la final y ser campeón virtual hasta que faltaran poco más de diez segundos para la conclusión. Venció al Chelsea, uno de los equipos con la mayor inversión en la última década, y casi tumbó al Real Madrid tras ponerle en serios apuros.

El dinero ya no es lo más importante. Tampoco los nombres. Simeone ha demostrado que si se cree y se trabaja, se puede. No importa si el rival cuenta con Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y Karim Benzema. Raúl García, Diego Costa o Antoine Griezmann pueden ganar si van a por la victoria cada segundo y si no escatiman en esfuerzos. Sólo hay que soñar para hacerlo realidad.

Las heroicidades conseguidas por este Atlético de Madrid no son pocas. Tiene mérito haber vuelto a luchar un año después por la Liga pese a haber dejado escapar a algunas de las estrellas. A falta de nueve jornadas parece haberse escapado el sueño, pero los colchoneros seguirán agazapados por si salta la sorpresa. Y tiene mucho valor seguir en Europa y haber sobrepuesto a los sustos que ellos, como todos los grandes, también tienen. El Bayer Leverkusen estuvo cerca, pero el Vicente Calderón fue decisivo. Allí sólo ganan los de rojo y blanco.

Los jugadores se han convertido al colchonerismo y corresponden lo que reciben de una afición especial

Este punto es el segundo más importante. Y es que el Atleti no es un club más. Es grande por la gente que le rodea. Una afición siempre entregada, pasional, luchadora, trabajadora, animosa, intimidatoria, decisiva. Es especial. El cántico ‘orgullosos de nuestros jugadores’ significa convertir a esos futbolistas a la religión del colchonerismo. Esa plantilla se siente en su casa, arropada. Les hacen creerse los mejores. Y la vida así es mucho más fácil y bonita. Y así es como se consigue que no dejen de luchar ni un solo segundo. Quieren corresponder por lo mucho que se les da. Y vaya si lo han hecho.

Con ese entrenador, seguramente el mejor del mundo pese a no ser reconocido como tal; esos jugadores, que al llegar al Vicente Calderón y ver a Simeone dan un salto de calidad enorme; esa hinchada, que jamás pasa desapercibida; y ese lema, el de partido a partido, el Atlético de Madrid va a por todas. El Real Madrid se pone delante en Champions League. Los indios van a por más. Seis partidos seguidos sin perder contra uno de los clubes con más presupuesto del planeta. Los de rojo y blanco siguen a lo suyo. Lo intentarán. Y van hazaña a hazaña para que no haya nada imposible.

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Sobre el autor
David Romero
De 1995 y de Salamanca. Amante del deporte y de la comunicación. informática.