Cuando un entrenador intenta explicar el posible éxito de un (otro) equipo a través del poderío económico, es probable que ese mismo argumento retorne a él como si fuera un boomerang y actúe en su contra. Porque, en el fútbol, todo son ciclos. Y un equipo grande puede vagar por áridos desiertos pero tiene la certeza de que al final aparecerá el maná. Más tarde o más temprano, pero aparecerá. 

Es quizás lo que le ha sucedido al Atlético de Madrid y a su técnico, Diego Pablo Simeone. Hace no demasiado tiempo, el club rojiblanco no podía competir con las dos superpotencias del fútbol español: Real Madrid y Barcelona. Sin embargo, la situación ha dado un giro, principalmente gracias al buen quehacer de Simeone y de sus pupilos que se ha traducido en el ingreso de una cantidad importante de dinero. Al igual que la notable labor a la hora de vender futbolistas. 

El Atlético de Madrid ha invertido 137 millones en incorporaciones; el Valencia, 141 

Y en este contexto, se presenta un dato elocuente; o tal vez dos. El Atlético de Madrid es, tras el Valencia -su rival de esta noche-, la entidad que más dinero gastó en primera división durante el último periodo de fichajes. casi 137 millones de euros. Esta cantidad coincide además con otro dato, también significativo: nunca el club del Manzanares había hecho tal desembolso. Récord absoluto. 

Gastarse 137 millones de euros no es grave cuando dispones de esa cantidad (o superior) para invertir en futbolistas. El problema es cuando esos jugadores no rinden según lo esperado; y lo esperado suele estar en concordancia con el precio. De las incorporaciones realizadas por el Atlético de Madrid esta campaña, ninguna ha destacado especialmente: a Jackson Martínez le cuesta horrores hacer gol; Vietto comenzó la temporada con poca chispa y disputando pocos minutos; ahora está apartado del grupo tras su operación de apendicitis. Savic, en estos momentos, está un escalón por debajo de Giménez y Godín, por lo que su oportunidad (más allá de minutos) tardará en llegar. Y Yannick Ferreira Carrasco, que aterrizó procedente del Mónaco, ha cumplido con solvencia los minutos que ha disputado, casi siempre partiendo desde el banquillo, como revulsivo. 

Un triste balance para una gran inversión. Es el problema de pagar grandes cantidades: los aficionados -incluso los directivos, y en menos medida los entrenadores- esperan un rendimiento casi inmediato, cuando en ocasiones el precio puede suponer un factor de presión bastante importante. 

Un escaso porcentaje de los nuevos fichajes está respondiendo según lo esperado

Algo similar sucede en Valencia, aunque la gravedad de la situación se palpa con más claridad. La inversión en el último periodo ascendió a 141 millones de euros (también cifra récord de la entidad), siendo muchos de esos millones pagos por jugadores que ya militaron en el conjunto che la pasada campaña. Quizás el panorama se intuya más grave por la situación específica de ciertos futbolistas y por el rechazo de la hinchada a Nuno, el entrenador. 

Rodrigo Moreno (coste: 30 millones) no ha marcado ningún gol; Negredo (coste: 28 millones) apenas cuenta para Nuno y no se siente cómodo en la posición que lo coloca. Aymen Abdennour (coste: 25 millones), central que llegó a la capital del Turia para sustituir a Nico Otamendi, se lesionó a finales de septiembre y no regresará hasta, mínimo, principios de noviembre. 

No obstante, André Gomes y Joao Cancelo (coste individual: 15 millones) sí que han protagonizado un buen arranque liguero dentro del tono gris del equipo. Gomes es el baluarte junto a Parejo en el centro del campo, y Cancelo se ha asentado en la posición de lateral después de gozar de pocas oportunidades el año pasado. Un oasis en mitad de un caluroso desierto. 

Esta noche (20:30 horas, Canal + Partidazo) en el Vicente Calderón los “nuevos” gozarán de una nueva ocasión para demostrar su estatus de estrella otorgado por el coste de su traspaso. La cita es inmejorable: dos buenos equipos que aún no han alcanzado su mejor versión (ni de lejos), frente a frente. Y entre las cortinas del escenario, la mano de Jorge Mendes. Un agente que desde la sombra maneja el rumbo de las plantillas de dos grandes clubes del fútbol español. 

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Sobre el autor
Pablo Miranda
Periodista con Master en Periodismo Deportivo. Trabajé en Radio Nacional. Me gusta el deporte en general, conocerlo, meterme en sus tripas para poder analizarlo de una forma más acertada. La objetividad, como la perfección, no existe, pero los periodistas debemos aproximarnos a ella, acariciarla. Sólo así nuestro trabajo tendrá sentido.