El Atlético de Madrid hizo los deberes en el último momento ante un férreo Sporting que se fue del Calderón sin creérselo. El príncipe del Manzanares salvó en el último momento al conjunto rojiblanco ante la mirada desesperada de sus mejores aficionados: los peñistas. Cumplió Diego Pablo Simeone, eso sí, con mucho sufrimiento, rememorando los viejos tiempos de los rojiblancos.

Mucho toque, poca eficacia

Comenzaba una nueva prueba para el Atlético de Madrid. Los de Diego Pablo Simeone debían levantar cabeza tras los dos empates cosechados frente a Deportivo y Astaná. Sin embargo, fue el Sporting de Gijón el que dijo la primera palabra ante la mirada atenta de un Calderón inundado de peñas rojiblancas. Los de Abelardo Fernández no le iban a poner nada fáciles las cosas a un Atlético de Madrid que iba despertando lentamente gracias a entradas por banda izquierda de Yannick Carrasco que terminaban frustradas sin encontrar las botas ni de Griezmann ni de Jackson Martínez. En el minuto 11' llegó el primer cambio obligado para los visitantes, saliendo del terreno de juego el lesionado Sergio Álvarez y entrando en su lugar Nacho Cases.

Los rojiblancos seguían intentándolo a base de toque y sobre todo exprimiendo la banda izquierda de un Sporting que estaba muy bien plantado. En el minuto 17’ pedía el Atlético de Madrid penalti por una mano involuntaria de Bernardo a centro de Jackson, pero el colegiado se lo negó. El Atlético de Madrid no lograba despertar, pero se encontró con una jugada a balón parado que cerca estuvo de convertir:  Guerrero cometía una falta sobre Juanfran que le costaba la lesión. Se retiraba del terreno de juego por Castro y dejaba al Sporting con tan sólo un cambio en el minuto  25’ de la primera mitad.

La tuvieron muchos jugadores del Atlético, que tenía mucha posesión pero poca efectividad. Tiago lo intentó con la cabeza, pero se le marchó desviado. También Jackson, que no supo revolverse ante Cuéllar y un Carrasco que no lograba asociarse con sus compañeros. Así, entre ocasión y oasión, llegó la más clara hasta entonces del encuentro, por parte de un Sporting de Gijón que con paciencia y sin dejar espacios esperaba el error del rival. Fue Oblak el héroe del partido al sacarle un disparo a bocajarro a Halilovic cuando el Calderón ya se arrepentía del gol.  Así pasaron los minutos sin pena ni gloria para ninguno de los dos equipos hasta llegar al 45. Los rojiblancos no dejaron de intentarlo a balón parado, que sólo se estrellaba con el muro del Sporting. Por su parte, los visitantes aguardaban pacientemente el gol. Una primera parte con poco ruido.

Un partido de porteros

Comenzaba la segunda mitad de la misma forma que había transcurrido la primera: con un Sporting muy sólido y un Atlético con el balón pero sin ideas.  El Cholo hizo su primer cambio: Juanfran por Gámez en el descanso. En el minuto 54 despertó el principito del Manzanares, hasta entonces desaparecido, para intentar empujar al Atlético. Pero su intento se vio frustrado por un Cuéllar que la sacó  bajo palos en el área pequeña. Llegaron muchas ocasiones para los rojiblancos pero  sin peligro alguno: un disparo lejano de Koke, otro raso de Carrasco y un fuera de juego de Griezmann cuando se quedaba solo.

El Cholo veía que el Atlético de Madrid necesitaba un cambio, la grada lo pedía y el técnico colchonero lo concedió. Salió Koke y entró Correa, que revitalizó el partido. Fue como un soplo de aire fresco para los locales, que se toparon con un Cuéllar de escándalo. El guardameta del Gijón le sacó dos grandes remates a Antoine Griezmann.  Contestó el Sporting con un disparo de Jony a la escuadra y no iba a ser menos el esloveno: apareció Oblak con un paradón que hizo suspirar al Calderón. El Atlético se vino arriba impulsado por una grada cada vez más inquieta. El técnico rojiblanco movió en el minuto 79' la última ficha: se marchó un Carrasco, que fue uno de los mejores del Atlético de Madrid, por un fresco Óliver Torres. Aprovechó también Abelardo para hacer el tercer cambio en sus filas: salía Halilovic por Hugo Frauile.

Los rojiblancos se ahogaban en un vaso de agua, cada vez más profundo y con menos tiempo para salir de él. El Sporting se encerraba atrás respaldado por Cuéllar para intentar consolidar un empate con sabor a victoria. Pudo resolver el encuentro en varias ocasiones Jackson Martínez, pero no logró convertir ninguna de las que le llegaron de las combinaciones de un desesperado Atlético. Cuando el partido parecía ya finalizado con un cero a cero y el equipo rojiblanco intentaba asimilar un nuevo empate, llegó el milagro que los rojiblancos no habían parado de buscar. El príncipe del Manzanares salvó los muebles del Atlético de Madrid y en el minuto 93, casi sobre el pitido final del colegiado, le dio a su equipo los tres puntos. Óliver metió el balón al área desde el medio campo, Godín la peinó y el galo, a la desesperada y sacando sus últimas fuerzas, remató en plancha para derribar después de muchas embestidas el muro de Cuéllar. El Sporting perdió de un plumazo el punto que le sabía a victoria. Así es el fútbol.

El galo salvó el tipo de un Atlético de Madrid que no acabó de convencer durante todo el encuentro. El conjunto de diego Pablo Simeone logró volvió a la senda de la victoria en el último suspiro y tras un partido sin ideas. Lo intentaron los rojiblancos hasta el final, y tuvo su recompensa que se hizo de esperar. Consiguen los colchoneros una victoria vital para seguir luchando por romper el bipartidismo entre Real Madrid y Barça y para seguir en puesto de UEFA Champions League.