El Atlético no cesa en su plan. En Granada, volvió a mostrar todas sus cualidades: control del partido, fortaleza defensiva, momentos complicados superados y otra victoria. El sexto triunfo consecutivo llegó ante un Granada que plantó poca oposición en el primer tramo y se mostró corto de recursos para igualar un partido que el equipo de Simeone tuvo siempre bajo control.

Dominio, gol y tranquilidad

Como se esperaba, Simeone apostó por Saúl para ejercer de Tiago en el mediocampo. El técnico confió de nuevo en un 4-3-3 donde Koke y Gabi completaban un mediocampo de canteranos y Torres era la referencia ofensiva. En frente, un Granada con El Arabi como referencia en ataque y donde Success centraba los focos del peligro del equipo nazarí.

El partido comenzó con un guión fácil de presagiar. Más difícil habría sido acertar en la indumentaria del Atlético, con su segunda camiseta (azul), sus terceros pantalones (rojos) y sus primeras medias (rojas). Los del 'Cholo', vestimentas aparte, se adueñaron del balón y al Granada no pareció importarle. Sandoval replegó a su equipo en defensa y apostó por salir a la contra y aprovechar la velocidad de Success.

Así las cosas, el gol parecía cuestión de tiempo, aunque el ataque atlético no parecía por la labor. Torres, como siempre, con mucha voluntad y poco acierto. Carrasco, más errático de lo habitual con el balón en los pies. Y Griezmann, alejado del área y pegado a la banda. Pero en el Atleti de Simeone sobrevive un recurso eterno: el balón parado. A los 20 minutos, Koke puso un centro al corazón del área y allí apareció Godín. El uruguayo, sin marca, cabeceó con fuerza a la escuadra de Andrés. 0-1.

Como otras veces esta temporada, pareció disminuir una marcha el equipo colchonero, impulsado a su campo por un Granada que decidió empezar a competir. Adelantó líneas el equipo de Sandoval y se vislumbró por fin la indumentaria amarilla de Oblak, que apenas tuvo que estar atento en una falta sacada rápida por el Granada. Aún así, el Atlético rozó el segundo en el tramo final de la primera mitad en dos ocasiones consecutivas donde Torres, primero, y Filipe Luis, después, no terminaron de concretar los acercamientos al área.

Rácano, pero efectivo

Si algo tiene este Atlético, es que sabe dominar como nadie cada momento del partido. En la segunda parte, como otras veces antes, atrasó las líneas y empezó a 'sufrir'. Aunque el concepto sufrir, todo sea dicho, ha decaído mucho en su significado desde que Simeone llegara al banquillo.

Porque el Atleti no parecía tener el balón, pero las ocasiones seguían llegando. Filipe Luis, que recordó a sus mejores tiempos, y Godín perdonaron el 0-2 tras salir de vestuarios. Poco después, Giménez solventó un error propio en la salida de balón y Oblak apareció en su única intervención del partido. El meta esloveno suele tener poco trabajo, pero cada vez que le toca aparecer, cumple. Ya suma seis partidos consecutivos sin recibir gol.

Óliver entró en el campo y al Granada empezaron a entrarle las dudas. El partido se movía en un terreno donde el Atleti quería esperar a un rival que no creía en sus llegadas. O que no tenía un plan para llegar. Merodeó el área El Arabi antes de que Griezmann sentenciara el partido. El 'Cholo' movió sus cromos: el francés a la izquierda, Carrasco a la derecha. Y desde el lateral zurdo llegó la sentencia: Griezmann dejó pasar entre las piernas un pase paralelo a la portería de Filipe, Óliver se la dio de primeras al francés en profundidad y este último se sacó un duro zurdazo que se coló por la escuadra. Todo resuelto.

Se gustó el equipo colchonero en los minutos finales ante un Granada cuya fe parecía desaparecida antes incluso de comenzar el partido. El equipo de Sandoval es el segundo peor local de la Liga. El de Simeone, el mejor visitante. Los datos hablan por sí solos y el Atlético sigue en racha: sexta victoria consecutiva y la mirada puesta en lo más alto.