El Rayo Vallecano recibía al conjunto rojiblanco en su feudo para tratar de salir ante su gente de la oscuridad provocada por las cuatro derrotas consecutivas. Por su parte los colchoneros necesitaban los tres puntos para acabar el año, como mínimo, colíderes.

Juego sin ocasiones

Comenzaba una nueva prueba para el Atlético de Madrid que debía demostrar que lo de la Rosaleda fue solo un despiste. Los pupilos del Cholo salieron con las ideas claras: buscar un gol tempranero que le allanara el camino y le situara en el escenario que más cómodo se encuentra, sin embargo, el destino le tenía preparada una prueba mucho más ardua. El Rayo Vallecano es un hueso duro de roer y no estaba dispuesto a poner las cosas fáciles.

El Atlético de Madrid embestía contra una defensa rayista que se mostraba como más le gusta a Paco Jémez: muy adelantada, factor que los del Cholo intentaban aprovechar con alguna otra ocasión de Griezman, Fernando Torres o Yannick Carrasco que no lograban convertir. Los rojiblancos salían con intención y juego pero sin demasiada precisión. El Niño encabezaba las intentonas rojiblancas, fue el protagonista de la más clara: se quedó sólo ante Yoel y este reaccionó rápido para mandarla a córner y agrandar el peso del gol 100 del fuenlabradeño.

De la falta de acierto del club colchonero empezaron a nacer las esperanzas de los locales, que por primera vez equilibraba el partido. El encargado de demostrar que el Rayo estaba muy vivo  fue Javi Guerra que en  el minuto 34 probaba a Oblak con un disparo raso que el esloveno conseguía despejar, dejando claro que la barrera rojiblanca no la derriba cualquiera.

Así sin pena ni gloria, el partido llegaba al descanso en un choque de ida y vuelta en el que el Atlético fue perdiendo el protagonismo. Necesitaba dar más el equipo del Cholo para ponerse líderes - provisionalmente- de la Liga BBVA.

Quien la sigue la consigue

Sánchez Martínez decretaba el comienzo de la segunda mitad y todas las miradas se concentraban en la capital de España, en uno de esos derbis que gustan a los aficionados del fútbol . El Atlético de Madrid necesitaba ideas y el Cholo conocedor de ello, puso rápido a calentar a Jackson, Thomas y Vietto. Por su parte Jémez se concentraba para brindarle a su equipo los mejores minutos del encuentro, los más brillantes de los franjirrojos a los que Lass intentó poner la guinda con un disparo lejano que acabó encontrándose con los guantes de Oblak.

El argentino decidió entonces, ante la crecida de los de Vallecas, mover ficha, entraba Correa para sustituir a Óliver Torres con la intención de aportarle un poco de chispa a la delantera india. No tardaría el de Buenos Aires en hacer el segundo cambio, convencido a llevarse los tres puntos, ante un conjunto que no estaba dispuesto a perderlos, introducía a Thomas por Fernando Torres, quién acabará el año con el fantasma del gol 100. Las incorporaciones fueron un soplo de aire fresco para un Atlético de Madrid que las empezó a tener de todos los colores. Pudo abrir la lata Saúl que se quedó solo en el segundo palo y no llegó a rematar un centro magistral de Carrasco.

El Atlético dominaba el encuentro pero no acababa de tener ocasiones claras. El argentino movía muy tempranamente y para sorpresa de todos la última ficha: entraba Jackson Martínez por Jannick Carrasco, pero el cambio no acababa de hacer efecto y la ansiendad cada vez crecia más al mantenerse el marcador en tablas.

El conjunto indio decidió entonces tirar de una de sus mejores armas: la cabeza de Godín. Centró Koke y el uruguayo le perdonó la vida al conjunto franjirrojo en una de esas en las que el capitán no suele fallar, se le iba otra ocasión a los rojiblancos que jugaban contra el reloj.

El Rayo Vallecano se amoldaba a un resultado en tablas que no parecía disgustarle, Paco Jémez hacía sus cambios introduciendo a Bebé y Zhang por Lass y Dorado. Al Atlético de Madrid se le acababa el tiempo para conseguir el liderato provisional y se veía reflejado sobre las intentonas sin acierto de Jackson.

Todo apuntaba que el conjunto colchonero se iría al fin de año con un empate a cero sin demasiadas explicaciones  en Vallecas.  Sin embargo, los cambios del Cholo comenzaron a hacer efecto para demostrar que si el cántaro va a la fuente esta se acaba rompiendo.  Correa despertaba para recordar al Atlético la magia de de sus pies. El diablo adelantaba a los rojiblancos en el minuto 88 y cuando en el estadio del Rayo casi daba el encuentro por acabado. Thomas hizo una gran jugada con dos paredes. La primera con Sául, la segunda con el argentino que dentro del área no dudo y definió.

Pero los colchoneros no habían dicho la última palabra Griezmann tenía que hablar, es el líder colchonero y lo tiene que demostrar. El 2015 no podía acabar sin su último toque.  Fue en el minuto 90, casi sobre el pitido final del colegiado Jackson le daba un gran pase al galo y el francés sentenciaba con un golazo de vaselina para llevarse un partido en el que los de Paco Jémez no merecieron tanto castigo.

El Atlético de Madrid supo esperar con un equipo muy sólido atrás hasta el último momento. Diego Pablo Simeone cierra así un 2015 de la mejor manera posible, en un año en el que ha habido más gloria que pena para lo colchoneros.