Hay estadios que te plantan el no, y es no. Hace dos años, el Levante alejó al Atleti de la Liga, su Liga. El curso pasado, prolongó la certificación del tercer puesto. El calendario es caprichoso y siempre empareja esta visita colchonera en las últimas jornadas, y esta vez sirvió para dejar al equipo de Simeone sin opciones matemáticas de Liga. 37 jornadas que han puesto su fin en el Ciutat de Valencia, donde Simeone no conoce la victoria. Un estadio maldito.

Gol y relajación

Y eso que las cosas no pudieron empezar mejor para el Atlético de Madrid. Corría un minuto de juego en el Ciutat de Valencia cuando apareció la conexión de moda: Koke, en línea de tres cuartos, asistió para Torres, que buscó y encontró el espacio. Especialidad de la casa, El Niño picó el balón por encima de Mariño. 0-1 y todo cuesta abajo. O eso parecía.

Porque el Atleti, a partir de entonces, se relajó. En exceso, sin duda. Su liderato provisional duró tres minutos, los mismos que tardó el Barcelona en ponerse por delante ante el Espanyol. Mientras, el Atleti se conformaba con su gol, echaba las líneas atrás y daba la posesión al Levante, que parecía ni creérselo demasiado ni tener muchas ganas de intentarlo. Estábamos equivocados.

Mientras en un lado Correa no atinaba a portería, en el otro, Casadesús aprovechó un error en cadena para empatar el partido. Wilson Cuero llegó a línea de fondo y el jugador y Víctor, en el punto de penalti, se adelantó a Juanfran para hacer el 1-1. Intentó reaccionar tímidamente el Atleti, pero los locales, ya descendidos, seguían creando peligro al contragolpe. Un Atleti apagado que era líder en los primeros minutos de partido y se iba al descanso en tercera posición.

Todo arriba, mazazo abajo

Las cosas iban mal y Simeone, que veía el partido desde la grada, lo veía claro: Carrasco y Griezmann al campo. ¿Una salida en tromba? Nada de eso. Quiso tener más pelota y madurar la jugada, y tuvo cinco minutos de esas ocasiones donde la pelota no quiere entrar. Saúl cabeceaba arriba, Savic acababa una jugada a balón parado a la base del palo y Carrasco salía al campo sin fuerza. Mientras, en el Camp Nou, no paraban de llegar los goles blaugranas.

Tras el arreón, se paró el partido. Las sensaciones eran raras para el Atleti, que visitaba otro estadio maldito y veía cómo pasaban los minutos sin crear peligro. Había confiado en su ventaja y su defensa, pero salió mal. Naufragaba en el centro del campo, donde no conseguía dominar el balón y trenzar jugadas de peligro. Un 4-3-3 con Griezmann demasiado escorado a banda y en el que Torres no recibía balones de gol. Salió Thomas por Gabi para aportar poderío físico, pero tampoco sirvió.

Lo intentó el conjunto colchonero en el último tramo del encuentro. Griezmann tuvo la más clara, pero Mariño le sacó una mano prodigiosa para evitar el 1-2. Cuanto más se volcaba el Atleti, más espacios dejaba atrás. Giménez subía a rematar sin fortuna y Juanfran y Filipe buscaban centros que no encontraban rematador. Era el 90, y estaban con todo arriba. Lo aprovechó el Levante: Morales y Rossi contra Savic. Condujo el primero el balón, que se la dio al italiano para que sentenciase el partido. Y de camino, la Liga para el Atleti. No queda campeonato. Pero sí una final. Compitió, lo dejó todo, ganó y peleó durante 37 jornadas. Ahora, todo a la Champions.