No podían fallar las chicas de Villacampa si querían el milagro. Pero fallaron en Levante, uno de los huesos más duros de roer del campeonato futbolístico femenino español con mucho riesgo de atragantamiento. Las rojiblancas salieron a por los tres puntos pero se chocaron con unas azulgranas dispuestas a no dejarse superar. Finalmente acabó la batalla en tablas, algo que beneficiaba más a las locales que a las visitantes.

Zapatazo y reacción

Con un sol con olor veraniego pitó el colegiado el inicio de la contienda. El encuentro se anticipaba táctico y agresivo y así se resolvió. Fue unos de esos partidos atrayentes para los aficionados al balompié incluso cuando no es su propio equipo el que se juega los muebles. Salieron las rojiblancas a morder, golpearon primero. Golpearon literalmente, valga la redundancia, porque Esther se sacó un zapatazo desde los 25 metros que cogió a Noelia Bermúdez sin despertar y le sirvió de desayuno por la escuadra derecha. Un gol para quitarse el sombrero.

El Atlético se lanzó a por el segundo pero, caprichos del fútbol, cuando más olían las rojiblancas volver a encontrarse con las redes levantinas fue Alharilla quién desbobló entre la zaga rojiblanca y se zambulló en el área para igualar la batalla. Con el empate se planteó un partido nuevo, muy táctico por ambas partes y con muchas ansias de gol. Lo normal cuando hay algo que ganar y nada que perder. Alguna tuvo el Levante, que en los compases finales de la primera mitad buscaba la aventura. Un saque de esquina con peligro y alguna llegada que acabó solventando la zaga colchonera - suficiente habían tenido ya con el primer gol-. Así, en tablas y con un calor semejante al que azota la costa levantina en el mes de julio, llegaron al descanso.

Ida y vuelta sin premio

Quien la sigue, a veces, no la consigue. Empezó el primer tiempo con la iniciativa de las chicas de Villacampa, pero las locales, dejos de amedrantarse, decidieron reivindicar una vez más que les gusta, y mucho, cortarles la fiesta a las del Manzanares. El encuentro se convirtió en un auténtico ida y vuelta. Lo intentaba el Atlético con el afán de una incansable Esther que no estaba dispuesta a ver perder a las suyas y se sacaba un desmarque por la banda izquierda que acababa estampándose contra el travaseño superior de la portería de Noelia.

Contestó el Levante en una jugada que acabó en las manos de Lola Gallardo y nuevamente, le tocó el turno Atlético de Madrid. Esta vez, fue Sonia que le dejó un centro a Priscila que sola ante Noelia no acertó a convertir. La última del duelo quedó bajo la responsabilidad de Esther: allí se atrincheró el partido completo y nuevamente apareció Bermúdez dispuesta a hacer olvidar su despiste en el primer tanto de la mañana.

Así, sin tregua, llegó el final al Terrer de Paiporta. Una vez más, el equipo valenciano se puso el traje de faena y se convirtió en la bestia negra del Atlético de Madrid Féminas, que se despidió casi definitivamente de las leves pociones que le restaban de Liga y las que le hacían aspirar a la Champions. Le faltan tres jornadas a la Liga femenina. Las de Villacampa recibirán al líder de la clasificación el próximo fin de semana con posibilidades muy remotas de hacerse con la Liga y de meterse en puestos de Champions, pero no habrá duda que las de Majadahonda asumirán el duelo con las ganas de dejarlo todo en el terreno de juego. Esto, al fin y al cabo, es el balompié.