Jugar una final de Champions League es un premio al trabajo de toda la temporada. Por mucho que se atrevan a decir algunos, la suerte no te lleva hasta la finalísima. Lo que te lleva a disputar el partido más importante del año es el trabajo, el rendimiento y la capacidad de superar a los mejores equipos del mundo. Porque en la máxima competición continental sólo están los mejores. En los sorteos de las eliminatorias no hay rivales pequeños, ningún equipo que ha logrado la clasificación merece este apelativo, pero es cierto que existen contrincantes difíciles y contrincantes prácticamente insuperables. Para plantarse en la final, el Real Madrid despachó a los primeros. El Atlético, sorprendiendo a toda Europa, hizo lo propio con los segundos.

Sin problemas para el Madrid

El conjunto de Zidane es justo finalista de Champions League, lo injusto es que alguien piense lo contrario. Sin embargo, sí que se puede afirmar que la suerte ha estado de lado de los blancos en la competición, al menos en lo que al sorteo se refiere. Porque mientras que el Atlético era emparejado con los favoritos a llevarse la ‘orejona’, el Real Madrid se encontraba con aquellos rivales más asequibles, ya sea por su condición de debutantes en cuartos, como el caso del Wolfsburgo, o por venir de cuajar una campaña decepcionante, como el caso de el Manchester City.

El Wolfsburgo el único equipo que ha sido capaz de ganar al Real Madrid en esta edición de la Champions League

Cronológicamente y tras haberse clasificado como primero de grupo, los blancos han superado a Roma, en octavos de final; Wolfsburgo, en cuartos de final; y Manchester City, en semifinales. El primero de ellos, el conjunto italiano, no ha realizado una mala campaña, pues ha acabado en tercer lugar de la Serie A; sin embargo, en el momento del sorteo, el club capitaneado por Totti era de los más deseados por los madrileños. Y una vez que los emparejaron, sucedió lo esperado: dos victorias en los dos duelos y a cuartos sin sufrir.

Con el Wolfsburgo, a Zidane y los suyos les tocó la lotería, el rival que todos querían. Los alemanes disputaban los primeros cuartos de Champions de su historia y celebrarían cualquier emparejamiento. Ni la historia ni Ronaldo, una vez clasificados sólo querían celebrar y disfrutar de la comeptición. Los merengues, por su parte, también celebraron, pero el pase a semifinales; de hecho muchos aficionados ya lo festejaban cuando conocieron al rival. El resultado, no tan esperado esta vez. Porque los blancos pasaron a semis, pero, ahora sí, sufriendo.

Y la última parada, Manchester. A priori, el City iba a ser el rival que más difícil le iba a poner las cosas al Real Madrid. Pero nada de nada. Ni Agüero con goles y Hart con paradones. A pesar del ajustado resultado final, 1-0 global, el Real Madrid no vio peligrar su presencia en la final ni un instante.

Tres rivales de altura

Y sin dejar de repetir que tanto Real Madrid como Atlético son justos finalistas, hay que reconocer que la suerte le ha puesto las cosas un poco más difíciles a los de Simeone. Sin embargo, a pesar de ser emparejados con equipos que se presuponían favoritos a ganar el campeonato, los rojiblancos fueron superando rondas a base de trabajar, creer y acordarse de sus mayores. Y así lo hicieron con el vigente campeón, creyendo en la victoria. Y con el Bayern, con Luis en la memoria.

Todo empezó en Holanda, con el PSV Eindhoven como protagonista. Contra los también rojiblancos, los colchoneros aguantaron y sufrieron hasta el final, llegando hasta la tanda de penaltis. Un modo de pasar totalmente válido, pero que no gustó a ciertas personalidades. Dejémoslo ahí. Opiniones aparte, el Atlético llegó a cuartos tras una emocionante tanda decidida por un héroe inesperado: Juanfran.

Ni la rigurosa expulsión de Torres ni la excesiva ‘intensidad’ de Barcelona impidieron que el Atlético se clasificara para la semifinal

Nuevo sorteo y nuevo rival difícil. Es más difícil, mejor dicho. Porque los de Simeone tendrían que superar al vigente campeón si querían estar en semifinales. El Barcelona de Suárez, Messi y compañía quería revalidar titulo y devolverle al Atlético la eliminación europea de hace dos años. Y así las cosas, la clasificación parecía una utopía. Pero el Atlético, como les enseña el Cholo, no dejó de creer. Ni la rigurosa expulsión de Torres, goleador aquella noche, ni la excesiva ‘intensidad’ de Barcelona impidieron que los colchoneros apearan de la competición al candidato favorito a ganarla.Callando a aquellos que no creían que su juego no era digno de la competición.

El Bayern de Múnich ha sido la última víctima rojiblanca (o la penúltima). Los de Pep no pudieron siquiera aprovechar el factor campo que les favorecía al disputarse la vuelta en Alemania. 1-0 en el Calderón y 2-1 en el Alianz, un ajustado resultado que hizo sufrir a los colchoneros hasta el final pero que fue suficiente para tumbar al histórico club. La superioridad de la ida, la magistral asistencia de Torres a Griezmann, los penaltis parados por cada portero y, sobre todo, el golazo de Saúl convirtieron esta eliminatoria en uno de los cruces europeos más memorables de la historia del club del Manzanares.

Dos finalistas. Dos caminos distintos para lograrlo. A uno le vino bien partir como favorito, al otro mejor todavía ir de tapado. Uno busca la undécima, el otro busca ganar por sus mayores. Pero ya en la final, sean cuales sean los caminos recorridos y los motivos para ganar, la obsesión de ambos equipos sólo es una. La misma: proclamarse campeones de la UEFA Champions League.