No hay quien coloque una toalla en las playas de España. El calor obliga a no separarse del mar, la piscina o, en su defecto, el aire acondicionado. Mientras miles de vacacionistas apuraban sus últimos días de relax,  el Vicente Calderón se volvió a teñir de rojo y blanco para iniciar la que será su última temporada, desplegando un ambiente acorde con la alta temperatura que azotaba la capital de España. La fiesta parecía asegurada en un encuentro que se antojaba de muy fácil resolución para los colchoneros ante un recién ascendido. Sin embargo, el fútbol hizo una vez más de las suyas y dio sorpresa en el Vicente Calderón.

De córner en córner

Diego Pablo Simeone empezaba la temporada con valentía y sorprendiendo en la delantera. Nada de andarse con tonterías: Torres se quedó en el banquillo y Gameiro, en proceso de adaptación, salió a estrenar el verde del Vicente Calderón. El Atlético de Madrid  fue a  por el encuentro desde el minuto 1 y sin demasiada mella del síndrome post-vacacional. La primera mitad de los colchoneros se convirtió en un despliegue de fútbol por todos los costados que no logró derrumbar a un Alavés muy sólido atrás. Sin Antoine Griezmann, los de Simeone  buscaron a su viejo amigo: el balón parado. Cinco saques de esquina en veinte minutos y la testa de Godín probando puntería. Así, poco a poco fue entrando en calor la maquinaria colchonera, que cada vez ponía en más apuros a un atento Pacheco.

Comenzó Gabi con un disparo lejano, que salió susurrando el palo izquierdo de la portería albiazul. Ni medio minuto más tarde le imitada Gameiro; el resultado fue similar. Los minutos corrían a orillas del Manzanares y al Atlético le faltaba únicamente  eso que sonaba el curso pasado tanto en los medios de comunicación: el gol. De todos los colores las tuvieron los rojiblancos en la primera mitad. Que si combinación de Filipe con Carrasco, testarazos de Godín o regates de Saúl. En el minuto 34 llegó la mejor ocasión de la primera mitad para los locales: Juanfran se la puso a  Koke al espacio y éste le regalaba medio gol a Kevin Gameiro. Sin embargo, al francés se le marchó por encima de la red del guardameta albiazul. Llegó así el descanso al Vicente Calderón y el Alavés le brindó una dosis de su medicina al conjunto colchonero: la resistencia. Sorprendentemente, en tablas se fueron los jugadores al vestuario.

Intensidad sin premio

El verano ha pasado, pero Diego Pablo Simeone sigue siendo exactamente el mismo. Ante la falta de gol rojiblanca, cambio de esquema desde el primer minuto de la segunda mitad: al banquillo Tiago y dentro Fernando Torres. El cambio tuvo su efecto, el Atlético cada vez hacía sudar más a un Alavés que suficiente tenía con retener las embestidas rojiblancas. Entre una y otra llegaron los primeros dos saques de esquina del conjunto de Vitoria, recordando al Vicente Calderón que estaba sobre el terreno de juego Jan Oblak.

El Alavés, encerrado en su área, trató de subir líneas y presionar un poco más arriba a los rojiblancos. Entre tanto, el técnico argentino prosiguió con sus cambios, empeñado en derribar la muralla del equipo visitante. Entró Nico Gaitán por Gabi, pero el gol no llegaba a un Vicente Calderón cuya impaciencia iba en aumento. El esférico pareció negarse a entrar en la portería de Pacheco y el Cholo, desde la banda, quemó su último cartucho: un Carrasco desaparecido por Ángel Correa. El "Angelito" fue una auténtica revolución: las tuvo el Atlético de todos los colores, de todos los estilos y para todos los gustos. Pero nada, la portería albiazul se mostraba infranqueable.

Hablamos de fútbol

Tres minutos. 180 segundos. Podrían ustedes ver el descuento del choque y pensarán que la crónica es inventada. El tanto del Atlético llegó desde los once metros, convertido por las botas de Kevin Gameiro ante un Calderón que se apuntaba los tres puntos tras un encuentro en el que el rojiblanco tiñó al completo el área del Alavés. Sin embargo, no olviden que hablamos de fútbol. En el último suspiro de la contienda, Manu García la colocó, ante los ojos atónitos del Vicente Calderón, en la escuadra izquierda de la portería de Jan Oblak. Sorpresa a orillas del Manzanares. Señores, la Liga ha vuelto en estado puro.