El Málaga visita el Vicente Calderón. Un equipo incómodo los últimos años, sobre todo desde aquel día que un paradón de Caballero evitó el alirón. Un equipo, el malagueño, que busca año tras año de nuevo una estabilidad después de sus temporadas gloriosas y europeas, que pese a las bajas y los contratiempos consiguen tapar. Entre columna vertebral e ilusionantes fichajes, el Málaga se reinventa, y una figura de cada uno de los elementos contienen sangre rojiblanca en las venas: Camacho y Keko.

Siempre haciendo de sheriff

Ignacio Camacho llegó a las categorías inferiores del Atlético de Madrid desde Zaragoza, donde su hermano y su padre habían dejado su estela. El pequeño de la saga fue más allá, y en el Atleti se forjó como una de las promesas del club.  El imponente mediocentro de melena rubia se abría paso categoría tras categoría, dándose a conocer en las secciones inferiores de la selección española, donde fue el capitán y gran comandante de la generación campeona sub-17. Los Bojan, De Gea, Fran Mérida y compañía fueron liderados por Camacho hacia la victoria.

Nacido para liderar el centro del campo con sus innumerables cualidades, su perfil y su experiencia cada vez le acercan más a ser un candidato al "nuevo  Gabi"

Así, la joya rojiblanca derribó las puertas que se ponían a su paso hasta llegar al primer equipo. Años turbios, raros, irregulares, caóticos, inestables. Cuatro temporadas de extrañas ocurrencias que limitaron el marco a un jovencísimo jugador con mucho potencial desperdiciado. Integrante de equipos criticados y de equipos campeones de Europa League y Supercopa. Pese a todo, el canterano tuvo que partir para crecer.

El Málaga, con otros tantos años del mismo movimiento extremo, le otorgó al colchonero la confianza y la regularidad necesaria para hacerse un hombre. Van a ser siete temporadas ya desde que Camacho comande en la Rosaleda. Capitán general del Málaga donde ya ha demostrado su liderazgo, su fortaleza, su entrega, su trabajo, su imponente juego aéreo, su capacidad de sacar el balón jugado, su polivalencia en el centro del campo. Al fin y al cabo, su capacidad presente, más que de sobra, para opositar a ser el nuevo Gabi de una era futura.

Entre Kekos y Kokes

Sergio Gontán, más conocido como Keko, es otro de los rojiblancos que estarán en el bando contrario, aunque en este caso una lesión le impedirá regresar al Vicente Calderón. El extremo se ha reinventado tras haberse frenado su proyección en Segunda División hace varios años. Tras dos grandes temporadas, el atacante, ahora en el Málaga, se salta varios pasos para estar donde su calidad tenía que estar. Una calidad que de sobra conocen en la Academia.

Han coincidido muchos años en vestuario y en nombre, pero el destino ha dejado fuera del partido a Keko y Koke

Keko provocó más de una confusión a sus entrenadores con la coincidente presencia de su compañero durante varios años, Koke. El rubio y el moreno, el que juega por fuera y el que juega por dentro. Siempre de la mano, siempre ligados, esta jornada otra vez enfrentados en el estadio donde soñaron jugar. Sin embargo, una lesión y una doble cartulina harán que los destinos de nuevo los asemeje y que sea en ausencia su simil protagonismo.

Al igual que Camacho, y justó después del mediocentro, Keko no solo forjó su nombre en la cantera rojiblanca. El rápido  y descarado extremo de pelo rubio fue el líder, también, de grandes generaciones en las inferiores de la “roja”. Junto a Thiago, Bartra, Canales y el propio Koke sumó a sus éxitos juveniles triunfos con la selección. Ahora, en la Rosaleda, busca otro atajo hacía la cima y quién sabe si al Calderón.

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