El pasado martes Álvaro Domínguez anunciaba a través de su cuenta de Twitter su peor y más difícil decisión desde que empezó a jugar al fútbol como profesional: se retiraba de los terrenos de juego por tener "unas condiciones físicas pésimas". Desde entonces, al ya ex jugador le han llovido los apoyos y los mensajes de ánimo. El mundo del fútbol y del deporte se ha volcado con él, sobre todo, el entorno que rodea al Atlético de Madrid, el club donde nació, creció y se consolidó como futbolista. "La afición del Atleti me ha dado mucho más de lo que yo podré darle", declara agradecido y emocionado.

Domínguez ganó dos Europa League y una Supercopa de Europa con el Atlético

Domínguez estuvo desde la temporada 2008/2009 hasta la 2011/2012 vistiendo la elástica rojiblanca, llegando a capitanear a un equipo que logró dos Europa League y una Supercopa de Europa en apenas dos años. El central, también campeón del europeo con la Selección Sub-21, acabó una preciosa etapa a las orillas del Manzanares entre lágrimas y el reconocimiento de una afición que nunca le olvidaría.

De la Primera División española partió a la Bundesliga, donde ha jugado en los últimos cuatro años al frente del Borussia Mönchengladbac y, finalmente, se ha visto obligado a decir adiós al fútbol. Dos intervenciones en quirófano, horas y horas de rehabilitación y multitud de viajes para buscar al especialista adecuado no han sido suficientes para devolver a Álvaro unas óptimas condiciones para seguir jugando: "Es duro dejar algo por lo que has peleado toda tu vida, pero estos dos años me han servido para darme cuenta de lo importante que es la salud en la vida", asegura el jugador.

"En mayo de 2015 dejé de jugar por la espalda, pero desde febrero ya tenía dolores fuertes que cada día iban a más. Me hicieron una resonancia y me dijeron que no me preocupara, que me infiltrase y que se me pasaría. A medida que pasaba el tiempo perdía calidad de vida, jugaba sin poder saltar, esprintar y acabé un partido sin poder moverme. Fue en Madrid donde me hicieron una resonancia y me dijeron que el problema era muy complicado. Me sorprendió porque el Borussia nunca me había informado de la importancia de la lesión", explica.

"El trato que he recibido no se lo merece nadie"

Domínguez siguió jugando por petición del entrenador, sin éste saber que seguía con fuertes dolores. Hizo pretemporada junto a sus compañeros y llegó a jugar hasta seis partidos así: "Terminaba de jugar, me iba a casa y me metía en la cama. En el campo era un profesional y fuera un inválido. Con el paso del tiempo tuve que empezar a pedir a mis amigos que me hicieran la compra, la comida...".

El ex del Atlético no ha escondido en ningún momento su frustración y enfado con los servicios y la atención prestada por el club alemán, llegando a decir que "es incomprensible que un club como el Borussia Monchengladbach permita esto, es un abandono, seguía jugando y seguía empeorando". "No merece la pena vivir así con 27 años, llegué a tener indicios de depresión", afirma lamentándose.

No sabe si irá a juicio, si demandará al club, pero lo que sí que tiene claro es que "ahora que el fútbol se ha acabado, el objetivo es vivir sin dolor".

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