Mendizorroza se vestía de gala para recibir a los suyos en un partido de alta cuna. No era para menos, el Atlético de Madrid visitaba Vitoria y la expectación era máxima. El factor campo igualaba un encuentro que, a priori, daba a los rojiblancos como favoritos, previsiones que se romperían nada más sonar el pitido inicial.

El Alavés quería mandar, imponer su estilo, dominar la posesión y, todo ello, lo fue consiguiendo en los primeros compases del partido. Los de Pellegrino, muy bien plantados en el terreno de juego, gozaron de una gran oportunidad para adelantarse en el marcador. Ibai Gómez recibía un balón dentro del área y, sin saber muy bien cómo, Moyá salía a achicar y blocar el tiro del jugador blanquiazul. El paradón del meta colchonero mantenía las tablas en el marcador, pero lejos de reaccionar, el Atleti seguía perdido, sin reaccionar, sin ninguna señal que hiciera presagiar un cambio de actitud por parte de los de Diego Pablo Simeone. Éste mandaba calentar a Correa y a Juanfran como señal de aviso, algo inusual en él, mientras que la afición local jaleaba a los suyos. No era para menos. La primera parte del Alavés estaba siendo para quitarse el sombrero.

El Atleti amenazaba tímidamente con un lejano disparo de Griezmann, pero, de nuevo, el Alavés golpeaba. Laguardia mandaba al travesaño un acrobático disparo y Deyverson no llegaba al rechace. Con el paso de los minutos, el Atlético se fue asentando, sin demasiada presencia ofensiva, aunque sí apaciguando las intentonas del colectivo local. En los últimos minutos de la primera parte se jugó en tierra de nadie, el Atleti parecía estar deseando irse al túnel de vestuarios y el Alavés encontrar a Llorente y Camarasa, los dos mejores del Alavés en el partido, mientras Deyverson y Godín empezaban una guerra que se prolongaría durante toda la segunda parte.

Los segundos 45 minutos empezaban con otro aire totalmente diferente. El Atleti, por fin, parecía encontrarse y salir con todo a presionar, pero sería solo un espejismo, para desgracia de los colchoneros. El Alavés volvería a coger las riendas del partido cinco minutos después de comenzar la segunda parte, gracias a una internada de Camarasa que acabaría golpeando el exterior de la red de la portería de Moyá. Giménez lloraba, doliéndose de su muslo derecho, sabiendo que se había lesionado y no iba a poder continuar el partido.

Los enanos le crecían al Cholo con la doble sustitución de Carrasco y Gameiro por Torres y Correa, respectivamente. Los dos jugadores sustituidos salían del campo con evidentes muestras de cabreo, disconformes con la decisión de Simeone. Camarasa, Edgar y Deyverson tuvieron las mejores oportunidades para los suyos, sin lograr batir a un inspiradísimo Moyá. El guardameta sacó un mano a mano contra Theo Hernández mientras que medio Mendizorroza ya cantaba el gol.

Foto: La Liga

A pesar de las continuos acercamientos de los locales, Nico Gaitán gozaría de la oportunidad más clara del encuentro. Savic despejaba un balón que se plantó sin querer en las botas del argentino, quien encaraba a Pacheco totalmente solo. Inexplicablemente, Gaitán decidió regatear al portero rival en lugar de finalizar y buscar portería. Pacheco salía bien e impedía que el cero a uno subiera al luminoso. EL banquillo rojiblanco no se lo podía creer. Ahí estaban los tres puntos.

En los últimos diez minutos de partido, Torres jugó un papel importante bajando balones y dando profundidad al equipo, de hecho, provocó una falta en la frontal del área que Antoine Griezmann mandó por encima del larguero. Con el tiempo reglamentario ya cumplido, Theo puso un centro peligroso al punto de penalti que no encontró rematador y se fue rozando el palo derecho de Miguel Ángel Moyá. Justo en ese momento, el colegiado señalaba el final, aunque Deyverson y Godín parecían no haberse enterado y seguían a lo suyo.

Así, el Atlético volvía a dejarse dos puntos frente al Alavés, como sucedió en la primera vuelta, mientras que los de Pellegrino salían satisfechos y ovacionados por su entregada afición, conscientes de que habían hecho un gran partido. Empate sin goles, reparto de puntos y ambos conjuntos a pensar ya en las semifinales de la Copa del Rey. El Celta y el Barça esperan.