El Atlético Femenino que dirige Ángel Villacampa sigue ganando finales, bajo el lema “partido a partido” que instauró Simeone hace varios años, las rojiblancas se toman cada encuentro como si fuera el último de sus vidas, sabedoras de que este puede ser el año de la gesta.

Ganar la Liga Iberdrola está entre ceja y ceja pero para ello quedan 11 finales, de las cuales 6 se jugarán en el Cerro del Espino, feudo colchonero. El partido frente al Albacete fue una prueba de que no hay que dejar de creer, y de que la que más creyó fue Laura Fernández Borge.

El inicio del partido marcó el guión de los 90 minutos. Asedio constante de las rojiblancas, que a punto estuvieron en varias ocasiones de firmar el primero. Sonia fue la que más oportunidades tuvo, pero sus zurdazos se marcharon desviados por poco. Corredera envió un auténtico trallazo al larguero y el posterior remate de Esther a puerta fue anulado por fuera de juego. Para entonces, solo corría el minuto 20’ en el luminoso de Majadahonda.

Por mucho que el Atlético se acercara a la portería de Elena de Toro, no conseguía hacer gol. De hecho, a punto estuvo de sorprender en contadas ocasiones a Paraluta, aunque la rumana se mostró siempre segura bajo palos.

Villacampa salió con un sistema de juego 4-3-3, con Esther como jugadora más adelantada y con Sosa y Meseguer como organizadoras del juego, dejando a Sampedro un poco más libre en banda izquierda. Pese a que Corredera se dejó la piel y Sonia lo intentó más que nunca, el balón no quiso entrar. Por ello, avanzados unos minutos de la segunda parte, se cambió el sistema a un 4-4-2, con Corredera y Falcón –que ingresó en el terreno de juego por Esther– como extremos más incisivos.

Tras un nuevo gol anulado, en esta ocasión a Corredera, ingresó Laura Fernández Borge al campo por Ángela Sosa, que cuajó un gran partido en el centro del campo. La joven “17” ingresó sabedora de que se apostaba por su calidad y su frescura en ataque para ayudar a levantar la situación de empate para hacer que los tres puntos se quedaran en Majadahonda.

Pues bien, cuando parecía que todo iba a acabar en empate, todo cambió. Hasta entonces, el Atlético se había impuesto al Albacete, pero se había topado siempre con Elena de Toro y su agilidad en la portería. La afición empujó hasta el final. Hubo muchas quejas además al árbitro, que tuvo varias decisiones que calentaron a la grada. De hecho, fue expulsada la entrenadora del Albacete.

El Atlético supo sobreponerse a todo ello, y rascó lo que todos esperaban, un gol. Y qué gol. Infartante. Laura controló de pecho un centro medido de Kenti y, tras zafarse de la defensora a base de fe, enganchó una sutil volea. Era el minuto 93', que ironía. Lo demás es historia, 1-0 y permanencia en el liderato una jornada más.

El Cerro del Espino pasó a ser una fiesta con el gol de la de Valladolid, que lo celebró por todo lo alto con sus compañeras. Por otro lado, Villacampa y el banquillo entero saltaron al campo para celebrarlo con euforia; qué menos.