En un ejercicio de aguante, poderío físico y oportunismo, el Atlético de Madrid consiguió vencer en casa del líder tras un partido en el que acabó con el físico de sus jugadores en la reserva. 

Los primeros minutos del partido fueron de dominio alterno, pero las ocasiones claras las tuvieron los locales. Estas ocasiones vinieron de errores del filial rojiblanco: primero una pérdida en la salida de balón y luego un mal despeje propiciaron que los mostoleños estuviesen muy cerca de empezar el partido por delante. Sin embargo, el Atlético se repuso y en la primera ocasión clara que tuvo se puso por delante. El gol fue autoría de Keidi pero Olabé abriendo a banda, Arona regateando y centrando y Rubén rematando al palo para que el centrocampista albanés cogiese el rechace a la postre participaron de forma notable durante la jugada.

Poco les duró la alegría a los de Óscar Fernández, ya que ocho minutos después el Móstoles empataría tras una serie de rechaces en el área. El gol no estuvo exento de polémica, ya que los jugadores colchoneros reclamaron que el jugador local tocó el balón con la mano. Hubiese mano o no, el gol dejó claro una vez más lo problemas de contundencia en el área que los rojiblancos vienen arrastrando durante toda la temporada.

Si los problemas del Atlético eran estructurales, los del Móstoles tenían nombre propio: Zaka. Durante todo el partido, el delantero peleó con la defensa local ganando la mayoría de sus duelos, y en uno de estos llegó el segundo gol del Atlético B. El pichichi rojiblanco cazó un balón en largo en banda derecha, lo defendió ante el lateral y metió el pase de la muerte para que Rubén lo empujase a placer. En los siguientes minutos, la exhibición de Zaka continuó con caídas a banda y liberando a sus compañeros de la defensa rival.

Con Zaka brillando en el césped y con el Atlético por delante terminó la primera parte. Los colchoneros estaban un poco más cerca de una victoria que sería clave de darse, por lo que supondría tanto competitivamente como anímicamente.

El segundo tiempo dio comienzo y no hubo que esperar mucho para ver la primera ocasión clara, que en este caso fue para los visitantes: Arona recogío un balón en el segundo palo, chutó y el portero del Móstoles respondió con una gran parada. En esta jugada se dejó entrever los espacios con los que el Atleti se iba a encontrar si aguantaba el resultado con el paso de las minutos, y estos espacios con jugadores veloces como Arona en el verde eran peligrosos para los intereses del líder.

El devenir del partido cambió totalmente con la expulsión de Sergi por doble amarilla en el minuto 61. Para cubrir el hueco de Sergi, Caio se colocó en posición de lateral izquierdo y Rubén se implicó más en defensa. Además, metió en el terreno de juego a Rentero, que en defensa se escoraba ligeramente a la izquierda también para evitar centros laterales.

Llegados a este punto, los rojiblancos estaban defendiéndose bien, pero las posibilidades de contra se habían esfumado por completo. En esta situación, entró Acosta sustituyendo a un cansado Zaka. El refresco rojiblanco se situó de extremo izquierdo y Rubén paso a jugar de delantero. Este cambio generó más capacidad de presionar arriba en los visitantes y en consecuencia una ligera sensación de que el filial colchonero volvía a tener capacidad de salir a la contra.

Mientras, el Móstoles lo intentaba con centros que en su mayoría eran atrapados o rechazados por San Román. Si la batalla del sector izquierdo estaba siendo ardua, en la derecha no era menos. El héroe de esta guerra estaba siendo un asfixiado Arona que defendía como si fuese un lateral y durante un rato intentó dar salida por banda como lo que es, como un extremo.

En medio del asedio un nuevo problema surgió para el Atleti: la expulsión por doble amarilla de San Román. En su lugar se puso Keidi, y finalmente el Atlético consiguió vencer pese a todos estos contratiempos. Lo que a corto plazo supone esta victoria es recortar tres puntos al líder. Lo que puede significar a largo plazo para la confianza y fortaleza solo se sabrá con el tiempo