Domingo 11 de mayo de 2014, jornada 37 de Liga. El Atlético de Madrid recibía como líder de la competición al Málaga y tenía la posibilidad de alzarse matemáticamente campeón si ganaba y el Barça no hacía lo propio en el Martínez Valero ante el Elche. Tanto el partido de los rojiblancos como el de los culés se mantenía empatado a cero a mediados de las segundas partes, hasta que en el Calderón el Málaga hacía saltar la sorpresa y Samu García conseguía batir a Thibaut Courtois y ponía el 0-1 en el marcador. El miedo se apoderaba de los aficionados rojiblancos que veían cómo pasaban los minutos y el tanto visitante seguía mandando en el luminoso.

Todo quedó igual

Sin embargo a 15 minutos para el final aparecía un héroe inesperado. El belga Toby Alderweireld convertía el 1-1 y permitía que todo quedara igual en la cima de la clasificación, ya que el Barça del “Tata” Martino también había igualado su duelo a domicilio ante el Elche de Fran Escribá.

De este modo los del Cholo Simeone afrontaban la jornada decisiva de Liga con tres puntos de ventaja sobre los blaugranas, sin embargo el duelo que cerraría la competición doméstica no era un partido cualquiera: Se trataba de un enfrentamiento directo entre los dos candidatos al título en el Camp Nou.

Y llegó el gran día

El partido de ida en el Calderón concluyó con empate a cero de modo que si los locales ganaban se proclamarían campeones. Duelo de altísima tensión cuya previa se vivió en Barcelona y en muchos lugares de España y del extranjero como un día especial en el que podía ocurrir algo grande. Se cumplía un año del “Mirandazo” copero en el Bernabéu y los hinchas rojiblancos deseaban sumar el décimo título liguero a sus vitrinas.

Peor comienzo imposible

Con el pitido del árbitro la alegría y optimismo de los aficionados colchoneros se tornó muy pronto en tensión, más aún cuando en apenas veinte minutos del primer tiempo tanto Diego Costa como Arda Turan se marchaban lesionados y dejaban en el aire la duda de si llegarían a la final de Champions League en Lisboa contra el Real Madrid.

Para colmo en el minuto 34 Alexis Sánchez conectaba un trallazo soberbio casi sin ángulo con el que conseguía batir a Courtois. El tanto del Chileno daba momentáneamente el título al Barça y dejaba helados a los colchoneros que estaban siguiendo el partido.

Inicio arrollador de segunda mitad para el Atlético

No obstante el descanso le vino bien al Atlético. En el vestuario el Cholo dio el último empujón a sus jugadores que salieron a comerse al rival. En apenas cuatro minutos David Villa pudo marcar el gol del empate y el Atlético embotelló al Barça en su propio campo.

Y apareció el uruguayo

Y en plena vorágine ofensiva de los visitantes emergió la figura de uno de los emblemas del Atlético de Simeone: Diego Godín superaba a los defensores culés y conectaba un tremendo cabezazo con el que batía a Pinto y devolvía a su equipo a la cima.

A partir de ahí el partido volvió por los derroteros de la primera parte, con el Barça atacando y llevando la iniciativa y el Atlético achicando y esperando al final.

Lo cierto es que el equipo de Gerardo Martino demostró por qué el entrenador argentino solo duró una temporada en el banquillo del Camp Nou, ya que se mostró dominador pero sin ideas, con un Dani Alves abusando de centros laterales al área que para Miranda, Godín y compañía apenas generaron peligro. Tan solo un gol anulado a Messi tras un rechace y un par de tiros desde fuera pudieron poner en peligro el empate pero al final se resistió y se sacó el resultado que se necesitaba.

Explosión de júbilo y reconocimiento del Camp Nou

Después del enésimo alarde de resistencia defensiva Mateu Lahoz pitó el final del partido y por fin todos los aficionados pudieron respirar aliviados y gritaron a pleno pulmón la consecución del título. A continuación las escenas de felicidad se sucedieron en el campo y en la grada. Especialmente memorable la imagen de Koke y Gabi, dos canteranos y estandartes del equipo arrodillados y abrazados sobre el césped del Camp Nou.

La afición blaugrana también quiso unirse a la fiesta y tras despedir con aplausos a sus jugadores se quedaron reconociendo el mérito de la gesta del Atlético con un comportamiento de chapó.

Fin a la tiranía de Madrid y Barça

La décima Liga colchonera no solo ha pasado a la historia por ser un número redondo, sino también porque significó el fin de un duopolio de diez años de Real Madrid y Barcelona. Los rojiblancos cogieron el testigo del Valencia de Benítez en 2004 y plantaron cara a los dos transatlánticos de la Liga, en el momento en que mayor superioridad en todos los aspectos tenían sobre los demás equipos, hasta conseguir quedar por encima de ellos. Una gesta histórica que colocó definitivamente al Atlético de Madrid al nivel de los grandes equipos de España y de Europa y que será digna de rememorar una y otra vez.