Cerci llegó al Atlético de Madrid en verano de 2014, prometiendo ser un gran fichaje y una revolución en el equipo del Manzanares. En invierno de esa temporada fue cedido al Milán, tras fracasar en el equipo madrileño. Tras otra temporada de cesión en el Génova, Cerci apuntaba a repetir nuevamente a la Liga italiana hasta que su contrato con el Atleti finalizase. Por capricho del destino, Cerci no superó el reconocimiento médico con el Bolonia en los últimos días de agosto, y tuvo que quedarse en el Atleti.

Siempre hay probabilidades

Por mínimas que pudieran parecer, la posibilidad de volver a ver a Cerci disputar minutos con el Atleti estaba ahí. Todo apuntaba a que el italiano pasaría la temporada ejercitándose y quién sabe si jugando con el filial. Resultaba muy complicado de creer que volviera al primer equipo después de una primera etapa nefasta y en la que el cuerpo técnico notó cierta pasividad en su comportamiento.

Los partidos pasaban y Cerci no entró en ninguna convocatoria hasta que llegó el partido de Copa del Rey ante el Guijuelo. Con la eliminatoria decidida tras la goleada colchonera en la ida, el partido de vuelta era un mero trámite ante un equipo teóricamente inofensivo. La situación se postuló como idónea para que Alsessio Cerci pudiera disputar algún minuto de nuevo. Así fue, en la segunda mitad del encuentro salió para disputar la última media hora y bajo la ovación del público, que parecía querer más a Cerci que el propio cuerpo técnico.

Con el paso de la temporada, los aficionados empezaron a demandar al centrocampista italiano bajo ciertas mofas tan solo para crear una situación divertida como la sucedida en copa. Simeone y su equipo variaron en parte su punto de vista sobre el jugador y comenzaron apoyarle más en los entrenamientos, hasta llegar a convocarle en varias ocasiones debido a la plaga de lesiones por las que ha pasado el equipo durante el último tramo de la temporada. Con la tercera plaza liguera bastante encarrilada, Cerci redebutó en Liga ante Osasuna con un marcador de 3-0 que dejaba el partido visto para sentencia. El público ya había demandado abiertamente su presencia partidos atrás, y la petición fue aceptada. Alessio salió a darlo todo en los quince minutos que tuvo. El árbitro señaló un penalti sobre Carrasco y el público decidió corear el nombre del italiano, pero fue el belga quien lo lanzó y lo falló. Poco después se señaló otro, que Thomas lanzó pese a que sus compañeros y la grada le dijeran que era para Cerci. También lo falló, mientras Cerci volvía a sentirse futbolista profesional.

Más allá de bromas de los aficionados o momentos esperpénticos del propio jugador, como cuando se fue de paseo mientras su equipo disputaba el derbi ante el Real Madrid, la temporada de Alessio Cerci ha sido mediocre. Con pocos minutos disponibles, el italiano no ha podido demostrar demasiado y no ha contado para Simeone en la hora de la verdad. Algunos demandaban su presencia en partidos de mayor relevancia, e incluso se llegó a decir que seguramente hubiera aportado más que Nico Gaitán o Gameiro en partidos como el de ida de semifinales de Champions. Con casi total seguridad, abandonará el equipo la temporada que viene en busca de minutos, pero el destino es caprichoso y podría ser que viéramos una tercera etapa de Cerci en el Atlético de Madrid. No hay dos sin tres, dicen.