Otra vez Butarque se marca en rojo. Otra vez el Leganés priva los tres puntos a un Atleti en horas bajas en cuanto a registro ofensivo. Los de Simeone se le atasca el vecino “pepinero” y hace saltar una ligera alarma resultadista exagerada de manera gradual por los últimos partidos en Champions y este último ante Leganés.  Empate sin goles, con excasa aportación ofensiva, con bajas y rotaciones.

Equipo de 2D elevado a la máxima potencia en Butarque

Sin laterales profundos, sin jugadores de banda y sin 9 puro, al Atleti le hizo falta mucha verticalidad

No fue un Atleti tan distinto o tan pobre como puede llegar a dar a entender la multitud alarmista.  El equipo rojiblanco sigue multiplicando aptitudes y llenando las capacidades de los jugadores para tener una plantilla más amplia en valores en una larga temporada. Un esquema reconocible, como siempre, pero con variantes en los perfiles de las ocupaciones que acabaron por ser claves para no poder con un ordenado Leganés.

Simeone propuso el partido por el centro sin amplitud y sin profundidad, y en el centro, el Leganés cerró el paso

Simeone no siempre acierta o no siempre puede ganar la batalla de las decisiones. En Butarque, al igual que ante Conte, pudo errar en sus respuestas.  El argentino  llevó el partido al centro, al epicentro. Sin laterales naturales, sin extremos y con dos delanteros con alma de media puntas. El Atleti quiso hacer el daño en segunda línea de ataque, en tres cuartos, opción que funcionó ante Las Palmas, Sevilla o Roma, pero no ante Chelsea o Leganés

Koke, Correa, Griezmann, Vietto. Los cuatro atacantes juntaban sus movimientos al centro, liberaban bandas y obviaban zona de remate o ruptura. El problema llegaba cuando el Atleti no veía a Filipe o Juanfran en el carril, no tenía referencia en el espacio a la espalda y se encontraba con un muro múltiple en el lugar donde, justamente, quería Simeone encontrar la superioridad. Garitano intuyó mejor el foco de realización.

El hombre más en forma entre líneas, Correa, fue sacado de su mejor hábitat y el jugador más vertical y con chispa en ataque, Carrasco, no jugó en un partido que exigía un superador de líneas o ganador de espacios

Más sorprendente aun del Cholo, si el plan era buscar juntar a sus mejores volantes, fue sacar a Correa del interior para exteriorizarlo. El argentino estaba siendo el jugador más en forma entre líneas hasta el momento. Con Griezmann en horas bajas, el 11 rojiblanco estaba siendo la luz del Atleti en esa zona detrás del ataque. Simeone lo sacó de su hábitat más natural en un partido en el que precisamente se buscaba juego interior,  y el equipo lo pagó. Se perdió una gran baza.

 

 

Sin entrar a debate si pudieran ser los jugadores más finos de cara al gol, Carrasco, y Correa en su sitio, pudieran haber sido soluciones en Butarque

Más todavía prescindiendo desde principio del jugador más vertical del equipo cuando más verticalidad se necesita. Ante un equipo ordenado, cerrado, y que multiplica hombres por el centro, se antojan dos soluciones visibles. Una es el juego directo, aéreo o a la espalda. Otra es abrir el campo e intentar abrir al equipo rival. Cualquiera de las dos soluciones exigen la presencia del mejor hombre para ello: Yannick Carrasco. El belga fue clave en Canarias abriendo el campo y comandando contragolpes y ante Athletic  o Sevilla a la espalda de la defensa. Ante el Leganés, sin laterales puros y sin extremos, se entendía diferencial. Sin delantero centro lanzador y sin jugador de ruptura, se entendía primordial. 

Deja vu

Simeone imita, en sensaciones y resultado, el inicio de liga anterior. Dos pinchazos ante equipos  menores y partidos de dudosa eficacia en el plano estadístico y numeral. Rotaciones, dosificaciones, probaturas. Unido a un cambio de perfil y de estilo, alejado a un Atleti primario de Simeone y acercándose a un equipo más completo, atrevido y ofensivo.  Los cambios son apreciables aunque en curso, los resultados hacen dudar.

Ante esa duda general, salta las alarmas más precipitadas. Los resultados adelantan los nervios y aquí Simeone y el entorno cargan con una cuenta atrás para decidir; proseguir con la evolución  o abortar y regresar a una esencia más reconocible. Para todo, lo único indudable, es que el Atleti le falta creación, le falta gol pero le sobra tiempo y garantía.