27 de mayo de 2001. Un día como cualquier otro. El Atlético se medía al Leganés en un abarrotado Vicente Calderón, con el ascenso a Primera División en juego y los locales ganando por uno a cero. La tensión se respiraba por cada córner del terreno de juego, pero un tranquilo Fernando salía al campo, pensando, según su propio testimonio, “que ya lo tenía todo hecho, que con sólo 17 años había cumplido su sueño”. Aquello no fue más que el principio.

Tan sólo una semana más tarde, Torres encajaba su primer gol con el primer equipo. De cabeza, en el Carlos Belmonte, para mantener la ilusión de subir a Primera más viva que nunca. Qué buen ojo había tenido Manuel Briñas con este chaval fuenlabreño. Cuántas alegrías les daría a los suyos, a su afición, para la cual iba a convertirse en el jugador más “mimado”.

Fernando siguió haciendo historia con el equipo de su vida. Un año más tarde, en 2002, comenzó su andadura en la máxima categoría liguera del fútbol español, la que actualmente se conoce como LaLiga Santander. El 15 de septiembre, el Niño marcó su primer gol en esta competición ante el Sevilla, con un Atlético recién ascendido y dirigido por Don Luis Aragonés. Esta fecha quedará entre los recuerdos de Torres no sólo por jugar en casa y marcar un gol, sino también porque vio la doble amarilla y fue expulsado en el minuto 89. Todo ello, por primera vez en Primera División.

Pero la cosa no fue siempre tan bonita. Sacrificándose por el club que tanto le había dado, Fernando se marchó al Liverpool en 2007. Jugó con los reds en la Premier durante cuatro temporadas, pero no se despidió del fútbol inglés hasta la temporada 2014/15, cuando, después de jugar otras cuatro temporadas allí, esta vez con el Chelsea, el Niño volvió a casa.

Y de nuevo siguió sumando partidos en Primera División con su Atleti. Una vez más, demostró que todavía tenía mucho que darle a su equipo, y siguió regalándole goles y partidos. Hay quien afirma que Torres ya no está para jugar como antes. Y sí, de cierto modo -lo anormal sería que no fuese así-, Fernando ya no es tan niño como en 2001, y eso se nota. Pero lo que este hombre ha escrito ya en la historia rojiblanca, no va a poder borrarlo nadie.

Esta octava jornada, en el empate frente al Barça, Fernando Torres ha certificado su partido número 300 en Primera. Y todos ellos han sido con el Atleti. No cabe duda de que esta conexión no es casualidad. Sólo queda por decir una cosa más: gracias, Niño