Si alguien supo lucir y distinguir las distintas etapas del año, ese fue Antonio Vivaldi. El maestro veneciano creó una de sus obras culmen presentando cada estación climática. “Las Cuatro Estaciones” es una de las obras más laureadas  de la música clásica. El compositor del barroco  disgregó y musicalizó a la perfección cada estación  del año en una espectacular y descriptiva composición. Primavera, verano, otoño e invierno. Cuatro complejas piezas que muestran los sentimientos propios de cada época del año.

Un argentino, en esta época contemporánea, se empeña en  realizar una obra similar en referencia a cada estación. Diego Simeone, el autor de obras como “Nunca Dejes de Creer”, realiza un homenaje a las “Cuatro Estaciones”. El artista al mando del Atlético de Madrid, ha llevado la obra del veneciano al fútbol. Su orquesta, su equipo, describe, como lo hiciera de manera exquisita Vivaldi, cada periodo del año. Un Atleti, el de Simeone, muy barroco y estacional.

En este momento, el Atleti se encuentra inmerso en el fin del periodo estival, el comienzo del bajón de las temperaturas. Llega el Otoño y con él su movimiento. Todo se va  marchitando, se va colorando de un tono amarillo y marrón. En el seno del rojo y blanco, no es distinto.  También pierden las hojas y viene siendo una constante en este “movimiento” otoñal. Llega el frio y llegan las dudas, la pérdida de alegría y la crisis. El Atleti se marchita en otoño.

Por esquema, por juego, por rotaciones, por actitud, por plan, por resultado, por gol. Porqué sí. A Simeone se le atascan las notas. La orquesta desafina y baja intensidad. El ritmo de la sinfonía se hace más lento, aburrido y sin resultado. Los violines primarios, a manos de un solista francés y belga, se hacen menos protagonistas. Vivaldi representó vendimia y cacería,  Simeone intenta reflejar esa tristeza de fin de verano, de preludio de invierno.

Una falta de alegría ante la llegada del duro invierno, el frio. La lejanía del verano.  Inicio de una temporada seca de lluvia y goles. Con ausencia aun de calor para tanto frio. Con las dudas del momento de muchos factores. Intentando aguantar lo peor, para acostumbrarse a la entrada del invierno, hasta ver florecer de nuevo el jardín. Un ciclo circular e interminable. Cuatro fases distintas, cada una con lo suyo, pero es otoño. Y en otoño en el Vicente Metropolitano no se lleva bien.

Como con Vivaldi, la Primavera, trae con ella lo mejor de  la obra. El mejor momento de los de Simeone llega con el buen tiempo. Deja lo mejor para el final, deja lo mejor para las estaciones que comienzan en marzo. Pero es otoño. Es otoño para los del Cholo, es otoño para el Atlético de Madrid.

Se podría hablar de lo bien que le va al equipo de Simeone. De lo bien que presiona, lo mucho que trabaja y el resultado que le da su juego. De lo disciplinado que es su labor, del rendimiento y la explosión de cada uno de la plantilla, pero es otoño. Se podría hablar de muchas cosas buenas pero es otoño. Ya pasará el frio y llegará la primavera, como siempre.