¿Quién iba a pensar hace unos meses que Atlético de Madrid iba a terminar el año segundo en la clasificación?

Fueron muchos los que dieron a los rojiblancos por muertos allá por el mes de octubre, cuando las cosas no iban bien, pero tampoco del todo mal. Cuando los empates se sucedían, pero aun así no llegaban las derrotas, y parecía el fin de un ciclo glorioso liderado por Diego Pablo Simeone.

Fue Simeone quien dijo que “Si se cree y se trabaja, se puede” y los jugadores siguieron trabajando, pero algunas personas dejaron de creer. Esos que lo hicieron no conocen el espíritu rojiblanco de nunca rendirse y afrontar las adversidades. Este equipo siempre se levanta y no se le puede dar nunca por vencido porque sólo hay que mirar dónde se encuentra ahora mismo situado. Es verdad que han sido eliminados de la Champions League, pero eso se debe a errores cometidos en momentos difíciles para el equipo, no se corresponde con la dinámica que se viene demostrando en los últimos partidos.

 

¿De verdad se piensan que Atlético está mal?

Esta temporada se presentaba complicada antes de empezarla, ya que el equipo estaba condicionado por la sanción de la FIFA que les impedía fichar hasta enero, por lo que se debía mantener el nivel competitivo con los mismos jugadores que terminaron la pasada campaña, sin poder meter ningún refuerzo y con el problema de la posible marcha de la estrella del equipo, Antonie Girezmann. Esta marcha finalmente no se produjo y fue un alivio tanto para el cuerpo técnico como para los aficionados.

Otro condicionante fue jugar los tres primeros partidos de Liga fuera de casa debido a la finalización de las obras en el nuevo estadio. Se sabe que jugar fuera siempre es complicado y hacerlo tres jornadas seguidas y sin contar en ningún momento con el apoyo de los tuyos todavía más. Pero, aun así, esta situación se solventó con dos empates, uno contra el Girona y otro contra Valencia, y una goleada a Las Palmas.

A esto le sumamos la adaptación al Wanda Metropolitano, ya que nunca es fácil jugar en un sitio nuevo al que le tienes que llamar casa, pero que todavía no sientes que te pertenece. Gracias al empuje de la afición y al trabajo de los jugadores se ha convertido en un fortín, dónde sólo ha conseguido vencer el Chelsea, y poco a poco le va inundando el espíritu del Calderón.

Hace cuatro jornadas el Atlético se encontraba cuarto en la clasificación, por detrás del Real Madrid y del mejor Valencia de la historia. Ahora el conjunto rojiblanco es segundo, dos puntos por encima del Valencia y metiendo presión al Barcelona en la lucha por la Liga.

Después de la decimosexta jornada de Liga continua invicto junto al Barcelona, cosa que en Europa sólo puede decir el todopoderoso Manchester City. A parte de la imbatibilidad, el Atlético de Madrid es el equipo menos goleado de la competición y cuenta con el portero que más veces ha dejado la portería a cero en lo que va de temporada.

Todo esto se ha logrado con una plantilla que parecía acabada y a la que ya no se le podía sacar más rendimiento, pero Simeone ha vuelto a dar con la clave resurgiendo al equipo. Y lo mejor está por llegar, ya que el 1 de enero se unen al equipo los esperados Diego Costa y Vitolo, que darán un plus al equipo y traerán consigo aire fresco que ayudará al equipo a despegar definitivamente de cara a la segunda mitad de la temporada.

Es cierto que las victorias que se consiguen suelen ser por la mínima, algo que la gente ha denominado “unocerismo”, que consiste en ganar 1-0 o 0-1, como viene haciendo el Atlético en las últimas jornadas. Además, el juego no es muy vistoso, pero en él se ve el empuje de un equipo que no cesa hasta lograr el gol de la victoria.

Ante las adversidades de este comienzo de temporada el equipo ha sabido sobreponerse de una forma extraordinaria y eso se refleja en los resultados obtenidos a lo largo de los últimos meses, los cuales les han colocado donde están ahora, segundos en la tabla por detrás del Barcelona.  Por lo que eso que se dice de que el equipo está mal es algo que no es cierto y más teniendo en cuenta todo lo anterior.

 

El capitán y el ídolo de la afición.

Los dos jugadores que mejor reflejan esta situación de resurgimiento del equipo son Gabriel Fernández y Fernando Torres.

El capitán y el ídolo de la afición son los dos más veteranos de la plantilla, ellos trasmiten el sentimiento rojiblanco en el campo y son los que más duro trabajan para poder estar jugando partido tras partido.

Gabi es el sustento en el medio del campo, el que da el equilibrio al equipo y suele ser un fijo para Simeone. Su último partido ante el Alavés fue un despliegue de talento y derroche físico. El capitán no quiere soltar el timón y se esfuerza día a día para mantener un nivel que le exige un club de la categoría del Atlético de Madrid.

Por su parte, Torres no cuenta con los minutos que desearía, ya que hay jugadores por delante suya en su posición, pero esto no le hace bajar los brazos y lucha a diario por un puesto en el once titular, ya que como él dijo “nunca nadie me ha regalado nada”. Por eso, cada vez que tiene una oportunidad “El Niño” la aprovecha al máximo, como sucedió este sábado ante el Alavés donde marcó el gol de la victoria que supone el segundo puesto en la clasificación.

Estas dos leyendas del equipo se niegan a no luchar por el club de sus amores, del cual decían que estaba hundido, pero está más vivo que nunca, aunque a algunos les cueste reconocerlo.


Se acerca el parón de Navidad y tras él comienzan nuevos objetivos en los que se tienen muchas esperanzas. Con la mala racha de hace unos meses muchos se bajaron del barco, veremos cuantos se quieren volver a subir ahora que vienen tiempos mejores.