El “uruguayo uruguayo” se apoderó de las gargantas de los aficionados que llenaban las gradas del Vicente Calderón  y, ahora el Wanda Metropolitano, desde que en 2007, una melena rubia desembarcase en la ribera del Manzanares. Ese era Diego Forlán y con sus goles enamoró a todos los atléticos que, en agradecimiento, le dedicaron ese cántico. Haciéndose extensible a todos los jugadores de esa nacionalidad que desde hace 13 años han ido llegando al club.

Pero Diego no ha sido el único charrúa, aunque sí ha sido el que más calado ha dejado. Un total de 17 han pasado por la historia atlética, siendo la uruguaya la tercera nacionalidad extranjera más presente en el Atlético de Madrid en sus 114 años de vida, sólo tras los  argentinos y los brasileños que en algún momento han vestido los colores rojiblancos. A todo esto hay que añadir que es precisamente un uruguayo el jugador extranjero con más partidos disputados, Diego Godín.  

Esta larga lista comenzó hace 63 años. Rafael Souto Castro tuvo el honor de ser el primer uruguayo del Atlético de Madrid. Llegó con 25 años, estuvo dos temporadas (1954/1956) y disputó apenas cinco partidos, marcando un gol en su debut ante el Alavés. Pasaron casi 30 años hasta que otro uruguayo llegase. Fue el portero Eduardo Belza, que jugó una sola temporada (1980/81) en el primer equipo. Con solo tres encuentros con los “indios”, jugó las tres siguientes campañas en el Madrileño, para iniciar un peregrinaje por Rayo, Mallorca, Tenerife y Las Palmas.

El siguiente llegaría en 1985, siendo el primero con más éxito, Jorge el Polilla da Silva. Jugó dos temporadas (1985-1987), en ellas logró 26 tantos en 71 partidos. Desde su salida, pasaron diez años hasta que una de las mayores promesas del fútbol sudamericano recalase en filas atléticas, el Petete Correa. Un futbolista que formó parte de la histórica plantilla de aquel Doblete de la 1995-96. Abandonó el club en 2003.

Otros nombres de charrúas rojiblancos que quedan en el recuerdo y, también en el olvido. Juanchi González que jugó en la temporada 1998/99 y solo ocho partidos, el Pato Sosa fue atlético en la temporada 2004/05, protagonizando el día de su presentación una graciosa caída, Pilipauskas en la temporada 1999/00, Richard Nuñez, en la temporada 2004/05, delantero que llegó con vitola de crack y al que la afición nunca llegó a tomarse en serio, el “Pollo” Olivera, en la 2003/04, que llegó cedido por la insistencia de su representante y que sólo participó en dos encuentros a las órdenes de Manzano, aunque luego no lo hizo mal en la Juventus. Pablo García en la 1999/00, Diego Alonso, en la 2001/02, máximo goleador en Segunda División y clave en el regreso del conjunto madrileño a la máxima categoría del fútbol español. De los Santos en la 2003/04…y así se podrían seguir dando nombres.

Sin embargo no fue hasta 2003, el mismo año en el que Correa dejó el Atleti, cuando los colores azules y blancos de Uruguay y los rojos y blancos del Atlético se vincularon estrechamente. Desde ese año la lista uruguaya del Atleti se engrosó sumando 13 jugadores más, siendo los más conocidos Cabrera, Forlán, Godín, Cebolla Rodríguez y Giménez. El primero, Leandro Cabrera, pasó sin pena ni gloria por Madrid, aunque participó en la consecución de la primera Europa League de 2009.

Diego Forlán, mención aparte

Cómo se puede olvidar un atlético de Diego Forlán. Llegó como el “sustituto de Fernando Torres”, una tarea bastante complicada. Aún así, el delantero uruguayo consiguió el calor y el cariño de la parroquia colchonera a base de buen fútbol y goles que le salían de los bolsillos. Se convirtió en el primer Bota de Oro de la historia del club, clasificó dos veces al equipo para la Champions League y fue capital en la consecución del primer título europeo de la historia de la entidad, la primera Europa League.  Su salida no contentó a nadie en cuanto al porqué y a la forma. Ayudó a empañar todo lo que hizo, pero no lo borró y nunca lo borrará. Siempre tendrá un sitio en el corazón de los atléticos.

Diego "el Faraón" Godín

Es el pilar de la zaga atlética, junto a Giménez cumple la dupla charrúa de la defensa atlética, y capitán de la selección de Uruguay. Parece poca cosa pero no lo es. Para hablar de él no hay suficientes palabras. Un futbolista foráneo que llegó hace ya ocho años y que ha llegado a ser leyenda colchonera, se ha convertido en el extranjero con más partidos con la camiseta del Atleti, en uno de los capitanes de la mejor época del club.  Aquel gol en el Camp Nou le consagró. Todo con su sacrificio y liderazgo. Ese es Godín. Quizás el principal responsable de los lazos entre los dos equipos.

El Cebolla Rodríguez

Si echamos la vista atrás, nos encontramos con Cristian Rodríguez. Un jugador que no venía a ser titular pero que no dejaba de luchar, siempre a las órdenes del entrenador cuando le necesitaba y a dejarse la vida y partirse el pecho por el escudo del Atleti. Un jugador número 12 que todo equipo quiere tener en su plantilla.

José María Giménez

Es el último, pero seguro que no lo será por mucho tiempo, en sumarse a la lista. Un chaval que llegó hace ya cinco años siendo solo un niño de 18 años y que, por medio de compromiso, entrega y lucha, se está ganando un futuro en España. Una apuesta de futuro más que evidente. Aunque no consigue esa titularidad fija, su compromiso es indiscutible y seguirá trabajando como el que más para convencer al Cholo, tener esa oportunidad y no soltarla. Él mismo aseguró que quiere estar aquí y no irse.

Pero no solo por los futbolistas que han pasado por la ribera del Manzanares y el Wanda Metropolitano existe está unión de colores. Y es que como dijo Godín en 2015, la selección uruguaya le recordaba al Atleti,  sigue muchos ideales del Atlético de Madrid.

Vestuario unido

Puede parecer algo de poca importancia pero no lo es, en cualquier equipo de fútbol la unión del vestuario es un valor fundamental para conseguir las cosas. Tanto a un lado del charco como al otro, los jugadores componen un gran grupo humano. Todos van a una y siguen una idea bien definida.

Similitud en el estilo de juego

Muchas veces el juego del Atlético ha sido criticado por ser muy defensivo e ir poco al ataque, al igual que le ha pasado a Uruguay. Ambos conjuntos basan su planteamiento en la seguridad defensiva con una táctica muy trabajada en esta faceta del campo. Sin olvidar el balón parado, un arma que ha dado mucho a los madrileños y también a los charrúas.

Morir por la camiseta

Si por algo destacan Uruguay y Atlético de Madrid es por el sentimiento de sus jugadores, cierto que no solo de esta forma se puede vivir, pero ayuda que los jugadores vayan al 110% en cada acción. Los futbolistas de los dos combinados son pasión, mueren por una idea de juego, por la filosofía de sus entrenadores.

Títulos

Blanquiazules y rojiblancos se han llevado títulos en los últimos años. Los éxitos han acompañado a ambos cuadros y han hecho de su filosofía, una filosofía ganadora. El ya famoso “partido a partido” de Diego Simeone también ha llegado al país sudamericano de manos del mejor embajador, Diego Godín. Gracias a esta mentalidad, el Atlético ha logrado ligas, supercopas, copas sin olvidar dos subcampeonatos de Champions. Mientras que Uruguay fue la campeona de la Copa América de 2011, eliminando a la anfitriona Argentina en cuartos. Tampoco desmerece el cuarto puesto del Mundial 2010, en el que Forlán ganó el Balón de Oro de la cita.

Y de manera romántica, Uruguay tiene algo del Atlético de Madrid. Mientras el Atlético es considerado un pequeño pero grande de España (en comparación a FC Barcelona y Real Madrid), Uruguay es un pequeño grande de Sudamérica (en comparación con Argentina y Brasil). Los dos son ese niño que planta cara al mayor, ese espejo donde siempre hay que reflejarse y mirarse. 

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