El de ayer era un partido clave para el Atlético de Madrid. El equipo rojiblanco encaraba el encuentro contra el Eibar con la necesidad de ganar, ya que, si no lo hacía, el líder de la Liga Santander, el FC Barcelona, iba a superar la decena de puntos en la clasificación. Además, había otro objetivo para los de Simeone:  romper la buena racha del Eibar. El conjunto armero no perdía desde el mes de noviembre en la Liga Santander, sumando un total de siete partidos consecutivos sin conocer la derrota, y era turno para los jugadores de Diego Pablo Simeone asestar la primera derrota en casi dos meses. Y así fue, siendo uno de los muros defensivos más grandes de los últimos tiempos, especialmente en la segunda parte, cuando se produjo una auténtica exhibición del guardameta del Atlético, el esloveno Jan Oblak.

Simeone se midió ante uno de los entrenadores más en forma de la Liga Santander: José Luis Mendilibar. El entrenador vasco está en uno de sus mejores momentos como técnico, ya que el Eibar está siendo uno de los equipos revelación de la competición doméstica. Una primera vuelta en la que el conjunto armero se ha situado en séptima posición y 27 puntos es el bagaje que tiene el Eibar, que en casi dos meses ha perdido solo una vez, y fue en la Copa del Rey, frente al Celta.

El Eibar salió algo temeroso al principio, teniendo la posesión del balón, pero sin generar peligro a la defensa del Atlético de Madrid. En los primeros minutos fue el equipo colchonero quien tuvo las ocasiones más claras. Con un 4-4-2, Simeone hizo daño a su homólogo del Eibar usando las bandas, especialmente a su compatriota Ángel Correa, que tuvo las dos oportunidades más claras del partido; e incluso en una de ellas se quedó muy cerca de marcar el primer gol, yéndose fuera el cuero por apenas centímetros.

A medida que avanzaban los minutos, el equipo local tomó el control del partido, con una presión alta, y empezando a llegar de forma constante, poniendo en apuros a la defensa colchonera. A pesar de ello, no generaban el suficiente peligro como para que Simeone se preocupara de las ocasiones del equipo rival. Y llegó el gol del Atlético, en una jugada rápida, que terminó en un remate casi a placer de Kevin Gameiro, tras un gran pase de su compañero de ataque, Antoine Griezmann.

A partir de ese momento, el Atlético empezó a recular metros en el campo, y eso el Eibar lo aprovechó. Especialmente en la segunda parte, cuando el conjunto armero comenzó a asediar la portería de Oblak, con ocasiones de todos los colores. El entrenador argentino realizó ajustes para mantener el resultado, como la entrada de Augusto, y resultó, ya que Oblak detuvo todas las oportunidades eibarresas y los tres puntos se volvieron a Madrid, con el Atlético.