Cuando el Atlético de Madrid consigue los tres puntos nos fijamos en el jugador que más ha destacado del partido elogiando su labor y sus virtudes, pero cuando los tres puntos se escapan toca mirar en que ha fallado el equipo y de esta manera corregirlo para la próxima vez.

El aspecto a mejorar de esta jornada, y el cual condenó al equipo al empate, es la intensidad. La falta de este elemento identificativo del Atlético de Madrid en los últimos años ha sido la clave para explicar como se les pudo escapar un partido que llevaban encarrilado desde mediados de la primera parte.

Tras el comienzo de la segunda parte el equipo rojiblanco cada vez dejaba más espacios entre líneas y la sucesión de errores en los pases denotaban una falta de intensidad poco común en este equipo. Esta intensidad que le faltaba al Atlético la tenía el Girona, que se mantuvo firme en defensa y estuvo muy astuto para pillar a la contra a un equipo que muchas veces estaba adelantado y con la mente puesta en marcar el gol de la tranquilidad.

Cada vez que el Girona se aproximaba al área se escuchaba un murmullo en la grada que hacía sentir inseguridad a los aficionados colchoneros que veían como su equipo iba a encajar gol, y así fue, tras un mal despeje de Koke, Portu aprovechó el revuelo y el desorden en el área para marcar el gol del empate.

Este gol retrató la bajada de intensidad que sufrió el conjunto rojiblanco durante toda la segunda parte, la cual viene arrastrando desde la derrota en Copa del Rey ante el Sevilla, donde se dio una situación muy parecida, ya que el Atlético iba ganando y en cuestión de minutos se dejó remontar dejando el marcador con un 1-2 para los hispalenses.

La tendencia del conjunto de Simeone en los últimos encuentros era de ganar 1-0 o 0-1, y parte de esa victoria se debía a la intensidad a la hora de defender el resultado con uñas y dientes. La diferencia de este encuentro respecto al resto ha sido esa, no mantener la intensidad en todos los tramos del partido y estar faltos de ideas a la hora de tener que adentrarse en el área rival para lograr el gol de la victoria en los minutos finales.  

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