Sendos años más tarde un componente madrileño volvió a ejercer de local en la UEFA Europa League. El encargado, el Atlético de Madrid en el Estadio Metropolitano con el objetivo de pasar los noventa minutos de puro trámite ante un Copenhague que viajó a la capital española para dar buena imagen, ya que, como confirmó su entrenador en la rueda de prensa previa, "estaban absolutamente muertos en la eliminatoria". El gol de Gameiro que sirvió para otorgar la victoria a los rojiblancos no reflejó, en absoluto, un choque que estuvo más parejo de lo esperado, teniendo éste numerosas ocasiones con las que pudo existir un marcador mucho más abultado.

Sin ánimo de confiarse lo más mínimo, Diego Pablo Simeone apostó por los un once de titulares a pesar del compromiso liguero del fin de semana venidero. Los únicos a los que les tocó banquillo fueron a Lucas Hernández, Saúl Ñíguez, Diego Costa y Antoine Griezmann. Por contrapartida, el canterano Sergi, Gabi, Fernando Torres y un protagonista Kevin Gameiro fueron los elegidos para partir de inicio. Protagonista el francés porque apenas tardó seis minutos en marcar el primer gol del partido.

El galo recibió un pase formidable en la punta del área, se movió lo justo para acomodar el esférico a su pierna izquierda y lanzó un trallazo de libro al palo derecho de la portería defendida por Andersen. Y no pareció suficiente. Siguió más y más el Atlético de Madrid en el empeño de brindar de alegrías y goles a la hinchada rojiblanca desplazada en la fría tarde de jueves laborable al este de la capital. Fue por medio de Fernando Torres instantes después del tanto de su compañero galo, pero esta vez el guardameta danés estuvo acertado en la atajada.

Actuación digna de elogio

En el lado contrario, a pesar de que los primeros compases dejaron ver a un Copenhague ilusionado, intentando practicar una presión alta y actuar al contragolpe, el gol rompió la dinámica planificada. Por tanto, sabedores de la inferioridad y del estado de la eliminatoria, los norteños intentaron algunos disparos desde lejos de la portería del esloveno intentando lograr la meta de llevarse el premio del gol. Para ello, probó Pieros, pero su oportunidad quedó en nada al enviar el cuero al fondo sur. Y tras ello, el ritmo bajó de manera estrepitosa al hacerse con el control del partido el cuadro de Copenhague y trayendo consigo la victoria por la mínima de los españoles al descanso al no darse ninguna oportunidad relevante de recalcar adicional.

Celebración colchonera tras el tanto | Atlético de Madrid
Celebración colchonera tras el tanto | Atlético de Madrid

Sotiriou fue quien gozó de la primera ocasión destacada en la segunda mitad. Se marchó velozmente de Diego Godín empleando la fuerza en el cuerpo, se plantó delante de Jan Oblak y obligó a mismo al emplearse por alto para que éste, como ocurre en la gran mayoría de las ocasiones, evitase el que pudo ser el tanto del empate. Acto seguido, debido a que lo ocurrido no gustó nada al siempre exigente técnico argentino, los colchoneros recuperaron momentánea y fugazmente la posesión, y Ángel Correa, en su intento casi enésimo gracias a su compromiso y esfuerzo, envió al lateral de la red un balón que por no demasiado pudo acabar dentro de la portería.

Festival de uys en las gradas

Más igualado de lo aparentemente previsible se desarrolló, por tanto, el período número dos de la batalla entre españoles y daneses. Lo intentaron tanto unos como otros. Skov desde treinta metros silenciando por momentos el feudo madrileño, Godín con un cabezazo típico en él que no acabó en el destino fijado, Pavlovic intentando emular a su compañero, aunque con el mismo fin, y, de manera más relevante, el goleador Gameiro en un uno contra uno frente a Andersen, que se hizo enorme para evitar el segundo tanto que no se cantó por muy poco.

Y así transcurrieron los instantes finales, con un gris Atlético de Madrid que dejó la posesión al completo a los daneses. Anduvieron con la mente en la siguiente ronda, lo cual perjudicó al aficionado, que no pudo disfrutar de un fútbol más vistoso. Pero la realidad es lo verdaderamente importante. Los soldados de Diego Pablo Simeone, con la victoria global de 5-1 pasaron a los octavos de final, donde esperan encontrarse con otro rival asequible y no un equipo rocoso para que el camino a Lyon sea lo más factible. El destino se encargará de dictar sentencia.