Cojan por un momento la máquina del tiempo. Retrocedan casi dos décadas atrás, concretamente 18 años, la edad en la que se empieza a ser adulto. Se encontrarán con el torneo de 1997-1998, en una temporada para el recuerdo del beticismo. Con solo dos encuentros pendientes, el Real Betis soñaba con entrar en Europa junto a Athletic Club, Real Madrid, Real Sociedad, Mallorca o Celta de Vigo. Cómo ha cambiado la película para algunos. El caso es que la antepenúltima jornada de esa campaña traía bajo el brazo al Barça como rival. En el Camp Nou, además. Muchos duelos personales pero un partido de alto voltaje. Los culés andaban en plena resaca por la Copa del Rey y eso fue aprovechado por el cuadro andaluz. Y de qué manera, oye.

El Barcelona, entrenado por Louis Van Gaal, salía con el mito Víctor Baía cubriendo los palos; Couto, Reiziger, Ferrer y Amor ocuparían la defensa; Bogarde, Óscar más Roger estarían en el centro del campo; en el ataque: Figo, Pizzi y Rivaldo. La 'FPR' como se diría hoy en día. El conjunto bético, mientras tanto, ponía en liza el siguiente esquema: Prats, cómo no, en portería; Otero, Solozábal, Olías con Luis Fernández cerrarían la zaga; en los costados, Finidi con Jarni, dejando a CañasNadj en el doble pivote; arriba: Alfonso y Oli. El malogrado Luis Aragonés entrenaba por aquel entonces a un equipo de hombres más que de nombres pero que en su ataque era letal. Qué bandas aquellas.

Muchos piensan que no era un partido demasiado normal. El Barça venía con resaca copera, con gritos de 'Juve', 'Juve' en las gradas y, siendo mal pensados, con la mente en una posible victoria bética que pusiera en peligro el sub-campeonato al Real Madrid. Aquí se mira todo. Han pasado demasiados años pero hay cosas que no cambian. El partido, con variaciones en el 'once' culé, era un Figo - Real Betis. El portugués era síntoma de peligro cada vez que tocaba la pelota. No lo vamos a descubrir. 

Evidentemente, con Figo sobre el césped todo parece más sencillo. Superado el ecuador del primer tiempo, fue Bogarde el que de cabeza ponía el 1-0 para los de Van Gaal. Perder no es una palabra que exista en el diccionario culé, que no entiende de favores o desfavores. Menos aún el bueno del técnico holandés. Siempre positivo. Nunca negativo. La puso Rivaldo, todo sea dicho.

El Real Betis, a pesar del marcador en contra, se vino arriba buscando el empate. Eso llegaría cerca del descanso, en la que sería la última acción del primer tiempo. La ponía Jarni con su pierna zurda en forma de cañón y Alfonso, con sus goles bonitos, remataba de cabeza tras una nefasta salida de Víctor Baía. 1-1.

Así pues, antes de arrancar la segunda mitad, Van Gaal quitaba a su mejor hombre: Figo. Entraba Giovanni, no mal jugador pero lejos del nivel de Luis. Él mismo protagonizó la más clara para el Barcelona en la segunda parte, con un magistral disparo que acababa en el larguero. El Real Betis también tuvo que hacer un cambio, esta vez por obligación. Jarni, en ese mismo envío que acababa en el empate, era sustituido por Cuéllar al no poder continuar en el terreno de juego debido a unas molestias. 

Los verdiblancos seguían creyendo en la remontada, hecho que llegaría cerca de la hora de partido. Finidi remataba a la perfección tras ganarle la partida a Bogarde, autor del tanto azulgrana. Era el 1-2 para el cuadro de Luis Aragonés, que soñaba con más fuerza que nunca con asaltar el Camp Nou. Sí, era una cita especial pero ganar en un recinto de esas dimensiones siempre es de agradecer. Cuéllar estuvo a punto de finiquitar la contienda pero no pudo.

Sí acabó con el partido el propio Finidi, que firmaba su doblete. Ese 'negrito' del sombrero cerraba una faena de gloria para el Real Betis, que ganaba por 1-3 a todo un Barça. Lo hizo con ausencias importantes, con cansancio en el bando culé, con un público en plena fiesta pero lo hizo como mandan los cánones. Remontando, venciendo y convenciendo. Quién sabe si casi dos décadas después se puede repetir la historia. Cómo ha cambiado el guion de esta obra de teatro.