Hacía tiempo que no se veía un derbi como los de antes. Derbis en los que todo se igualaba, da igual la situación anterior al encuentro de ambos equipos. Se sacaban fuerzas de donde no había con tal de no dar la gloria al rival. En esos partidos siempre se solía ver poca calidad; lo más visto eran faltas, faltas y más faltas. Todo valía para frenar al rival.

Las aficiones, como locas, esperaban los derbis con los sentimientos a flor de piel, con la intención siempre de humillar al rival. Muchos han sido los entrenadores que han querido quitar importancia al partido con la frase “son tres puntos más”. Y no, se equivocaban. Ganar un derbi en Sevilla no es ganar un partido. Ganar un derbi de la ciudad de Sevilla es sinónimo de ser el dueño de la ciudad.

El empate podría haber sido lo más justo

Hacía tiempo que no se veía un derbi tan igualado, aunque sea en el mal sentido. Ninguno de los dos equipos mostraron su mejor nivel. Al menos no mostraron el nivel que de ellos se espera. Ambos equipos, lógicamente, arriesgaron poco sabiendo lo que podía perder. Las jugadas de ataques que se vieron más en el partido fueron por parte de los de Nervión. Superior en número, que no en efectividad, ya que el gol sevillista llegó a balón parado.

El partido fue muy físico; poca calidad se vio. Muchos duelos cuerpo a cuerpo, que , generalmente, si gana la mayoría, ganas el partido esta vez no fue así. El Real Betis Balompié ganó 78 duelos mientras que el Sevilla ganó 57.

El Sevilla tuvo más el balón pero con poco sentido la mayoría de las veces. Los de Nervión tuvieron un 56% de posesión del balón, mientras que los de Heliópolis un 44%. Dato desequilibrado hacia el lado rojo y blanco pero por poco. En otra estadística que estuvieron muy parejos rojiblancos y verdiblancos fue en el número de disparos a puerta: tres disparos entre los tres palos para cada conjunto. En el número de entradas vencen los hombres de Gustavo Poyet en un 18 a 14. Sin embargo, el Sevilla cometió más faltas ( 24 ) que el Real Betis.

Canarios a medio gas

Las estrellas de ambos clubes estuvieron a media luz. Por parte del Sevilla, Vitolo no hizo ni la mitad de lo que acostumbra a hacer en los partidos con el Sevilla, y con la Selección Española en su reciente debut. El jugador ex de Las Palmas siempre está desbordando, regateando y centrando al área durante los partidos. Sin embargo ayer estaba a medio gas. ¿ Quizás por el buen trabajo de la defensa bética ? Al canario se le contabilizaron diez duelos perdidos y tan solo cinco ganados.

El juego ofensivo del Sevilla estuvo más en las botas de jugadores com Nasri, Franco Vázquez o Luciano Vietto. Incluso Steven Nzonzi estuvo activo en fase ofensiva.

Enfrente otro canario inactivo durante la mayor parte del encuentro. Rubén Castro Martín. Gustavo Poyet volvió a situarlo en la banda izquierda, dejando en el centro a Álex Alegría, y Rubén ahí es menos Rubén. El canario funciona mejor pisando área, como goleador nato que es necesita estar cerca de la portería rival, que siempre la tiene entre ceja y ceja. Ayer estuvo desaparecido. Hasta la recta final de la segunda mitad, que el Betis se empleó más en ataque en busca del empate. El canario dio el pase Álex Alegría que acabó en gol anulado por el árbitro.

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