Gustavo Poyet no logra que su táctica le ofrezca más de una victoria consecutiva. Hoy, ante su afición, el equipo volvió a perder tres puntos de oro. El técnico uruguayo achaca la falta de victorias a la igualdad entre equipos, igualdad que provoca que solo “un detalle a favor o en contra te hace ganar un partido o perder”: “Quien metiera el primer gol ganaba el partido, teníamos que ser nosotros y no fuimos, así que el plan de ellos funcionó mejor que el nuestro. No hay nada que esconder”.

El Betis comenzó el partido siendo mejor a pesar de la equidad en la posesión del balón. Tuvo más ocasiones en la primera mitad y también parecía superior al inicio de la segunda mitad, pero el gol de Diego Reyes cambió el guion: “En el fútbol es más fácil defender que atacar. Los que hemos jugado sabemos que cuando un equipo va ganando y se tiran los 11 atrás es más fácil defender que romper esa línea”, y eso es lo que, según Poyet, le ocurrió hoy a su equipo.

"Prefiero que el día que me tenga que ir me vaya como un hombre honesto, educado y no como un falso"El técnico uruguayo reiteraba poco después que cada equipo tiene un plan, pero el del Espanyol fue mejor: “Fue un partido muy pobre durante momentos largos en cuanto a ocasiones de gol. A medida que fueron pasando los minutos había un poco más de nerviosismo, mientras que con el 0-0 siempre tienes opciones de ganar. A raíz del gol hubo más prisas, otras urgencias”. De momento se queda con una “mala sensación”, aunque ha indicado que prefiere ver de nuevo el partido para encontrar “alguna razón específica” por la que la victoria no fue posible.

La afición se cansa de ser el ‘12’

Estos resultados del club tampoco ayudan cuando ni siquiera se logra ganar en casa y la afición ya ha empezado a cuestionar la actuación de Poyet, algo que el uruguayo entiende: “Cuando un equipo no gana y está jugando de local creo que lo normal es que la gente está descontenta. Esto no es nuevo, no creo que sea un problema mío, ya le pasó Mel y a los anteriores entrenadores. Es una cuestión de que vivimos con eso, no podemos hacer nada más que bajar la cabeza, entrenar, hacerlo lo mejor que puedas y ganar, que es lo que quiere la gente”.

No obstante, el técnico verdiblanco ya empieza a cansarse de que en cada rueda de prensa se le pregunte por ese tema. “La respuesta se la pueden guardar para todo el año, la gente tiene derecho a estar de acuerdo o en contra de un entrenador y yo lo tengo que aceptar me guste o no. El único remedio es seguir trabajando”, se quejaba Poyet mientras pedía a los periodistas que se hablase de fútbol y no “de lo que pasa fuera del campo”.

Así mismo, considera que sus declaraciones no han perdido crédito: “Cuando quieran a un entrenador falso que diga lo que ustedes quieran y lo que la gente quiera escuchar, pues fantástico. Me imagino que a un entrenador falso también le van a pedir cuando pierda que se vaya. Prefiero que el día que me tenga que ir me vaya como un hombre honesto, educado y no como un falso”.

Cuestionado también por sus decisiones en torno a los jugadores

Y ante esto volvía a mostrarse contundente: “Son decisiones que tengo que tomar yo”. Hablaba así de claro Gustavo Poyet cuando se le preguntaba por la ausencia de Ceballos, un tema que no le pilla de sorpresa: “No me sorprende que hablemos de que Dani Ceballos no estuvo hoy porque la semana pasada no estuvo Rubén y se habló de ello y la semana que viene no estará otro y hablaremos de él. Todo esto es ley del juego”. La afición echa de menos a Ceballos en esta temporada, pues está siendo el gran ausente en la mayoría de partidos, sin embargo, Poyet considera “que no tiene que” jugar.

Al uruguayo se le ha preguntado también por el cambio de Joaquín durante el partido de hoy, algo que, ha dicho, ya estaba “previsto”: “Teníamos que buscar otras soluciones con otro estilo de jugadores. Me pareció que era una necesidad. Para bien o para mal, forma parte de la libertad que tiene el entrenador para hacer un cambio”.

"Se está poniendo complicado jugar de local, no tenemos otro remedio que tirar hacia adelante"Y precisamente en los cambios fue en los pocos momentos en que Poyet se ha podido ver fuera del banquillo en la segunda mitad. Algo que, según afirmaba el propio técnico, ha sido una decisión que ha tomado para dar “tranquilidad” al ambiente y al equipo: “Queríamos que jugaran y no que estuvieran pendientes de mí. No quería estar encima de ellos hablando, manejando o que me estuvieran mirando constantemente para saber lo que tienen que hacer. Era un momento clave para que ellos jugaran, el gol cambió un poco las cosas”.

Y concluía con una reflexión: “Podemos hablar de profesionalismo y hombría, pero hay que estar ahí y que te llegue el balón después de un fallo. Se está poniendo complicado jugar de local, no tenemos otro remedio que tirar hacia adelante. Tenemos que apechugar y tratar de que las cosas se den de otra manera”.