El Betis se jugaba tres puntos y además mejorar su imagen ante su afición. Los prolegómenos al encuentro estuvieron cargados de celebración, por el día de la mujer y por la entrega del busto de Patrick O'Donnell (ex-futbolista y entrenador que dirigió al Betis y con quien el conjunto verdiblanco consiguió su único título de liga en la campaña 1934/1935) y por el recuerdo, en este caso de Antonio Villegas, ex-directivo del Real Betis recientemente fallecido. 

Víctor Sánchez del Amo llevó la normalidad a su once, pero no del todo. La inclusión en el once titular de Darko Brasanac en el mediocentro, se produjo a cambio de relegar al banquillo a Sanabria. Jonas Martin tomó la posición de mediapunta escoltando a Rubén Castro que, esta vez, estaba acompañado por Dani Ceballos, que de esta forma adelantaba su posición natural pasando a ser prácticamente un delantero más. 

Pero no pudo ser. Un Betis que siempre estuvo por detrás en el marcador y a remolque de los hombres de Eusebio Sacristán, dejó interminada una remontada que al final no se materializó. Ni se mejoró la imagen de La Rosaleda ni, esta vez, se consiguieron los tres puntos. Pitos y muchas dudas por parte de una afición que empieza a mirar de nuevo al banquillo, y un equipo que también se ve obligado de nuevo a mirar abajo en la clasificación. 

La Real salió más enchufada

En el día de la mujer celebrado por el beticismo, el conjunto que salió más enchufado al partido fue el dirigido por Eusebio Sacristán. Un joven Jon Bautista se colocaba en la punta de ataque del equipo donostiarra, y no tardó en aprovechar su oportunidad con gol. Tan solo nueve minutos habían pasado desde el inicio del encuentro, cuando el canterano erreala controlaba con el pecho un magnífico pase de Asier Illaramendi, culminando la jugada con una excelente definición batiendo por bajo a un desconcertado Antonio Adán. 

La parroquia bética que, por otro lado, no llenó ni mucho menos el Benito Villamarín, registrándose una pobre entrada, empezó con el run run desde la grada. Y el run run se tornó en pitos cuando el conjunto vasco siguió dominando tras el primer tanto que lo colocaba por delante en el marcador. 

Un Betis que se limitaba a defender, empezó a echarse hacia adelante, quizás empujado también por una grada que no paraba de reprocharle al equipo una actitud más que mejorable. Y cuando se consiguió estirar el conjunto verdiblanco, tras el saque de un córner en corto que ponía Durmisi para Ceballos, el utrerano la colgaba al área donde Mandi, sin dejarle caer y de tijera, marcada un auténtico golazo que transformó los pitos en alegría. 

El Villamarín vibró con el golazo del argelino, pero esto no hizo que la grada viese a un mejor Betis. La Real volvió a tomar el control del encuentro y los pitos volvieron. Además, sobre el minuto 20, Jonas Martin se tendía en el terreno de juego lesionado y tenía que ser sustituido por Sanabria, quien volvía a tener una nueva oportunidad para seguir pujando por la titularidad. 

Y tras un jugadón del conjunto verdiblanco que acabó con el centro de Ceballos y el remate defectuoso de Sanabria con Rulli ya batido, llegó el segundo mazazo de la Real. Xabi Prieto se encontró un balón en la frontal y con un sublime disparo batía por la escuadra a un Adán que poco pudo hacer

Desde aquí hasta el descanso, los pitos fueron la banda sonora del encuentro, calmados solo por algunas acciones brillantes de Ceballos que fue el único que se permitió tener algún lujo con el balón. Pero no hubo mayores ocasiones. 

Un buen Betis comenzó el segundo acto

El segundo tiempo comenzó con un Betis que quería el balón y empezaron a crear las primeras ocasiones. De nuevo, desde la esquina de córner llegaron las aproximaciones de un equipo, el verdiblanco, que notaba la presión por tener que vencer en casa. 

A los siete minutos del segundo acto, la polémica llegó con una posible mano en el área de la Real que pudo suponer el penalti favorable al Betis. Las siguientes actuaciones del colegiado gallego, Iglesias Villanueva, tampoco contentaron a una grada que la tomó con él en sus siguientes cánticos. 

Un balón al larguero tras una genial jugada ofensiva del Betis que se plantó en el área rival llevó el susto a los de Eusebio Sacristán en el minuto sesenta de juego, y calmó los ánimos de la afición verdiblanca. Sin embargo, el Real Betis volvía a mostrar los déificits que venía arrastrando de partidos anteriores como el que jugó ante el Málaga: ni aún cuando consigue hacerse con la posesión del balón, es capaz de trenzar jugadas ofensivas que inquieten al rival. Es algo que le está costando a los hombres de Víctor Sánchez del Amo. Y quizás este hecho fue uno de los que propició que el míster madrileño no esperase más para meter a Joaquín en el campo, que regresaba tras la lesión sustituyendo al brasileño Petros.  

Reaparición de Joaquín, y vuelta a las andadas

El del Puerto de Santa María parecía dar el aliento incluso antes de salir, pues desde que se sitúo en la banda para que se produjera el cambio, el Betis parecía otro y comenzó a dominar el balón moviéndolo está vez con sentido y propiciándose así, la jugada del segundo tanto verdiblanco. Rubén Castro movió a toda la defensa donostiarra para colarse en el área y llegar hasta la línea de fondo, para, prácticamente sin espacio, sacar un centro medido a la cabeza de Sanabria que remataba a la perfección batiendo a Rulli.

Y cuando el ambiente a remontada empezaba a oler en Heliópolis, el Betis volvió a relajarse  y a dar metros a una Real Sociedad que estaba dispuesta a aprovechar todo lo que el Betis le dejase. Y así, un centro al área encontraba a Xabi Prieto que, cruzando el balón con la cabeza, batía a Adán repitiendo como goleador en la noche de hoy. 

El partido se volvía loco y las interrupciones comenzaron a protagonizar los minutos. Primero con varios jugadores de la Real aquejados de golpes y calambres, y después el árbitro que exigía su protagonismo al dialogar con Víctor Sánchez del Amo amonestándolo verbalmente. 

La gasolina empezaba a entrar en reserva en ambos equipos y era la Real quien tenía el tiempo a su favor. Y lo gestionó bien. La falta de físico del Betis era palpable y Víctor trató de gastar su última bala con la incursión de Ryan Donk en el terreno de juego, sustituyendo a Darko Brasanac.Pero las prisas del Betis se tradujeron en entradas a destiempo a los futbolistas de un equipo, el donostiarra, que sabía apurar los segundos en el césped. 

Mientras muchos aficionados abandonaban el estadio aún con algunos minutos por jugar, Víctor y los suyos se desesperaban en el verde con cada decisión arbitral y con el aspecto meramente futbolístico, que sigue dejando mucho que desear. Al final, en los minutos finales estuvo más cerca el cuatro a dos que el empate bético, y Adán tuvo que esmerarse para que la herida de una nueva derrota en casa no sangrara aún más. 

De nuevo, la decisión en los cambios de Víctor volverán a traer cola de polémica y críticas, y habrá que ver si la confianza del equipo en el entrenador, no queda aún más mermada.