Corría el 4 de diciembre cuando el Betis recibió al Celta de Vigo en la capital andaluza. El partido supuso por entonces el segundo encuentro de Víctor Sánchez del Amo como local al frente del Betis. El técnico lograba de esta manera cuatro de los seis puntos posibles en sus dos choques en casa tras el empate del partido.

Partido lluvioso lleno de goles

El encuentro que midió las fuerzas andaluzas con las gallegas terminó con reparto de puntos, donde el luminoso reflejó un 3-3 final. En medio de la borrasca bética la lluvia hacía presencia en la ciudad sevillana. El Benito Villamarín seguiría juzgando a Víctor Sánchez del Amo en su segundo partido en casa. 

Iago Aspas fue quien golpeó primero al aprovechar un tremendo despiste defensivo de la zaga bética y cazar un tiro de Wass que se marchaba desviado. Antes del descanso, Rubén Castro iba a igualar el duelo desde los once metros tras resolver un penalti cometido por Fontás sobre Petros donde el central estuvo muy torpe al frenar al brasileño.

En la segunda mitad, fue Tonny Sanabria el que iba a perforar la meta del Celta tras aprovechar una gran asistencia de Rubén Castro, que dejó al paraguayo a placer ante el arquero vigués, al que recortó antes de definir. Pezzella, a balón parado, iba a dar esperanzas a la afición local, remontando así el partido. Roncaglia, también a la salida de un saque de esquina, igualó el partido a falta de seis minutos para el final.

Un partido loco donde el Betis sacó su mayor arrojo para remontar una batalla que comenzó perdiendo por el gol de Iago Aspas, aunque después vio como el Celta se lo empataba en los instantes finales. En Balaídos la cosa puede ser bien distinta. Ambos clubes vienen de ganar sus respectivos partidos y un choque frenético como el de la ida podría no ser la mejor opción para dos planteles que solo piensan en terminar la temporada cuesta arriba.

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Sobre el autor
Adrián Soria
Coordinador de Fútbol Internacional. Fútbol en la tinta del bolígrafo.