Diecisiete goles anotados por un lado, diecisiete encajados por el otro. El Real Betis de Setién ha disputado las primeras ocho jornadas de La Liga Santander, y ha mostrado al mundo entero de lo que es capaz. Jugar al fútbol de posesión, fluir los jugadores con libertad por el terreno de juego, buscar espacios con pases entre líneas, anotar goles tras jugadas muy elaboradas... Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.

Sin ir más lejos, hay que destacar que de los diecisiete goles encajados hasta el momento, cuatro han sido por culpa de no defender correctamente los saques de esquina. Uno contra el Celta de Vigo, uno contra la Real Sociedad en Anoeta y dos más recibidos el pasado domingo, ante el Valencia CF. Lo peor es que desde que se encajó el primero hasta el último, no se han notado ningún tipo de mejoría en este tipo de defensa.

El partido del Celta fue la inauguración del Villamarín con su nuevo y flamante Gol Sur. Miles de béticos esperaron ansiosos hasta ese momento y, cuando llegó, desgarraron su garganta para alentar a su equipo. Sin embargo, muy pronto llegó el jarro de agua fría. Y es que en el minuto 9, un córner botado por Daniel Wass llegó a la cabeza, directamente, de Maxi Gómez, quien se hallaba totalmente solo en el área verdiblanca.

Hace tres semanas, fue la Real Sociedad la que se aprovechó del caos defensivo del Betis para poner el 4-4 definitivo en el marcador, después de que los verdiblancos se pusieran por delante en el marcador después de muchos cambios en el mismo. Esta vez, Diego Llorente se zafó con facilidad de la defensa de Mandi y, de nuevo, se posicionó solo, sin nadie que le defendiera, rematando así a placer hacia la meta visitante.

Por último, en la octava jornada, llegaba a Heliópolis el Valencia de Marcelino. Con mucho poderío físico, se plantó allí con ganas de salir victorioso, y así lo demostró. El primer gol a balón parado fue obra de Kondogbia, quien estaba siendo marcado, misteriosamente, por Fabián. El canterano no saltó y permitió el remate del che con suma facilidad. En segunda instancia, fue Rodrigo el que, con Narváez pegado a él, materializó el cuarto gol encajado por el Betis a balón parado. Este canterano tampoco saltó, y permitió al valencianista anotar otro gol.

Todo esto no hace más que indicar que, a pesar de ser arriesgada la apuesta que Setién hace partido tras partido con su estilo de juego, no es la mala salida de balón —cuando se produce— lo que más desentona en el equipo, sino que es una clara falta de trabajo en el aspecto defensivo cuando a balón parado se refiere, algo que sin duda deberá ser entrenado a conciencia para mejorar a lo largo del tiempo y poder sellar en más ocasiones la portería verdiblanca.