No ha sido un camino fácil para Sergio León, y ha tenido que pasar muchos años a la sombra de los focos para poder ser aclamado en el Villamarín, pero tras la llamada del Betis en junio, el delantero de Palma del Río está llamado a ser la punta de lanza del Real Betis Balompié durante muchos años. Sin embargo, hoy vamos a ceñirnos en resumir cómo ha sido el 2017 de Sergio León, que en pocas y simples palabras, se podría resumir como el mejor año de toda su carrera en el fútbol profesional.

La única luz en un equipo de sombras

Sergio León comenzaba el 2017 en las filas del Osasuna, un equipo en el que, a lo largo de sus 36 partidos de rojillo, conseguiría anotar diez goles y dar dos asistencias en toda la temporada. Con la poca ayuda en bandas y mediocentro por parte de sus compañeros, Sergio León tiró el año pasado de la técnica, que le sobra, para inventarse goles que pudieran mantener al Osasuna en la lucha por evitar el descenso. Su media vuelta y agilidad al encarar a los defensas aportó la mayoría de los puntos que consiguieron sumar los navarros la temporada pasada. Sin ir más lejos, hace un año, los rumores del mercado invernal ya sugerían guiños entre Sergio León y el Betis, halagos comunes de ambas partes incluidos. Concluida la temporada y con el Osasuna descendido, hubo vía libre para la negociación de ambas partes y el delantero de Palma del Río se convirtió en el primer fichaje bético del verano de 2017, por un merecido valor de 2,50 millones de euros.

La presión le ha pesado en ocasiones

Estar de vuelta en la que uno considera su casa de toda la vida siempre resulta reconfortante y acogedor, además de que el jugador podía estar con su familia y los suyos con una diferencia de menos de una hora en coche, lo que ha facilitado la comodidad del jugador. Sin embargo, ya en sus primeros días con la entidad las cosas ya empezaban a dar una señal de lo que iba a ser su nueva estancia en Heliópolis. Si bien en su primerísimo debut con la verdiblanca era un joven muy prometedor al que se le permitían ciertos errores y algún que otro fallo de cara a portería, ya se pudo ver en pretemporada todo lo contrario; la falta de buenos resultados ante equipos teóricamente inferiores, se le pedía más gol a Sergio León, y no tardó en responder con chicharros ante Benfica o Stuttgart.

La situación llegaba en un panorama de dudas al comienzo del curso, y más acentuadas tras el partido en Barcelona, donde no tocó bola más que para un fallido quiebro a Mascherano. Todo cambiaría con el primer partido en casa, donde anotó su primer gol en esta segunda etapa, abriendo la lata para el Betis en el marcador. Desde entonces, incluido ese gol, ha podido anotar cinco goles en Liga, el último en el partido contra el Málaga CF que a la postre arrebataría los tres puntos al equipo boquerón. En Copa consiguió anotar dos goles al Cádiz, pero de poco sirvieron, pues la debacle de la vuelta acabó con la eliminación del Betis.

Con siete dianas cierra el año Sergio León con el Betis, lo que implica una buena cifra y sobre todo un gran registro que da esperanzas a la grada bética de cara a la era post Rubén Castro, que ya se antoja más cerca que lejos. Sin embargo, hay ciertos aspectos de su juego que debe mejorar pues preocupan de cara a las malas rachas, como ha sido el caso en el último mes y medio para el Betis. Hablamos de su juego cuando el partido no se desarrolla por las bandas, pues cuando no es capaz de encontrar a los extremos, Sergio se desvanece del partido y pasa gran parte del encuentro sin tocar balón. Prueba de ello es el mes y medio que cerró sin marcar entre el encuentro de ida con el Cádiz CF y en Málaga, donde no fue capaz de anotar gol. Un mes y medio que el Betis no puede permitirse con Sanabria en la enfermería y con Rubén Castro fuera del equipo. El equipo acabó acusando esa mala racha, y muchos puntos que a priori eran fáciles, se acabaron escapando. En resumidas cuentas, se puede resumir como el propósito de año nuevo para Sergio, mostrarse más participativo ante la adversidad y la escasez en el juego por las bandas.

Para concluir, y a modo de reflexión final, Sergio León ha tenido el que probablemente pueda definir como mejor año de su carrera deportiva, y prueba de ello son sus cifras anotadoras, impresionantes. Es una verdadera lástima que no fuera premiado con la llamada de la selección, pues a principios de temporada la mereció. Por desgracia, no ha sido así y le toca trabajar duro si quiere aparecer de nuevo en los pensamientos de Lopetegui. A pesar de la crítica final, Sergio es un gran futbolista y está llamado a ser el próximo gran ídolo bético, pero ya está en el siguiente nivel, y debe ser consecuente, y jugar no al nivel estándar de un delantero del Real Betis, sino como uno de los mejores delanteros de la historia del Betis; tiene aptitudes para serlo.

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Sobre el autor
Manuel Verdugo Manzanares
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