Nadie nos quita la esperanza ni las ganas de soñar. Eso es lo que deben pensar los aficionados cadistas, que vieron cómo su equipo volteaba el electrónico y lograba tres puntos que les permiten seguir una jornada más en zona de promoción. Dos tantos de Dani Güiza en los compases finales del duelo neutralizaron el gol de Armando y desataron la locura en un equipo que cree, ilusiona y, sobre todo, sueña. Porque la entrada en este 2017 ha sido inmejorable, siguiendo la tendencia mostrada en el tramo final de un año inolvidable.

Con un efectivo menos durante más de una hora, el Elche, sintiendo el anhelo del público en la nunca en cada acción, lo intentó todo en una segunda mitad cruel, donde la suerte le fue esquiva y donde terminó entregando la cuchara en el último suspiro cuando parecía que los dos equipos daban por buenas las tablas. Un inoportuno resbalón del último zaguero ilicitano y una precisa definición de un histórico de nuestro fútbol como Dani Güiza echaron por tierra el gran trabajo para forzar el empate cuando restaban algo menos de cinco minutos para el desenlace del encuentro.

El guion esperado

El inicio de partido nos presentó a un Cádiz sereno y reposado que esperaba agazapado, bien posicionado en un 4-2-3-1, observando y analizando a su rival, un Elche que convertió el balón en una extensión de las piernas de sus futbolistas. Aguardando al momento oportuno para saltarse el guion y plantarse rápidamente en las proximidades del área rival aprovechando a un vertiginoso Álvaro García y a un siempre intimidante Ortuño. La primera situación clara de gol apenas tardó unos segundos, en botas del ex del Granada, que le ganó la partida a su par y le obligó a cometer una infracción en una zona realmente peligrosa. Y el de Yecla no dudó en cargarse la responsabilidad, pero su duro remate terminó marchándose por encima del travesaño. Suya sería también la siguiente, otra vez iniciado desde el sector zurdo por Álvaro García, que completó un partido excelso, siendo un incordio constante en el entramado defensivo del Elche, mostrando una versión electrizante y dinámica. Aun así, su disparo -forzado- final dentro del área pequeña terminó mansamente en las manos de Juan Carlos.

El Elche siempre trató de ser protagonista con el balón

Parecía que los la Tacita de Plata tenían interiorizado su plan de juego, como también el Elche, no sin dificultades para acercarse con claridad. Y entonces llegó lo que nadie esperaba: un tanto de Pelayo gracias a una gran acción individual que abría el electrónico cuando todavía no se había cumplido el primer cuarto de hora. Un jarro de agua fría. Con Álvaro Cervera observando a sus pupilos desde la grada y coordinando el partido a través de un walkie talkie, los amarillos fueron fieles a sus ideas, conocedores de que era el camino correcto para darle la vuelta. Entonces volvió a aparecer el que es ya un habitual, el que no entiende de vacaciones navideñas. Ortuño, pasando inadvertido entre la multitud de jugadores que inundaban el área, irrumpió a un centro medido de Álvaro García desde el costado diestro a la salida de un córner. Se elevó por encima de todos y de todo y envió el balón al fondo de la red antes de llegar a la primera media hora de juego. De nuevo volvía a ser el artífice del primer tanto cadista, como ha hecho otras nueve veces este curso. De esta forma, los amarillos volvían a meterse en el partido, y lo hacían en un contexto mucho más propicio para creer en los tres puntos: Correa, en un inicio de partido calamitoso, vio la segunda amarilla cerca del ecuador del primer tiempo tras zancadillear inocentemente a un todopoderoso Ortuño a la salida de un contragolpe.

Güiza y Álvaro García celebrando un tanto | Foto: Pedro Ortega - VAVEL
Güiza y Álvaro García, hombres clave en la victoria en el Manuel Martínez Valero | Foto: Pedro Ortega - VAVEL

Con el paso de los minutos, la inferioridad numérica empezó a hacer mella en el combinado ilicitano, que, poco a poco, iba perdiendo su monopolio con el balón. Ante esta nueva situación, a los de Álvaro Cervera no les asustaba precisamente llevar la iniciativa, dándole siempre importancia a las bandas. Sin embargo, no terminaban de generar el peligro que sí lograban saliendo a través de un fútbol más directo, aprovechando los errores del Elche en los metros finales. Sin apenas aproximaciones claras para ninguno de los dos rivales, el colegiado marcó el camino a vestuarios, donde se ambos se tomarían un respiro antes de librar una batalla que se presumía emocionante para los intereses gaditanos. 

Electrizante reanudación

Poco o nada tendrían que ver el primer tiempo y el segundo. Sin complejos de ningún tipo, los locales nunca dejaron de mirar hacia arriba y buscar la portería de Cifuentes. Confiando sus opciones a un Nino y un Hervías que provocaron algún que otro sobresalto en los corazones de sus aficionados, los ilicitanos lo intentaron de todas las formas posibles, pero ese punto de fortuna tan necesario en estas situaciones le dio la espalda. Algo que sí que sonrió a un Cádiz que estuvo durante las cuerdas durante gran parte del mismo. Con Eddy y sin Garrido, los de Álvaro Cervera perdieron la solidez defensiva y la estabilidad que mostraron en los primeros cuarenta y cinco minutos, permitiendo llegar al Elche con facilidad a las proximidades del área. Este reajuste táctico convirtió el partido en un correcalles, sin control alguno. Las réplicas entre unos y otros se fueron sucediendo convirtiendo el césped en un ring que deparó un duelo intenso, trepidante e imprevisible.

Apenas necesitó unos minutos Hervías para poner a prueba la solvencia de un Cifuentes, que volvió a convertirse en el baluarte de los suyos bajo palos. Por su parte, Dorca estuvo muy cerca de volver a poner al Eche por delante cuando nos acercábamos a la hora de juego, pero su disparo dentro del área terminó marchándose por encima del marco. Tampoco lo lograría Nino con un ajustado disparo que terminó desbaratando Cifuentes con una gran estirada unos instantes después. El ex de Osasuna volvería a ser protagonista en una doble acción -la más clara hasta entonces- en la que entre el propio Cifuentes y Sankaré, que volvió a formar junto a Aridane en el centro de la zaga, se encargaron de abortar. El partido poco a poco se iba encaminando a su final con todo el pescado por vender, donde nadie podía imaginar qué desenlace tendría; y así sucedió. Dani Güiza, que entró para disputar la última media hora por un desaparecido Nico Hidalgo, aprovechó un preciso pase filtrado de Abdullah para armar la pierna ante la salida de Juan Carlos y provocar el éxtasis en el banquillo visitante, que veían cómo los suyos conseguían adelantarse pese a no jugar a buen nivel durante gran parte del partido. Pero la alegría no duró más de tres minutos, tiempo exacto que necesitó Armando para hacer la igualada rematando a placer un centro lateral que devolvía el empate al electrónico

Dani Güiza, clave en la victoria del Cádiz | Foto: Pedro Ortega - VAVEL
Dani Güiza, goleador por partida doble | Foto: Pedro Ortega - VAVEL

El cartero siempre llama dos veces

Parecía que ambos conjuntos habían pactado el alto fuego, pues daban por bueno un empate que les permitía seguir en la zona alta de la tabla, y, visto lo visto, el segundo tanto del Elche hacía justicia. Pero entonces el actor inesperado del partido volvió a demostrar que siempre tiene la caña a punto: aprovechó un resbalón de un zaguero ilicitano para definir con la sangre fría de quien se ha visto envuelto en estas situaciones en alguna que otra ocasión. En el ojo del huracán desde su llegada por su pasado, el de Jerez de la Frontera demostró que mantiene una relación especial con las tierras alicantinas -marcó el tanto decisivo en el José Rico Pérez también- y le dio los tres puntos a un Cádiz que no cesa en su empeño por seguir soñando despierto.