Se presentaban ambos equipos en El Molinón para dar fin a la jornada 15 de la Liga 1|2|3. El Sporting partía con un 4-3-3, con Carmona y Moi Gómez acompañando a Bergantiños en el centro del campo; dejando las bandas a Rubén García y M. Santos, mientras que en la punta de ataque volvía Scepovic. Por parte del Cádiz, repetía la alineación con la que se enfrentó al Reus, con la única excepción de Villanueva por Kecojevic.

Gran oportunidad para ambos clubes

Un partido en el que ambos buscarían la victoria desde el principio. Los locales querían escalar en la clasificación y asentarse en los play-off de ascenso, y los visitantes dar caza al propio Sporting, quien se encontraba a tres puntos de los amarillos. Y aunque no lo pareciera, los que más urgencias tenían eran los de Gijón, pues habían conseguido solo un punto de los últimos seis posibles. Los de la Tacita de plata representaban la otra cara de la moneda, ya que de los esos seis puntos, habían hecho pleno.

Salía el Cádiz con ambición y sin complejos al césped del Molinón. No con grandes acercamientos pero sí con el manejo del balón, aspecto llamativo en el equipo amarillo, que siempre cede la posesión del esférico al cuadro rival.

La primera oportunidad fue para los gaditanos. Una gran carrera de Salvi, que dejó atrás a su contrincante, dio lugar a un buen pase a Carrillo, y este remató flojo de tacón a las manos del portero.

En el minuto 16, el cuadro de Cervera sufrió el primer percance del encuentro. Carpio se retiraba del partido debido a un mal apoyo de su pierna derecha después de un salto, que hizo que se lesionara. Su sustituto fue el argentino Marcos Mauro, que ocupó la posición de central y desplazó a Servando al lateral diestro. El capitán cadista daría toda una lección de versatilidad y eficiencia.

Carpio, sustituido por lesión | Foto: LaLiga

Golpeaba primero el Cádiz

La mejor ocasión para los visitantes llegaría a los 20 minutos. Un buen centro de Servando, lo dejaba Salvi con el pecho a Carrillo, que fusilaba a Mariño. Sin embargo su disparo fue rechazado por un defensor sportingista. En el saque de ese mismo córner, José Mari ponía un balón excepcional para que Garrido, sin apenas oposición, rematara a las mallas. Segundo gol de saque de esquina en dos jornadas para el Cádiz, que celebraba el tanto con una gran piña.

Tras el gol cadista, Santos reaccionó para los locales con un disparo que Cifuentes repelió y el propio Santos lo volvió a rematar, esta vez fuera. A los 39 minutos, el Sporting tuvo otra buena ocasión para empatar el encuentro. Un centro desde la izquierda era rematado Stefan Scepovic, pero Cifuentes lo detenía con una gran estirada.

Un breve descanso para aclarar las ideas

La segunda mitad comenzaba con los asturianos amenazando la meta defendida por el meta manchego. Una serie de acercamientos, que no llegarían a concretarse, pondrían en aprietos al Cádiz, que consiguió mantener el tipo.

A los 54 minutos, Paco Herrera efectuó su primera permuta. Salía Rubén García y entraba Carlos Castro. Un cambio ofensivo, que demostraba cristalinas sus intenciones.

Enmudeció El Molinón

Pero con todo y con eso, el que golpearía de nuevo sería el Cádiz. En el enésimo balón largo en carrera a Salvi, centraba este al área y Álvaro García remataba al primer toque cual delantero centro.

Salvi, asistente en el segundo gol | Foto: LaLiga

Una alegría para los cadistas y un motivo más para que los aficionados gijoneses siguieran pitando a su equipo, que no mostraba su mejor cara desde hacía varias semanas.

Tras el tanto cadista, no hubo más acercamientos de peligro por parte local, y es que los blanquirrojos cayeron en un sinfín de errores y fallos, consecuencia de los nervios y de la situación.

Ya en el descuento, cuando el partido moría, un recién incorporado David Barral, hacía el tercero para los cadistas. El delantero isleño hizo gestos de perdón a la grada, que no se los reconoció, y sí hizo incrementar los decibelios en El Molinón.

Final muy desigual para los conjuntos combatientes, que se encuentran ahora empatados a 23 puntos. Los gijoneses se desesperan mientras los gaditanos, siguen creciendo.

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